Los 20 de Enero eran una tortura para mí, pero este año fue una tortura distinta; tenía que decidir entre darle el regalo de cumpleaños a Tad o no hacerlo, de todas formas debía levantarme todavía.
Luego de mirar fíjamente un punto exacto en el techo unos 20 minutos me levanté, limpié lo que había dejado Tad antes de lo que yo suponía era una maratón contra el vecino que hace atletismo y sale a correr todas las mañanas; la cual por supuesto ganaría Tad; preparé mi desayuno, lo consumí como todo un señorito inglés, solo por hacer ese chiste me reí solo una media hora.
Ya llegado al mediodía me duché, preparé mi bolso, me puse mis audífonos, seleccioné la playlist y partí en mi bicicleta hacia mi trabajo; está en el centro de la ciudad, es una bonita cafetería, yo soy mesero ahí y es muy divertido, por la gente que lo visita, es tranquilo y transmite unas impresionantes ganas de sentarse, relajarse, tomar un café y no levantarse mas de esos cómodos asientos, amo mi trabajo.
Llegué, me cambié, me puse mi delantal y comencé a pedir las órdenes, tal y como todos los días pero alguien llegó, Dan… Dan estaba pasando por la entrada, ese rubio platinado de día se veía mas brillante y sedoso, se sentó en una de las mesas y esperó a que tomaran su orden, fui yo, solo por curiosidad de saber porqué estaba aquí si nunca lo había visto venir.
— ¿Dan?
— Ah, Joe— ya veo.
— ¿Qué tal todo?— me acomodaba el delantal así que aun no le miraba.
— Todo va bastante bien...— su voz tenía algo raro—. Creo que ahora me es difícil no intentar...— se travó— charlar con los clientes.
— Oh, jaja— reí incómodo—. Y ¿qué vas a ordenar?— saqué mi libreta y lapiz.
— Ahm... Solo quiero un café, una medialuna...
— Ajá...— seguí anotando.
— Y ese traserito tuyo sobre este paquete...— lo miré... estaba borracho... sus ojos brillosos y algo rojizos, algo desaliñado y se tambaleaba un poco.
— ...
— ...— en ese momento noté la soledad en la que estábamos ya que todos los clientes de la segunda hora aun no llegaban y mi único compañero en ese momento estaba en el baño.
— Dan— apenas me dejó reaccionar; se levantó bruzacamente y me rodeó con sus brazos, posando sus manos en mi trasero... estaba tan cerca que podía sentir su erección; su aliento ya no era a menta, ahora era a alcohol y tabaco.
— ¿Qué?— dijo trantando de intimidarme con su voz grave y profunda.
— Sale...
— ¿O qué?— Oh, error tratar de intimidarme, puto imbécil.
Tomé su cuello, lo empujé hacia atrás y se chocó contra una mesa; lo acosté encima de esta aun con mi mano en su cuello, su pierna estaba levantada, yo puse mi rodilla bajo esta, me acerqué a su rostro y le dije.
— Mírame a la cara y nunca te olvides de esto— ya no había rastro de confianza en su cara, y en la mía había seriedad pura—. Nunca, jamás se te ocurra volver a tratar de intimidarme, rubio grandulón, no voy a dejar que te sientas superior a mí— sus ojos como platos, sus mejillas rojizas y su boca entre abierta que deseaba respirar pero a la vez no quería que me separase de él, se encontraba sumido en el poderío de alguien más por primera vez... y le gustaba—. Vete a casa, dúchate y toma una siesta, imbécil.
Me alejé de él, acomodé mi delantal y me dirigí hacia la cocina; no me giré a ver pero escuché el tintineo de la campana de la puerta y ningún paso hacia adentro de la cafetería. Luego de eso me comporté como si nada hubiera pasado, tan normal, sonriente y responsable como siempre.
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Don't stop_
Short StoryJoe es un chico solitario de 19 años que hasta hace dos años vivía solo en un apartamento, y ahora se encontrará con dos personas problemáticas. Odio, celos, rencor... ↝No se admiten copias de esta historia↜