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Días pasaron hasta que volvió a ver a Kai, días en los que lo extrañó exageradamente. Extrañaba la forma en la que lo miraba, cómo le sonreía y lo mimaba sin razón. Kai era la dulzura personificada.
Y a BaekHyun le encantaba.
Cuando se vieron nuevamente BaekHyun llevaba aquel abrigo negro calentito que siempre se ponía cuando el frío llegaba y tenía que salir, ese en el que Kai solía meter las manos para así calentarlas. En cuanto lo vio se apresuró, estaba parado enfrente del centro comercial entre unas cuantas personas más, de momentos ocultaba su nariz en su chaqueta y miraba a todos lados. BaekHyun sonrió otra vez, se sentía agradable sonreír y Kai poco a poco se convirtió en la persona por quien más lo había hecho. Cuando Kai lo vio comenzó a acercarse hasta él y le extendió los brazos recibiéndolo en un corto pero dulce abrazo que BaekHyun disfrutó todo lo que pudo, después de eso se dirigieron al centro comercial y pasearon por ahí todo el día. Hacía tanto tiempo que BaekHyun no iba a ese lugar y mucho más sin Kai.
El moreno se encargó de comprar todo lo que BaekHyun quiso, aunque éste no lo pidiera. Haría todo lo que estuviese en sus posibilidades para verlo sonreír el mayor tiempo posible, estaba dispuesto a hacerlo feliz.
