2. Cosas Hermosas

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Casualidades 

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Cosas hermosas

-Oye... hey! 

-¿Qué es? -gruñó ella

-"Quién es", querrás decir - era una voz masculina, no sonaba muy bien en ese momento, no para el humor que tenía. Era imperdonable que la despertaran y le hablaran de forma tan petulante

-Muy bien, ¿quién es? - Abrió los ojos mientras se levantaba, estaba recostada en su maletín y aun seguía en aquel callejón. Alzó la mirada un poco, frente a ella estaba un hombre joven agachado a su altura, no debía tener más de veinticinco años, no lo veía muy bien en la oscuridad pero notaba una medio sonrisa en su rostro.

-Pensé que eras un cadaver o algo así, ¿te pasó algo? ¿estás herida?

-No, estaba durmiendo plácidamente hasta que a "alguien" le dio por sacarme de mis sueños - le daría una patada si no fuera porque había aprendido a comportarse un poco con el paso del tiempo, pero el mal genio era inevitable.

-Permíteme ayudarte - se levantó y le tendió una mano. Ella tranquilamente lo ignoró mientras se colocaba sus botas de nuevo, no tenía tanto frío para haber estado tanto tiempo descalza y con falda, aunque larga pero de tela muy fresca. Al fin terminó de atárselas y tomó su mano, su agarre era firme, lo que le llamó la atención y mejoraba la mala primera impresión que había tenido - ¿dónde vives? Te puedo acompañar, si gustas

-Aun no sé dónde vivo - lo miró por unos segundos entrecerrando los ojos sin decir nada - pero puedes acompañarme a buscar, no tengo problema en que camines hasta el cansancio - tomó su maletín y comenzó a andar sin esperarlo lo que probocó una risa en él

-Que extraño es eso, ¿cómo que aun no sabes dónde vives? no tienes apariencia de ser una persona de la calle así qu...

-¿Y cómo se supone que debe vestir una "persona de la calle"? - lo interrumpió

-ah emm, con ropa vieja, desgastada y sucia... no lo sé... 

-¿Así que ese es el estereotipo? Que mal - alzó una ceja y él decidió callar

Continuaron caminando por un tiempo indeterminado, recorrían callejuelas y veían las extrañas figuras que se formaban en el suelo por las sombras de las edificaciones, los búhos ululaban desde las tinieblas y algunos lobos aullaban en las lejanas montañas.

-¿A dónde estamos yendo? - preguntó él al fin interrumpiendo sus cavilaciones

-A mi casa, por supuesto

-Y dónde es eso exactamente, porque llevamos horas caminando

-Ay ¿estas cansado? Porque ni yo misma se "exactamente" a dónde vamos - lo miró con ternura fingida - Entonces puedes quedarte aquí si quieres

-Únicamente estaba preguntando - alzó las manos en derrota - ¿No quisieras preguntar mi nombre o... - Dejó de hablar al ver que ella se detenía en seco y se quedaba estupefacta frente a una casa

-Oh vaya... - murmuró y aun mirando hacia el techo del lugar comenzó a caminar hacia la entrada principal de aquella enorme casa con ostentoso techo y ventanas.

Al pasar el portón, la vista cambiaba casi en su totalidad y la ilusión cambiaba automaticamente dejando frente a ellos un jardín que se extendía varios metros hasta la casa, tenía flores de todo tipo bordeándolo, arbustos con formas maravillosas, árboles tras la casa lo que indicaba que seguía incluso más allá, por el borde a un lado de las bellas flores vio algunos destellos dándose cuenta que era una especie de arroyo que corría hacia atrás de la casa que los invitaba a entrar con un sendero de piedras planas lo suficientemente amplio para que varias personas caminaran por allí hombro con hombro, era algo maravilloso de ver.

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2014 ⏰

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