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Mis rodillas caen al suelo y siento como la adrenalina se desliza entre mis venas. Unos pasos corren hacia mi rápidamente, seguido de sus manos en mi espalda. 

Su voz se escuchaba como al final de un túnel, mi mirada se mantenía en el suelo y trataba de pensar en una salida o algún medio para arreglar todo esto, pero no tengo nada. 

-Ross, Vamos amigo, háblame -me anima mi padre.

Mis ojos se fijan en su rostro, lleno de bondad y amabilidad sincera. Me dejo caer en sus brazos abiertos y este me recibe dándome un ligero apretón.

-No se que hacer, Papá -confieso- No tengo idea de que hacer.

-¿Quieres contarme para tener una idea? -sugiere.

Y no necesita insistir, ya que mi boca se abre como en busca de oxigeno. Le cuento todo, desde la primera vez que la vi y todo lo que hemos pasado. No estoy seguro de cuanto tiempo me llevo pero se que fue largo, el sol había avanzado poco a poco, pero se mantuvo concentrado durante toda mi explicación, hasta que e llegado a la parte de esta mañana, una vez e terminado, siento como mis hombros pierden peso y mis latidos se vuelven a estabilizar.

-Vaya... -suspira- No esta nada sencillo...

-Lo sé -consigo decir.

-¿Pero quien dijo que lo sería? -lo miro con el ceño fruncido- Ross... la vida es así, tienes que aprender a resolver los obstáculos, tu eres el único que puede arreglar todo esto. Nadie mas...

-¿Pero que se supone que debo hacer? 

-Haz lo que creas mejor, lo que te haga sentir bien y no escuches a nadie mas que tu mente y corazón... -sonríe- Son tus únicos aliados.


La Cafetería 2 || Cafe Helado. Ross.LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora