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Luego de 20 minutos de viaje por calles desconocidas con la única intención de perder de vista a los reporteros quienes nos seguían con urgencia, logramos perderlos en el camino, y ahora nos dirigimos a la casa de los Lynch.

Por una parte me siento aliviada de ser rescatada de toda esa gente, pero por el otro lado, estoy molesta, demasiado diría yo. El simple hecho de tener que lidiar a diario con esta gente, me tiene de los pelos de punta.

Todo se había convertido en caos, mi vida daría un giro muy diferente a como yo me lo hubiese imaginado.

En todo el camino, Rydel trata la manera de tranquilizarme, al mantener una conversación sobre cualquier tema que se le viniera a la mente. Pero yo no me siento capaz de escucharla del todo, mi mente juega un sin fin de teorías de las consecuencias que traería una maldita entrevista.

Me remuevo en mi asiento incomoda en el momento en que mis ojos capturan la casa de Ross a unos cuantos pasos. Suspiro molesta y exhausta.

-Ally - me habla Rydel - ¿Estas segura que quieres verlo? -me pregunta luego de analizar mi rostro.

-Creo que es lo mejor -me limito a decir.

El auto se estaciona y bajo de este antes que todos, coloco las manos en mis bolsas y me dirijo a la entrada principal. Al abrir la puerta, me encuentro una pequeña reunión en la sala, donde se encontraba Mark, Riker, Ross y dos señores con un traje que apostaría que vale mas que mi casa. Todos giran su rostro en mi dirección y me da la impresión de llegar en un pesimo momento.

Ross se limita a levantarse y camina en mi dirección, y de pronto me tiemblan las piernas de nuevo.

-Hola -dice simplemente en un hilo de voz.

-No hemos terminado la conversación -exclama un hombre moreno con gafas.

Pero a Ross no parece importarle, y me da el paso para dirigirme a su habitación. Una vez dentro, cierra la puerta y se gira con cautela.

-Ally -comienza.

-¿Tienes idea del daño que me has hecho? -le digo sin más. 

Luego de pronunciar aquellas palabras, siento como me desmorono lentamente y las lagrimas queman mi garganta.

-Vamos Ally, lamento eso, pero creí...

-¿Creíste que? ¿Que luego de decir eso, ibas a convencerme de regresar contigo? -no puedo evitar gritarlo al mismo tiempo que mi pecho sube y baja con rapidez.

Su rostro demuestra dolor y confusión a la vez. Claro que creía eso, era más que obvio.

-Estoy harta que tengas que meterte en mi vida, y hagas lo que quieras conmigo -digo al paso en que las lagrimas comienzan a rodar por mis mejillas - Tomas decisiones sin pensar en mi, sin pensar si me afectará o no. ¡Perdí la oportunidad de publicar mi libro, Ross! Mi más grande sueño se vino abajo por tus pensamientos egoístas. 

Y fue allí donde note el verdadero rostro de dolor de Ross Lynch. Su piel se había enrojecido y sus ojos se cristalizaron. Miraba de un lado a otro mientras presionaba su mandíbula. Mi respiración agitada provocaba aún más tensión en el ambiente. Me limito a negar y cubrir mi rostro.

-No puedo estar con una persona así -le digo mientras seco mis lagrimas.

-¿Entonces lo que yo hice, no importa? -pregunta entre dientes sin dirigirme la  mirada.

-Esa fue tu decisión, no la mía -le escupo.

Y sin más que decir, me aproximo nuevamente a la puerta, tomo la perilla y antes de abrir la puerta, lo miro de reojo.

-No quiero que vuelvas a buscarme -le digo y luego abro la puerta.

La Cafetería 2 || Cafe Helado. Ross.LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora