Volvió.

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Estaba en casa, echada en el sillón viendo una película en la tv, escucho unos pasos y al instante sé que se trataba de Freddy. Freddy es mi hermano mayor, el típico chico popular que dirige el equipo de fútbol y tiene miles de chicas detrás de él; se aprovecha de tener un cuerpo deseable, cabello rubio y ojos color mar, para creerse superior a cualquiera, eso es algo que detesto de él, su forma prepotente de trata ha todo el mundo, incluyéndome principalmente, como es tres años mayor se cree papá, y cómo ni mamá ni papá están normalmente en casa quiere aprovecharse de eso para darme órdenes.
-Que quieres?!- digo cuando lo escucho bajar.
Solo me preguntaba si prepararás la cena o tendré que comprar. -dice mientras se detiene.
-No quiero cocinar!, puedes comprar pizza ?hermanito... -respondo en un tono dulce, de verdad quería comer pizza en ese momento.
Si puedo, pero será mejor que dejes de perder el tiempo y desocupes el televisor. -responde mientras sube las escaleras.
-No me digas qué hacer!!- Grito yo, mientras él se aleja.
No responde, solo escucho la puerta sonar con fuerza y cuando alzo la vista ya no está.
Quedo echada en el sillón viendo mi película, no negaré que es muy mala, es esa típica película donde todos los enamorados son felices, de esas que no son nada reales.
Pasan como 10 minutos y escucho la puerta, me parece muy raro pues Freddy no había salido, decido ir a ver y escucho unos ruidos en la cocina, cuando llego era la persona que menos esperaba ver. André buscaba en la despensa un vaso, era tan extraño verlo después de tanto tiempo, estaba tan cambiado, parecía otra persona, pero después de tantos años seguía manteniendo su encanto.

André es el mejor amigo de Freddy, lo conozco desde que nací, sus padres trabajaban con los nuestros y un día la compañía los trasladó a España, yo tenía tan solo 10 años cuando dejé de verlo, pero a pesar del tiempo sigue mantenido esos detalles que me encantan, nunca en todo este tiempo había conocido un chico como él, su cabello castaño, sus ojos entre azul y miel, y esa maldita sonrisa son efectos adictivos para mí.

Había cambiado mucho, era lógico, pasaron 6 años, estaba mucho más alto, sus brazos eran delgados pero a la vez musculosos, su cabello estaba algo despeinado y sus mejillas seguían rosadas.
No sabía que decir, estaba inmóvil, quería abrazarlo pero a la vez solo salir corriendo.
Naty, como creciste!!- dice André cuando me ve entrar a la cocina.

--André que haces aquí?—es lo que sale de mi boca, todavía estaba tan consternada.
Sabes también me alegra verte—añade burlón mientras yo no puedo contenerme y salgo corriendo para abrazarlo.
No sabes cuánto quería verte- dice André mientras mis manos comienzan a sudar.. (quería verte) esas palabras me hacen sentir tantas cosas.

--Como entraste?—pregunto mientras lo suelto y me alejo unos cuantos pasos.
Hay algo que todavía no cambian, siguen escondiendo una llave en la palmera de afuera—añade mientras se ríe, con esa sonrisa, diablos esa sonrisa.
Lo recordabas? – pregunto sorprendida, él tenía 12 años cuando se fue.
Recuerdo muchas cosas Naty!! Pero dime donde encuentro un vaso que muero de sed- responde de inmediato.
Le doy algo de tomar y veo sus maletas junto al horno, maldición vino para quedarse!!

Una y mil veces Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora