2.OLIVIA

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15:00

Salgo del instituto como una bala, sin ni si quiera despedir a Tinker, ya que tengo menos de media hora para comer, prepararme e ir a casa de mis tíos. Hoy las clases han sido muy aburridas. Nos hemos dedicado a repasar todo lo que hemos dado esta semana, y me he pasado la mayor parte de las clases intentando convencer a Scott de que debemos hacer el trabajo poco a poco, y no todo el último día, como el trataba de hacerme ver que era lo correcto. Al final hemos quedado en que nos vamos a ver todos los miércoles para grabar un pequeño trozo de la película.

Cuando llego a mi casa (casi sin poder respirar) llamo al timbre y me abre mi madre, con un vestido rojo que le llega justo por encima de la rodilla, y que tiene en la parte superior una especie de diamantes (falsos, claramente) incrustados. Lleva también las llaves del coche en la mano derecha y un bolso colgado del hombro izquierdo.

Tan rápido como doy un paso hacia ella, me agarra del brazo y tira de mi hasta el jardín trasero, donde está aparcado su coche, un Fiat 500 en color blanco roto que está abollado por un lado gracias a un golpe que le dio un hombre al aparcar.

- Nos vamos ya a casa de tía Ayla y tío Maveric. Esta noche Ayla no estará, así que nos quedaremos a dormir.- Me espeta ella mientras de sube al coche emocionada. Desde que mi padre nos abandonó, mi madre tiene un romance extraño con su cuñado, y cuando Ayla no está, mi madre aprovevha para verle.

- Pero no me he cambiado y no tengo ropa para ponerme mañana para ir al instituto.- Me quejo. Ella omite mi comentario, arranca el coche y nos dirijimos hacia la casa de mis tíos.

Al llegar allí, Maveric nos tiene preparado un cocido. Era mi plato favorito de pequeña. Repetía dos veces cada vez que me lo ponían de comer. Ahora me dan náuseas. Entro en el cuarto de estar corriendo para impedir oler el tentador olor del cocido.Mi madre sabe que esto es una guerra perdida conmigo. Ni si quiera se molesta en pedirme que me siente en la mesa y coma un poco. Sabe que tengo un problema. Un problema muy grande. Pero también sabe que no puede hacerle nada. Lo tiene asumido.

Cuando ya han pasado dos horas, decido que tal vez debería salir hoy, que mi madre estará ocupada y no va a estar pendiente de mí todo el rato. Podría incluso emborracharme , pero eso hoy no está en mis planes, ya que la semana pasada bebí mas de lo que debía y me desmayé en mitad de la discoteca. La gente creyó que me había dado un coma etílico y llamaron a mi padre. Las dos horas de después de despertarme fueron las dos peores horas de mi vida. Me juré a mi misma que haría todo lo posible por no repetir eso.

Busco a Brittany en mis contactos, una amiga mía que puede coneguirme un DNI falso en menos de una hora. Cuando ecuentro su nombre marco el número de teléfono y la llamo. Al pasar unos segundos, una voz dulce responde con un suave "¿Dígame?"

-Hola Brittany, soy Olivia.

-¡Ah, hola Olivia! ¿Qué pasa?- Su tono de voz cambia drásicamente al darse cuenta de que la que la llama soy yo. Pasa de dulce a despreocupado.

- Verás, tenía pensado salir hoy y me preguntaba si vosotros habéis quedado para ir a alguna parte.

-Esto... Sí, hemos quedado todos para ir a la discoteca. Tengo tu DNI en mi cuarto, si quieres únete a nosotros. Avisaré a los chicos.

- Genial. Gracias.

-De nada, pero una cosa. Si vienes no te traigas a Asuna. Es un poco extraña y siempre que viene acaba jodiéndole la noche a alguien. Además, ese apodo que tiene, lo de Tinker, es raro. Nos raya muchísimo.

-Está bien.- Le respondo. No pretendía llevarme a Tinker, pero es mi mejor amiga y me duele que haya dicho eso. Nada más responderle cojo el teléfono y cuelgo la llamada. No me ha dicho a qué hora van a quedar, así que me dirijo hacia la habitación de Ayla y cojo lo más juvenil que tiene. Es un vestido muy pegado que a penas me tapa la mitad de los muslos. Me siento incómoda con él, pero el resto de ropa me haría parecer una cuarentona embarazada, y tampoco es plan ir con los vaqueros rotos y con la camisa de cuadros con la que fui al instituto. Le cojo también unos zapatos de tacón de color negro, a juego con el vestido, y me doy una capa de su maquillaje. No demasiado, ya que sería abusar. En cuanto al pelo, me  suelto el moño que tenía hecho y se me queda tan voluminoso que decido pasarme las planchas. Todo eso me lleva tan sólo media hora, y cuando acabo cojo mi móvil y salgo de casa con los zapatos en la mano, tratando de hacer el menor ruido posible para no despistar a mi madre, que está dándose el lote con Maveric. No es un trabajo muy difícil, y consigo salir de casa sin que nadie se de cuenta de que lo he hecho.

Veinticuatro horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora