Capítulo 6

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-Es un idiota- pensé molesta, ahora sí que lo estaba.

-Flashback-

— ¿Estás saliendo con Christian y también con él?— le pregunté amenazantemente a Allison, aunque era obvia la respuesta, ya que fuera del centro comercial intercambiaba saliva con un tipo que no era precisamente Christian.

—Yo… eh… Tini — su nerviosismo la delataba.

—Eres una basura— le dije con asco —Christian te quiere como no tienes una idea y tú le haces esto.

—Cállate, eres la menos indicada para hablar— se armó de valor —Muchas cosas se dicen sobre ti— me acerqué peligrosamente, ahora las ganas de arrancarle cabello por cabello eran innumerables. —Muchos dicen verte visto pasar por su cama— ella sabía bien que era más que falso.

—Di, escucha y habla lo que quieras— la señalé con mi dedo índice —Pero si te acercas a Christian va a ser para comentarle lo sucedido con ese idiota— moví mi cabeza para indicar al tipo que intimidado esperaba a un lado. —Si no, yo misma me encargo de ti— la miré fijamente —Sabes que no estoy jugando.

-Fin Flashback-

—Yo no soy la que está tirando quince años de amistad a la basura— dije segura mientras caminaba de regreso al baño.

Dejé caer mi ropa en el piso de la ya húmeda habitación para poder entrar a la regadera. Dejé que las gotas de agua se llevaran cualquier rastro de sudor y estrés de mi cuerpo. Estuve dentro por un buen rato, hasta que creí que ya era hora de salir.

Rodeé mi cuerpo con una toalla blanca para después anudar una en mi cabello y así lograr que se secara rápidamente.

Abrí el closet, pero giré mi mirada hacia el reloj que se encontraba en la mesa de noche. Las siete y diez. Aún tenía veinte minutos para llegar al partido.

— No necesito a Christian, no necesito a nadie— pensé orgullosa.

Volví mi mirada hacia el closet y saque la camiseta del equipo. Era de un color naranja con un par de líneas blancas. La giré para ver el gran número 17 ‘A. Harper’.

-Creo que no podrá usarla más- musité en mi interior al mismo tiempo que dejaba caer ésta al piso. Me puse algo cómodo, pero no tanto como para perder el estilo, unos entubados y una blusa un poco suelta, pero al mismo tiempo dejando ver mis perfectas curvas.

Ya vestida, acomodé mi cabello, lo dejé suelto dejando libres las no muy marcadas ondas en éste. Dejé mi flequillo recto.

El maquillaje, como siempre, ligero. Sólo que agregué un poco más de delineador negro. Ricé mis pestañas y me puse brillo labial. Miré el reloj, siete y veinticinco. -Wow. Tiempo récord-

Tomé mi bolso y bajé con ligeros brincos las escaleras, llegué a la cocina y les avisé a las de limpieza que saldría. De todos modos le dejaría un recado -como siempre- a mi madre, para avisarle que salí.

Ahora sí, tomé las llaves de mi auto y salí por la puerta principal. Caminé hacia afuera y me encontré con Christian, recargado en su auto. Miraba hacia el piso.

Ignoré su presencia y caminé hacia mi auto, que se encontraba hacia el lado contrario.

—Lo siento— escuché detrás de mí mientras abría la puerta de mi auto —No quise decir eso— mi estómago se estrujó al escucharlo. Era la persona que más apreciaba en el mundo. Era la única persona que me hacía sentir querida, apreciada. La única. Y que él me hablara de ese modo me había herido enormemente.

—Pero lo hiciste— volteé a verlo —Sabes lo importante que eres para mí y lo mucho que me duele que TÚ me digas algo así— no iba a derramar una sola lágrima.

—Enserio, Tini, discúlpame, es que ella en realidad me importa— su mirada me lo confirmaba.

—Y ya te lo dije, despreocúpate que yo en tu vida nunca más me meto…— subí al auto y cerré la puerta. Fugazmente lo encendí y partí.

Nunca me había molestado de este modo con él, como todos los ‘amigos’ habíamos tenido discusiones. Pero nunca al grado de hacerme llorar.

Llegué al estacionamiento del campo donde sería el partido. Moví el retrovisor para poder verme, saqué el maquillaje de mi bolso para desaparecer todo rastro de lágrimas. Volví a delinear mis ojos ya que se había corrido un poco. Ya lista, suspiré profundamente y bajé del auto.

Caminaba hacia la entrada, la fuerte música de la banda se escuchaba al igual que la mezcla de gritos. Entré y estaba completamente lleno. Seguro estaba por comenzar.

Miré hacia las gradas para lograr encontrar algún lugar, hasta que vi que un montón de chicos me hacían señas y me llamaban, los amigos de Christian.

Reí y subí las escaleras para llegar hacia donde estaban ellos.

—Smith ¿y Christian?— me preguntó Chad mientras se movían para hacerme un lugar.

—No lo sé— contesté como si nada.

— Iba a salir con la chica nueva, ¿no?— le dijo Jake, un simpático güero de ojos verdes.

—Ah, cierto— pareció recordar.

— ¿Hey, y tu camiseta del equipo?— preguntó el otro castaño tirando levemente del hombro de mi sudadera.

—Ryan, no fastidies— le dijo Jake y yo solo reí.

—Ya no la quiero— reí —Tal vez se la regale a Casy— todos soltaron una carcajada.

El partido estaba por comenzar, las porristas, lideradas por Casy, iniciaron con sus cantos de apoyo. Y en cuestión de minutos todo el equipo salió corriendo a la cancha.

— ¿Nuevo número?— pregunté — ¿Quién es el treinta y tres? — desde hace tres meses no me había perdido ni un solo juego y no recuerdo un treinta y tres.

—Es Tomlinson, recién entró al equipo— me informó Chad.

— ¿Tomlinson?— pregunté.

—Sí… Louis Tomlinson— confirmó —El tipo rudo ese— soltó una carcajada.

—Ah…

—Dicen que es muy buen jugador, que puede desbancar a… a Aaron— dijo algo inseguro de mencionar su nombre, solo reí.

—Ojalá y lo logre— dirigí mi mirada hacia el campo, donde todos estaban tomando sus posiciones.

Todos permanecían en ‘silencio’ ya que esperaban el inicio del partido, cuando se escuchó un chillante grito ‘¡Vamos Aaron!’ solté una carcajada y puse mis manos alrededor de mi boca para formar un altavoz con ésta y gritar lo más fuerte que pude ¡Sáquenlo!’.

Las fuertes carcajadas no se hicieron esperar, y yo sólo me volteé fingiendo estar hablando con Chad, ya que todos voltearon hacia nosotros, mientras que los cuatro intentábamos resistirnos las carcajadas.

Regresé mi mirada hacia la cancha y logré ver la fulminante mirada de Aaron, era más que obvio que se daría cuenta de quién había sido. De todos modos me da lo mismo.

Me, Myself & I (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora