• El jarrón de Beth •

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Los primeros días que Rick se quedó en casa de Morty, el castaño tuvo que comprarle varios juguetes porque solía echarse sobre los cojines,  rasgar las cortinas y mordisquear todo lo que le pareciera asquerosamente adorable.

Aún así, no podía enojarse con Rick. Cuando veía que rompía algo, miraba a su dueño con ojitos de Gato con Botas, echando sus orejitas azules hacia abajo y metiendo su cola entre las piernas. El muy bastardo sabía cómo convencerlo sólo con eso.

Por lo que, cuando apenas tuvo un poco de tiempo, fue a una tienda de mascotas y le compró varios juguetes, entre los que estaba un peluche enorme de pececito que adoró enseguida y llevaba a todas partes. El híbrido le puso Nemo, luego de ver juntos la película animada y lanzarse a la televisión para tratar de comerse a Marlin y Dory.

Luego de que Morty le entregase el peluche, lo primero que hizo fue empezar a morderlo por todas partes. 

El segundo juguete favorito de Rick era una caja.

Sí, la maldita caja donde llevaba todas las cosas que le había comprado. Apenas se desocupó, Rick se metió en su interior y cada vez que lo sacaba, volvía allí apresuradamente. Morty no sabía el por qué, pero luego de la décima vez que lo dejó afuera diciéndole que no se metiera allí, Rick la llevó a su habitación y se escondió dentro de ella.

El mayor no sabía qué tendría de interesante una caja, pero cuando se la quitó para echarla a la basura, Rick se puso a llorar descontroladamente, por lo que prefirió dejársela.

Y el tercer juguete que a Rick le gustaba usar era...bueno, no lo usaba él, sino que era un puntero láser con el que Morty apuntaba a una pared y el felino se ponía a perseguir el punto rojo de forma desesperada. Al castaño le gustaba ver cómo saltaba de un lado hacia el otro, subiéndose incluso sobre la mesa para atraparlo.

Sonaba malvado, Morty lo sabía, pero para él era divertido.

Aunque no lo fue el día que pasó a apuntar sobre el mueble del comedor, Rick se lanzó a atraparlo y, en su caída, botó al suelo el horrible jarrón que Beth le había regalado a Morty cuando se mudó solo.

El grito de horror del castaño se escuchó en todo el departamento.

Si bien el jarrón era feo, era un regalo de su madre, y tenía claro que ella se enojaría al saber que lo había roto.

— ¡EL JARRÓN! — gritó Morty mientras miraba la tierra en el suelo.

Rick se bajó del mueble rápidamente.

— ¡Mierda, mierda, mierda! — siguió gritando acercándose a la escena del crimen. — ¡Maldita sea, puta madre, señor bendito! 

Fue hacia la cocina, tomando la escoba y la pala para limpiar. En cuanto salió, no vio a Rick por ninguna parte.

Morty dejó las cosas en el suelo,  confundido.

Vio un pequeño rastro de tierra dirigirse hacia el cuarto del felino.

Luego de colocar la escoba y la pala a un lado, con un mal presentimiento en su estómago, caminó hacia la habitación ajena con tranquilidad, abriendo la puerta y asomándose en su interior. Rick no se veía allí tampoco.

Pero, apenas entró, lo notó escondido en su cajita, acurrucado hecho una bolita mientras temblaba.

— ¿Rick? - preguntó con suavidad.

Morty notó como se crispaba al oírlo, pero no se giró.

— L-Lo siento..— murmuró, y notó que estaba llorando por su noto de voz. — No..no f-fue a propósito...Por..por fa-favor..papi, no me pe-pegues...

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⏰ Last updated: Jan 14, 2018 ⏰

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Mi gato gruñón. |Rickorty - Adaptación|Where stories live. Discover now