Si son adivinos sabrán que todo fue un sueño.
Por más real que se vio en su mente, jamás sucedió, Myoui Mina no se atrevió a agarrar ni besar la mano de su amada.
Se paró frente al espejo de aquél baño solitario y se miró, tan perfecta y tan simple. Confiaba en sus encantos y sabría que sin mover un solo dedo la tendría comiendo de la palma de su mano, justo como lo había soñado.
Se postuo firme, con la mirada en alto y sin agallinarse camino hacia la puerta con paso firme. Miro a todos lados buscando un alma viviente en aquellos pasillos pero no encontró a nadie. Se paseo por todos lados hasta llegar a donde debía haber estado hace una media hora. La profesora la miro con el ceño fruncido y los brazos cruzados, había hecho que todos voltearan a mirarla, ¿como se atrevía a interrumpir su clase cuando ha llegado tan tarde?
-Nos vemos el lunes, chicos. -grito y espero a que todos salieran para hablar- Myoui, quisiera hablar con usted.
-¿es importante?
-No me gusta que interrumpan mi clase parásitos como usted. -y al lo lejos se escucho una risa que se burlaba de la situación a lo lejos, el cuello de Mina dio un giro de 350 grados al reconocer aquella risa. Se encontró con aquella hermosa sonrisa y no pudo evitar sonreír también.
-No me interesa. -y con eso se despidió, camino hacia Nayeon quien al notarla se dio la vuelta y camino a paso rápido-. Hey.
Saco su teléfono y montó una conversación con la nada para disimular mejor, pero al final la alcanzaron y tuvo que enfrentarla.
-Oh, hola. -hablo con los nervios de punta-. No escuche que me llamabas..
-ya te vas?
-si, mi padre vendra por mi..creo.
-Podria esperar a que te pasen a buscar. ¿Quieres ir por una malteada o algo de comer?
-Claro.. pero tú pagas. -y asi fue como dejo a Mina en banca rota.
De una malteada, a un almuerzo y de eso a un lápiz labial, makeup y unas cuantas prendas bastante caras. Pero a Mina no le importaba con tal de verla sonreír y saber que estaba más cerca de tenerla que nunca.
-¿Quieres salir mañana? Tal vez al parque o a... no sé, donde tú quieras. -Nayeon lo pensó, y después de buscarle un lado positivo al asunto asintió.
-¿A qué hora pasarás por mí? -puso sus codos en la mesa acercándose más a ella, sonrió de manera cute y sabía que eso derretia a la japonesa.
-en la tarde seguro.
-Bien, a las tres en punto en mi casa. -Mina sonrió boba, al igual que Nayeon al ver sus perfectos dientes.
-Me gusta mucho tu sonrisa. -comentó la japonesa.
-gracias, la heredé de mí misma. -dijo con orgullo- Lindos lunares.
Mina frunció el ceño, ¿Lunares? ¿No podía decir algo de sus labios o sus ojos? Qué fraude, y para eso gastó todo su dinero.
[...]
al día siguiente Nayeon se levantó lo más tarde posible, al saber que no tenía que ir a la universidad se sentía plenamente feliz. Su sonrisa se borró al ver la hora y recordar con quién tenía una cita.
Mientras que aquello pasaba Mina se arreglaba cantando y bailando . Había peinado su cabello más de tres veces, cada vez que terminaba se ponía a moverlo al ritmo de la música y tenía que peinarlo nuevamente. Otra vez la música se apoderó de ella y su cabello tomó la forma del de un troll.