~Cap. 4~

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Viernes por la noche significaba ir de fiesta con mi amigo, tomar hasta perder el conocimiento o cuando nuestra boca liberará todo lo comido. Y eso era exactamente lo que haríamos.

Al rededor de las 8pm, una vez que me encontré listo me dirigí hasta la casa del pelinaranja, llame a la puerta y no tuve que esperar siquiera un minuto cuando el ya había abierto dejándome verlo. Lo contemplé por completo a lo que él solo río, pero vamos yo era un asco a como el se veía en ese momento, su atuendo que consistía en unos jeans negros desgarrados una camisa y unas bonitas Kkk no se comparaban en nada a mi pantalones de mezclilla, tenis y una chaqueta negra.

-Quieres que te traiga un bote para la baba?-dijo en tono burlón metiéndose un suéter

-Muy gracioso-rodé los ojos y suspiré viendo como este salía y cerraba la puerta cuando salió.

-Bien! Es hora de ir a divertirnos!-me miro con una gran sonrisa tomándome del brazo para hacerme caminar, subir al auto después y así emprender el viaje hasta la gran casa en donde Jungkook y otro de nuestro amigos habían organizado el evento.

Cuando llegamos y nos adentramos a aquel hogar la música se coló por mis oídos. En el patio había una piscina lo bastante grande para que cientos de chicos y chicas estuvieran dentro de ella nadando sin ninguna preocupación. Algunos con trajes de baño, otros con ropa, tomaban con sus botellas de cerveza en mano, uno que otro casi estaba teniendo sexo ahí abajo.

-Hey... Park, Jung-dijo el dueño de la casa que se encontraba con solo unos pantalocillos que llegaban hasta sus pantorrillas. Llegando por detrás de nosotros nos tomó a ambos de los hombros con sus dos largos y fuertes brazos. Jimin solo hizo un movimiento de cabeza, estaba distraído viendo hacia el interior de aquel penthouse. Mentiria si dijiera que yo también no estaba hipnotizado por ese lugar, era bellísimo.

-Hola Nam-sonreí suavemente siendo sacudido segundos después mi cabello por una de las manos del moreno.

-Me alegra verlos aquí chicos-dio un apretón a nuestros cuerpos , tal vez algo fuerte porque sentí que mis huesos tronaron y los de mi amigo también. Antes de que pudiera decir algo más una chica de mediana estatura con ojos azules, atractiva, de cabello negro  hasta las caderas y un bikini color turquesa ceñido a su piel se acercaba hacia nosotros, escurrian gotas de agua sobre su cuerpo esbelto debido a que tal vez había acabado de salir de ese mar de personas. Sonrió al estar frente a nosotros acomodando uno de sus mechones tras su oreja y camino hacía la parte interior de la casa. Nam instantáneamente nos soltó, comenzando a andar tras ella.

-Si bebé, mueve ese lindo trasero-hablaba el peli grisáceo dándole una azote con la mano a  las pompis de esa chica para luego abrazarla por la cintura y voltearse a vernos- Hey chicos! Disfruten la fiesta!-grito con una sonrisa suave que dejaba admirar uno de sus hoyuelos en su mejilla para luego regalarnos un guiño tan peculiar de él. Mi amigo a mi lado y yo nos miramos soltando algunas carcajadas.

Luego de ver aquella escena tan, tan de Namjoon. Caminamos adentro tomando vasos desechables, una botella de tequila y un refresco también. Jimin quiso traer una bolsa de hielos, a lo que me negué ya que yo sería quién la cargaría, pero como siempre me terminó convenciendo. Tomamos lugar cada uno sobre dos de los camastros. Dejamos todo sobre la mesilla de madera que tenía una sombrilla grande justo en medio de esta.

Preparamos el primer trago y lo aventamos a nuestra boca como si fuese agua. Después de unos parpadeos más perdí la cuenta de mis tragos, ya no sentía las piernas pero me hayaba en la piscina. A lo lejos estaba el pelinaranja montado sobre los hombros de un chico, no tenía idea de quién era. Jugaban a las luchas con otro chico y una chica montado en este de la misma manera. Luego de una batalla épica, Jimin cayó al agua emergiendo como si fuese parte de algún comercial y como un relámpago nado hasta mi lado.

-Hobi... La pasas bien?-sonrió con sus mejillas coloradas debido al alcohol, al calor y gracias a estar en el agua más de tres horas. Suspiro mientras  recargaba la cabeza a mi pecho que ahora ya se hayaba sin algo que lo cubiera. -Yo si que me lo estoy pasando de maravilla-rio dándome un pequeño abrazo antes de apartarse y volver a sumergirse, alejándose nuevamente.

Yo mientras tanto, me hayaba perdido en el alcohol, permitiéndole apoderarse de mi cuerpo.

Hace algunos meses atrás había pensado seriamente dejar esto de las fiestas y encerrarme en mis propias cosas.  Quizá sería así si yo jamás hubiese conocido al qué ahora quiero como a un hermano. Le tengo tanto agradecimiento, me saco de mi maldita miseria y me hizo verle un poco de sentido a la vida. Para mi era algo como un ángel. Por eso, cuando lo ví tomando la mano de un chico que lo guiaba hacia las habitaciones y a el asentir tuve que intervenir. Cómo pude sali de la piscina, sentí que el mundo me dió vueltas, pero con un respiro logré controlarlo, metí mi cabeza por el cuello de la camiseta y me encamine hasta ellos jalando a Jimin para colocarlo tras de mí. Girandome hacia mi amigo, daba la espalda a ese sujeto, ignorandole por completo.

-Jimin. Creo que es hora de irnos, has tomado demasiado-susurre tomando su rostro entre mis manos, el apenas y podía abrir bien los ojos. Me separó de él. Empezó a decir cosas sin sentido, dando manotazos al aire que apenas me rozaban. Algo tiro de mi seguido de un puño impactandose contra mi rostro. Me mareé un poco, llenó de ira me abalanze sobre aquel tipo de cabello azulado. Dándole un golpe a su cara de chico perfecto. Unos golpes más bastaron para partirle el labio y hacer sangrar su nariz. Perdí la noción de cuántos le había dado ya, hasta que Jimin se agarró a mi cuerpo con fuerza sacándome del remolino de coraje y exaltación.

-Hoseok! Hoseok! Déjalo ya!- Gritaba  jalando de mi. Me puse de pie, lo tomé del cuello de su playera haciendo que caminara frente a mi hasta guiarlo fuera. En el trayecto tome nuestras sudaderas y me dispuse a colocarle la suya a mi amigo. Todo el camino a casa se mantuvo en silencio con la capucha puesta, cabizbajo y sus manos metidas a la bolsa frente a su estómago. Llegamos a su casa y estacione el carro frente a esta.

-Lo siento.-soltó de la nada deshaciendo nuestro incómodo silencio aún dentro del auto.

-Ya. No importa-Conteste restándole importancia-Vayamos adentro, tienes que darte un baño o vas a enfermarte-

-Tu también tienes que hacerlo-susurro iluminando apenas su rostro con un intento de sonrisa. Dicho eso salimos de vehículo entrando de nuevo a la vivienda.

Estando ya dentro, mi bello amigo me acorraló contra la barra de mármol atrapando mis labios con los suyos en un beso deseoso. Deslizó sus pequeñas manos por todo mi abdomen al tiempo que yo le cargaba de las piernas con mis brazos. El se apretó a mis caderas con sus muslos comenzando a restregarse suavemente. Ahogue un gemido. Se sentía muy bien, un ardor comenzó a abrirse espacio en mi abdomen bajo, mi pulso también se aceleró. Jimin recargo los brazos sobre mis hombros y atrayendome más a él adentro su lengua a mi boca, explorando como si de un submarino en el mar se tratase. Lo coloque de nuevo sobre sus pies y empuje su ligero cuerpo contra la pared dejando su espalda hacia mi para entrelazar nuestras manos y pegarle también los brazos contra la fría superficie. Dejaba mordidas en su cuello. Cuando mi bulto duro chocó sobre la tela de sus pantalones, jadeo empujando su trasero en busca de más contacto. Pero qué diablos estás haciendo? Me decía mi consciencia y pare quedándome estático, Jimin se dió media vuelta y sus ojos se encontraron con los míos, expresaban justamente como me sentía yo: idiota e impactado.

-Yo... Y-Yo tengo que ir.. a darme un baño- estaba colorado como un tomate, hablo tan rápido que apenas y le entendí. Iba a contestarle pero salió corriendo.

...

Duchados, oliendo a limpio por fin, decidimos que sería buena idea comer algo ya que no lo habíamos hecho en todo lo que duró nuestra pequeña aventura en esa loca fiesta. Agradecimos infinitamente que sus padres hayan dejado algo de cena para nosotros. Jimin estaba sentado a mi lado con sus piernas cruzadas y una pequeña frazada marrón sobre su cabeza que lo cubría todo, tenía un botecillo de helado de vainilla entre las manos que engullía en su boca con ayuda de una cuchara de metal. Nos mantuvimos en silencio absoluto prestando atención a la película que habíamos escogido para ver. En ningún momento volvimos a hablar de lo ocurrido.

Ahora que lo pensaba, Tae estaba en casa, habrá oído algo? Maldición.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2018 ⏰

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