Nos bajamos de la rueda de la fortuna y el miedo se había ido, Louis hacía comentarios graciosos y Kou lo secundaba mientras que Andy se limitaba a hacer caras extrañas y Santiago a sostener mi mano mientras que una sonrisa satisfactoria adornaba su rostro.
—Es hora de irnos Santiago, la feria esta por cerrar y el sol por salir.— habló Kou interrumpiendo las risas que compartíamos.
—Si no queda de otra.— exclamo notablemente desanimado.— Señorita, ¿me haría el honor de acompañarme?— inquirió ofreciéndome su mano.
—Encantada.— tomé su mano parándome a su lado.
—En ese caso, permíteme decirte en nombre de todos que fue un placer conocerte Andrea.— hablo Louis risueño.
—Lo mismo digo.— respondí sonriendo.
—Nos vemos luego.— se despidió Santiago tomando mi mano.
En silencio caminamos hasta la entrada, donde Santiago me llevó por una dirección diferente de la que habíamos seguido para llegar allí.
—Santiago, a dónde me llevas?— pregunté después de un rato con notable preocupación.
—Es una sorpresa.— habló cuando llegamos a un automóvil, caballerosamente el me abrió la puerta y me ayudo a subir, para luego dar la vuelta y subir el también.
En el camino a quién sabe dónde, Santiago me iba preguntando sobre como lo había pasado y demás, hasta que a saber cómo, él terminó contándome cosas sobre su infancia, como por ejemplo la vez en que persiguió un gato hasta el tejado de su casa, donde resbaló y quedó suspendido gracias a los resistentes tirantes que sostenían su pantalón, luego está la vez que se escapó de su casa por salir con Louis y Kou y terminó preso por vandalismo a la vía pública, pues habían incendiado un par de arboles y habían estado peleando, la risa que me invadió fue tanta que comenzó a dolerme el estómago.
—Y llegamos— habló finalmente cuando llegamos a las afueras de la ciudad, me ayudó a salir del automóvil.
—¿Qué hacemos aquí?— pregunté notablemente nerviosa.
—Pues, ha sido una velada realmente maravillosa y para terminar con esta increíble cita, pensé que debería mostrarte una última maravilla antes de que vayas a dormir.— me cubrió los ojos y me guío por un rocoso camino, por el cual caminaba dudosa de algún agujero o algún tropiezo.
—Tranquila, no te dejare caer.— susurró en mi oído provocándome un escalofrío general.
Al cabo de un momento, quito las manos de mis ojos dejándome ver lo mas hermoso que había visto en toda mi vida, estábamos en valle rodeado por montañas del norte, el sonido de la naturaleza era algo realmente increíble, el agua se veía pura y reflejaba los arreboles del cielo mientras que el sol tímidamente se mostraba ante todos anunciando un nuevo día.
—Es hermoso.— expresé anonadada.
—Realmente lo es.— respondió el viéndome, en un impulso lo atraje a mi y lo besé, sentí sus cálidos brazos rodeando mi cintura y acercándome más a el, acto seguido pidió permiso para profundizar el beso, entre abrí mis labios y comenzó una batalla donde el salió victorioso y como no, si yo era una novata, el sonrío contra mis labios para luego separarse de mi por falta de aire, cuando abrí mis ojos lo vi con las mejillas coloradas y los labios hinchados, me dio un casto beso y me guío hasta el automóvil de nuevo.
Me hubiera gustado quedarme ahi por siempre, pero era tarde y el debía estar igual o mas cansado que yo.
Al llegar a mi hogar el me ayudo a salir y me acompaño hasta el pórtico, donde se despidió de mi.
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En tiempos de guerra #PGP2018
Ficción históricaTras haber perdido a su familia por diferentes razones, Andrea consigue salir adelante por su cuenta, con un pensamiento diferente al que las mujeres de su época tienen, motivo por el que la rechazan, sin embargo eso no la afecta. Sus diferentes mo...