Lazo Repetitivo

Capitulo 3: El tatuaje

Despierto y lo primero que hago es dispensar agua de mi boca, tratando de recuperar mi aliento y regular mi respiración acelerada. Mi cabello y ropa están completamente mojados y alrededor de mi se encuentran tres paramédicos con expresiones de alivio. Tres paramédicos y el Sr.Yang.

– Les dije que volverían, ¿no? – me dice sonriente – Aunque su caso fue diferente seño...

– Sólo llámeme por mi nombre. Alyona. – lo volteo a ver por un instante y regreso mi mirada hacia la nada

– Alyona. Tu caso fue diferente en ésta primera sesión... Tardaste en despertar más que los demás... Mucho más

– ¿Por cuánto tiempo?

– Exactamente tardaste veinte minutos en despertar cuando debieron ser trece, ¿Hay algo que hayas recordado como para que hayas tomado tanto tiempo? ¿Algún recuerdo o tal vez visión?

– Verá, Señor Director Yang – digo recalcando mis últimas palabras – El caso aquí es que su estúpida terapia o lo que sea que haya sido no funcionó en mí y por usted casi no despierto y todo esto... ¡Fue en vano maldita sea! – mi pecho sube y baja agresivamente; quisiera decir que estoy tratando de controlarme pero la verdad es que es lo que menos quiero en estos momentos.

– Entiendo que estés enojada Alyona pero no fue en vano. Hemos tenido casos en los que las personas ocultan inconscientemente acontecimientos importantes y es aún más difícil hacer que los recuerden. Para tales casos se realizaría una sesión intensiva pero...

– ¿Pero? – interrumpo curiosa

– Pero no estás lista. Ni tú ni cualquiera en la mansión. – dice mientras toma mi mano entre las suyas y me mira – No te preocupes, lo peor ya pasó. – dice soltando del agarre de mi mano – Por cierto: tienes visita. – dice saliendo de la habitación

– Estás hecha un desastre – dice Shawn

– Ya lo era, incluso antes de conocerte – pongo mis ojos en blanco – ¿Te funcionó a ti?

Shawn se queda perplejo por unos segundos, paso mi mano enfrente de él para saber si me escuchó o puso atención.

– Shawn – chasqueo mis dedos enfrente de él e inmediatamente reacciona, parpadeando varias veces.

– Sí

– ¿Y piensas contarme o no?

– Si ni siquiera lo entiendo yo, ¿cómo lo harás tú?

– Intenta – trato de sonreírle pero estoy segura que lo único que mi cara mostró fue una mueca

– No importa – dice algo molesto, por lo tanto supongo que debo dejar de insistir y cambiar de tema – En fin, vine a traerte esto – saca una hoja rasgada del bolsillo de su chamarra y me la entrega. – Estaba en la cama de mi habitación y tiene las iniciales de tu nombre así que supuse que era tuya.

Leo lo poco que contiene el pedazo de hoja: ''Hon Sha Ze Sho Nen. El que lo porte es tu enemigo, cuida a Cat.''

– Tengo varias dudas: ¿Qué significa ''Hon...Sha...Ze...'' etcétera, etcétera, quién es Cat y porqué tendría enemigos?

– Shawn yo no puse esa nota en tu habitación, ni si quiera sé en dónde está.

– Pero tiene tus iniciales

Analizo una vez más la nota y me percato de algo.

– Se que no va a hacer sentido pero... esta es mi letra y no recuerdo haber escrito esto... – digo sin separar mi vista del papel rasgado.

– Si no era para mí el mensaje, ¿para quién? ¿es una amenaza?

– No lo sé pero no tiene sentido, no entiendo... Algo no cuadra.

– Tienes otra visita, Alyona – dice la enfermera ocasionando que de un pequenño brinco del susto y guarde rápidamente la nota en el bolsillo de mi pantalón. Por la puerta aún sostenida con la mano de la enfermera entra un chico alto, castaño y delgado.

– Hola, soy Itan Keith.

Frunzo el ceño ya que por alguna razón un recuerdo vago viene a mi mente. No puedo descifrarlo. <<¿Quién eres? ¿En dónde te he visto?>>

Imágenes de corta duración vienen a mi cabeza: un arco, una flecha, un corazón latiente negro, como si hubiera sido bañado en carbón y sangre y un tatuaje que en realidad no puedo describir. La siguiente imagen no es algo que yo esperaría: la cabeza de Cat golpeando duramente una pared gris, cayendo sin vida al suelo.

Esa no es la peor parte.

– Itan Keith... – repite, buscando entre nuestras miradas ser reconocido – Soy el hermano de Cat.

La peor parte es que ni siquiera se siente como un déjà vu, sino que estoy convencida de que algo en realidad pasó.