1st

296 22 1
                                    


Comencé a despertar y no de la mejor manera, mi cabeza dolía horrores y todo estaba muy oscuro. Mi vista comenzó a aclararse y empezar a examinar lo que había alrededor "¿En dónde estoy?" pensé tras no conocer el lugar en el que estaba, parecía ser una habitación; había pocos muebles y un par de burós a lado de la cama en la que estaba. Traté de incorporarme pero un ruido metálico y la obstrucción de mis acciones me indicaron que estaba atada a la cama, mis ojos se abrieron al par al ver en qué situación me encontraba, jaloneando sin tener éxito al querer deshacerme de aquellas cadenas. Tras varios intentos fallidos, el crujido de la puerta al abrirse me puso tensa, una figura masculina se adentraba a la oscura habitación y se acercaba a mí con pasos serenos, deteniéndose a unos pasos de la cama revelando su identidad.

- Al fin haz despertado. - Susurro con una voz suave y amable.

- ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué quieres de mí? - Pregunté de pronto, quería saber que haría conmigo, estaba muerta de miedo.

- Tranquila, no voy a hacerte daño, bonita. - Mencionó mientras avanzaba por un lado de la cama hasta llegar a mí y verlo con más claridad. - No si no me obligas a hacerlo. - Mi cuerpo tembló, y como absurdo modo de defensa coloqué mis piernas muy cerca de mi pecho. - ¿Tienes sed, bonita? - Atine sólo a negar con mi cabeza. - ¿Hambre? - Repetí el mismo movimiento, recibiendo un suspiro por parte de él. -

- Sólo quiero que me dejes ir, por favor. - Murmuré mientras que el chico sólo apretó sus manos y muy suevamente se sentó para estar casi al mismo nivel mío.

- Lo siento, bonita. Eso no lo puedo hacer. - Mis ojos comenzaban a picarme, mi angustia comenzaba a hacerse evidente. - Oh, no por favor, no llores. - Elevó una de sus manos tratando de alcanzar mi rostro, pero como acto de reflejo me alejé de él, estrellándome contra la cabecera de la cama. Las facciones del chico parecieron convertirse en aflicción y a la vez de enojo. - No voy a dejarte ir, no ahora que te tengo conmigo. Te prometo que no te faltará nada. - Dicho eso, se levantó para dejarme sola en aquel cuarto oscuro. Mis lágrimas no tardaron en derramarse y de mi boca dejar salir un gemido, ¿cómo es que había llegado hasta ahí? ¿Por qué ese tipo me había dicho aquello? ¿Qué tendrá planeado para mí? Joder, ese tipo seguro era un psicópata.

...

No sé en qué momento me había quedado dormida, no tenía idea si era de noche o de día, solo una pequeña lámpara alumbraba apenas, y una vez más escuchaba el chillido de la manija girar, sintiendo de nuevo una presencia acercándose. Por mi parte, me mantuve con los ojos cerrados, no quería verlo, pero el tacto en su hombro me tomó desprevenida y los abrí al par.

- Lo siento ¿te he despertado? - Me quedé muda observándolo, deslizando después mi atención en lo que traía en sus manos; era una charola con varios alimentos. - No haz comido desde ayer. - Con poco ánimo me re incorporo sobre la cama y observo lo que el hombre había traído.

- No tengo hambre. - Digo tajante.

- Tarde o temprano tendrás que comer. - Comentó mientras colocaba la charola sobre el buró, desplazando un poco la lámpara para darle suficiente espacio en donde colocarla.

- Tarde o temprano tendrás que dejarme ir. - No pareció gustarle mi comentario, ya que las venas de su cuello resaltaron un poco, girándome a ver ahora con una mirada de pocos amigos, congelándome al instante, no debería estar desafiándolo.

- Eso jamás. - "Jamás" el solo pensar en eso me hizo entrar en pánico.

- ¿¡Por qué no!? ¡Déjame ir! - Grité desesperadamente.

- ¡He dicho que no! - Contestó a lo alto, asustándome.

- ¿Por qué? ¿¡Qué te he hecho para que me tengas aquí!? ¿¡Por qué yo!? - El hombre inflaba su enorme pecho en grandes bocanadas, dibujando en su rostro facciones que no podía entender.

Atada a mi. [HETERO WONHO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora