Capítulo uno.

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Ya había pasado más de una hora que aquella chica se encontraba sentada en el asiento trasero del vehículo, demasiado tiempo como para empezar a creer que la raya de su trasero se comenzaba a eliminar por lo incómodo y el tiempo en que ya había estado en ese sitio. Las ruedas se detuvieron frente una casa grande, cuyo color la destacaba tanto, un color perla suave, un color que muy pocas casas solían tener debido a que no en todas podían combinar, pero sin duda esa era especial, las ventanas se encontraban con unos marcos color dorado dándole un toque y finalmente las dos puertas principales estaban hechas con un modelo antiguo pero a pesar de eso, se lograba ver hermosa.

Bajó del auto con lentitud, dirigiéndose hasta el maletero en donde sacó sus cosas y tan rápido pudo terminar de hacer su trabajo aquel taxi se puso en marcha olvidandose completamente que aquella mujer no había pagado aún pero al parecer el hombre ya se encontraba apurado y no habría manera de poder detenerlo porque claro, ella no tenía súper poderes para seguirlo a la misma velocidad con la que arrancó.

Sus manos cubiertas por el sudor debido al nerviosismo gracias a que la chica sabía que no solamente su hermano vivía en esa inmensa casa de lujo, también seis famosos chicos vivían en aquella propiedad. Si las personas no los conocieran dirían que son una familia o un grupo de amigos muy unidos porque las veces que TN logró ver a su hermano y a su grupo notó que eran demasiados unidos; algo que logró entristecerse un poco. Su hermano dejó la casa, el cariño, su calor, calidez, todo de él, le hacía mucha falta y le costó un largo tiempo poder llegar a decir que Su hermano había tomado su camino, fue a cumplir sus sueños sin importarle la opinión de sus padres y a buscar su propia felicidad. Y había hecho lo correcto.

Un suave golpecito en una de las puertas y ahora solo necesitaba esperar.

T:- Ho Seok, ¿Te comiste mis nachos? ㅡ Su ceño fruncido y aquella voz grave le indicó su molestia.

H:- ¿De que nachos hablas, TaeHyung? ㅡ Preguntó con algo de confusión, jurando no haber tomado nada durante aquella semana.

Y:- Chicos estan tocando la puerta. ㅡ El mayor de la sala habló con vages y pereza dando a entender con esas simples palabras que no se levantaría.

V:- Hablo de los que guardé el día Lunes en la cocina, ¿¡Te los comiste!?

H:- No, no, te digo que me eh comido nada. ㅡ Negó con cierta seguridad ante el menor, ignorando lo que había dicho Min.

S:- La puerta. ㅡ Repitió un poco más alto.

V:- ¿¡Si no fuiste tú, quién diablos se los pudo haber comido!?

H:- Pues no sé, Kim, pero ya te digo yo que no fui. ㅡ Le comenzó a explicar con amabilidad, intentando calmarle pero en medio de su acción fue interrumpido.

S:- ㅡ La cierta desesperación de los sonidos de la puerta y los gritos hizo que alzará la voz, sin ocultar nada y dejando revelar que él mismo se estaba comiendo los nachos del menor. ㅡ ¡EL TIMBRE, IMBÉCILES!

H:- ㅡ Éste gracias al grito que pegó el mayor, no intercambio su mirada más solo siguió observando a su amigo y tartamudeando respondió. ㅡ I-Iré yo.

Conforme se dirigía a la puerta se esperaba que sea alguno de los otros miembros, los cuáles de seguro podrían haber olvidado las llaves del lugar, con tantas cosas que tenían últimamente entre sus mentes y las actividades cansadas que se realizaban a diario en la empresa era algo normal tanto que ya le había pasado un par de veces a este. No tardó en abrir la puerta dejando a ver a una chica de cabellos algo desordenados y con una mirada algo cansada haciéndose también notar la sonrisa forzada que llevaba.

Quizás por educación.

H:- Buenas tardes, ¿Puedo ayudarte en algo?

ㅡ Buenas tardes, ¿Se encuentra aquí, Kim Seok jin?

La hermana de Jin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora