El primer entrenamiento

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Después de habernos ido del hotel, porque asì lo necesitaban las Strikers, ya que de un modo u otro, encontraban sospechoso y de una manera riesgosa que sus nuevas integrantes estuvieran por un hotel lujoso en medio del Strip de las Vegas. 

--Mi nombre es Lila.--Dijo la mujer mayor, la jefa, a quien Rydel había vencido.--Bienvenidas a su nuevo hogar, chicas.--Abriò la puerta de lo que parecía ser una bodega en un barrio un tanto alejado del bullicio feroz que atraía a todo el mundo a las Vegas.--Lina las guiarà a su nueva habitación, por ahora, descansen, mañana hablaremos de lo importante.

Seguimos a la chica bajita que nos había reclutado en el casino, era como de mi estatura, caminaba tranquila por la bodega, encendiò un par de luces y nuestras bocas cayeron al suelo. El piso de la Bodega tenía unos aires de años cincuenta, era ajedrezado, las paredes estaban pintadas de colores verdes y rosas pastel, había posters de famosos y de bandas de pop; si yo no supiera que estábamos en medio de una de las mejores bandas criminales de mujeres, podrìa pensar que estábamos en medio de una fraternidad adolescente.

--Deben considerarse afortunadas.--Dijo Lina, dandonos la espalda mientras camina por un pasillo.--La jefa no acostumbra a aceptar a un par de novatas asì de fácil, algo debió haber visto e ustedes.--Se gira, mirandonos de arriba a abajo, abre una puerta de color blanco y enciende la luz de la habitación.--Serà mejor que no la defrauden.--Suspira, parece algo agobiada, màs bien, luce preocupada por lo que pueda suceder si traicionamos la confianza de su jefa.--Como sea, en el armario hay algunas sàbanas y toallas limpias, pueden dejar su ropa ahì y en la còmoda, el baño està a la derecha. En este lugar nos levantamos a las 5 am con el sonido del silbato, tienen diez minutos para bañarse y vestirse, ponganse ropa còmoda. El resto lo sabràn mañana.

Y asì, sin màs, Lina se da media vuelta y se va, escabulléndose por el pasillo hasta que la perdemos de vista, es entonces cuando entramos a la habitacion y cerramos la puerta, suspirando.

.--No sabìa que aquì viviriamos con un règimen militar.--Comenta Rydel, con los ojos bien abiertos.--¡No me levanto a esa hora desde que salì del orfanato!--Esconde su cara en las manos.--Ahora mismo no estoy segura de que esta haya sido la mejor decision.--La observo frunciendo el ceño.--Es decir, habrà un modo màs sencillo de llegar a la policia, creo que nos estamos arriesgando demasiado.

--Oh, por favor, Ry. No empieces con eso, vinimos aquì a demostrarle a los chicos  que nosotras tambièn podemos hacer el trabajo pesado, si necesito llorar sangre hasta lograrlo pues la llorarè.--Me siento junto a ella, en su cama.--Esto nos demostrarà a ambas de què estamos hecha, vamos a destruir esta banda y a llegar a la policía con honores, no se daràn cuenta què fue lo que pasò.

Rydel asintiò, màs convencida por todo lo que dije, y empezamos a organizar la habitaciòn, èsta era bastante amplia, cada una tenía su espacio, las camas sencillas parecìan còmodas, y el baño era grande, tenía una ducha y su tina, no parecia el lugar correcto para imponer un horario tan estricto. En cuestión de media hora estàbamos en la cama, descansando como si hace años no hubiésemos dormido.


Me estaba empezando a arrepentir de todo el sermòn que le había dado a Rydel. Levantarme de la cama a la madrugada había sido lo màs sencillo, pero no sabìa que el entrenamiento fuera tan exigente y doloroso; constaba de una pista de obstàculos, había que trepar cuerdas, hacer equilibrio, resbalarse sin caerse por un tronco, y por cada obstaculo que no pudieras pasar  debias darle tres vueltas a la pista, y de verdad que era inmensa.

Esta ya era la sexta vuelta, a Rydel le estaba costando menos cruzar los obstaculos, ella parecìa tan àgil como un maldito gato, por mi parte, yo podrìa protagonizar una comedia sobre caidas y campamentos. Me acerco a Lila, la jefa, quien observa a las chicas cruzar la pista, y les grita algunas veces para que se apuren.

--Nunca vi a alguien tan poco agil como tu.--Me dice en cuanto me acerco, sin verme.

--Lo sè, los deportes no son exactamente lo mìo, si usted quiere me puedo dedicar a las acciones de estrategia, y también soy buena con la punterìa, pero por favor, no me haga sufrir màs en esa pista.--Digo, practicamente rogandole que me saque de aquel calvario.

--¿Cual es tu apellido?--Me pregunta, sin responderme.

--Ly..Marano, Mi nombre es Laura Marano.--Le sonrìo.

--Bien..., Marano, te dirè una cosa.--Y por primera vez en toda la conversación me observa.--Aquí en las Strikers no hay privilegios, o corres y te esfuerzas, desempeñàndote igual que las demàs;o mejor empaca tu maleta y busca a otra banda que quiera contratarte, pero no me hagas perder el tiempo con tus lloriqueos de niña mimada.--Me dice, en un susurro aterrador.--Ahora, ve y dale diez vueltas a la cancha.

--Pero...

--Pero nada, que mejor sean veinte, empezando ahora.--Y hace sonar su silbato casi dejandome sorda. Salgo disparada con los ojos ardiendo, pero retengo mis estupìdas ganas de llorar, no quiero hacerle saber que està en lo correcto, que tal vez si parezco un niñita mimada.--Bienvenidas al primer entrenamiento de las Strikers.


Oigaaaaaaaan, no saben lo delicioso que se siente volver a mis andanzas de escritora de FANFICS, lo necesitaba, de verdad. En el cap pasado algunas estuvieron diciéndome que les había tocado leer de nuevo la historia para acordarse, sorry por eso. Yo también tuve que releer casi toda la saga para saber de què estaba hablando. 

Pero bueno, espero que disfruten de leerla tanto como yo disfruto escribirla, comenten toooooodo lo que necesiten y pues nos estaremos hablando por aqui. <3

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⏰ Última actualización: Jan 16, 2018 ⏰

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Dos Psicópatas EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora