Caperucita Roja/El chico de capa roja

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El primer cuento será nuestra amada caperucita roja, espero os guste y lo disfruten.

Original: Caperucita roja (hermanos Grimm).

Nueva adaptación: El chico de capa roja (Anónima Yaoista).

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El chico de capa roja era un chico con el cual era muy fácil tomar tremendo cariño. debido a su atractivo muchos chicos y chicas ponían sus ojos sobre el, era carismático e inteligente, Divertido y atento, era extraño que alguien sintiese odio por este muchacho.
Para que nuestra historia no quede inconclusa, el nombre de este peculiar chico, era Roy.
Roy era un muchacho muy estudioso y energético, era un chico delgado pero no era débil, Sus ojos como dos hermosas esmeraldas bajo unas largas y rizadas pestañas negras y su cabello castaño y fino.

Cuando Roy cumplió los 14 años, su abuela, una anciana dulce, cariñosa que ama más que a nada en el mundo junto a su madre, tejió para el una hermosa capa de color rojo, el color favorito de Roy.
A Roy le había encantado tanto este presente de su abuela, le había maravillado como le quedaba, la usaba la mayor parte del tiempo, ya teniendo 16 años jamás abandono la adoración por la hermosa capa roja que su abuela había tejido para él. Todos amaban la apariencia del muchacho cuando usaba esa capa, a si que lo comenzaron a llamar; el chico de la capa roja.

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La mañana esta hermosa, Roy Había sido despertado por su madre para que se preparase un poco antes de la llegada del sol.

-Roy querido, necesito que lleves este pan y Está botella de vino para tu abuela- La vos dulce de la mujer que hablaba desde la cocina llegaba directo al muchacho que tenia la nariz metida en uno de sus libros favoritos.
-La abuela esta un poco enferma, crees que podrías? - el castaño cerró su libro y volvió a dejarlo en la estantería de madera.

-Claro que si madre- dijo el envolviendo a la mujer en un abrazo desde la espalda.

-Sal antes de que el sol comience a calentar, si se hace tarde Quédate en casa de la abuela- La mujer tomó la canasta en una mano y la manta roja en la otra. -Pero preferiría que volvieses cuanto antes- dijo corrigiendo sus palabras.

El muchacho tomó su capa y la puso por sobre su cabeza. Coló la canasta de mimbre con el pan y el vino en su brazo y abrió la puerta recibiendo una fría brisa.

-Roy espera- dijo la mujer llamando a su muchacho que volvió sobre sus talones.
Esta metió un pequeño filo en la canasta y la tapó con un trozo de tela. Le beso la frente y susurro delicadamente en el oído del muchacho. -Ten cuidado y no dudes en usarlo- El asintió y salio de la casa cerrando la puerta tras su espalda.

La brisa helada de la mañana hacia bailar sus hebras castañas. Atravesó el pueblo que por la mañana tenía muy pocas personas rondando, y las pocas que si se atrevían a salir a mojarse con el rocío caído en la noche le saludaban con alegría y un movimiento de mano.

Al llegar a la salida del pueblo y a la entrada del bosque, se paró a ver los enormes pinos que bloqueaban los primeros rayos de sol del día.
Suspiro apretando más la canasta a su cuerpo y tomó la capucha de su capa para cubrirse de las gotas de agua que caían de los altos árboles.

Solo No te desvíes del sendero.
Pensó Roy antes de ponerse en marcha.

El camino estaba tranquilo, el sendero era adornado por alguna u otra roca mohosa y coloridas flores de primavera, el aire era fresco y el olor a pan recién ordenado que emanaba la canasta era simplemente exquisito, los pájaros cantaban en lo más alto de la copa de los enormes pinos, y sin darse cuenta se dejó llevar por los dulces sonidos de su alrededor cerrando sus ojos.

Colorin colorado-OneShot-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora