Cenicienta/Aquel desconocido

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Tenía la idea de hacer este One-Shot temática cenicienta pero ambientada en la actualidad, espero que les guste y lo disfruten, recuerden que pueden pedir uno de su serie o película :3

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-Hey! Pedazo de imbécil fíjate en lo que haces!- La muchacha rubia gritaba furiosa al muchacho que solo se encogió de hombros con el rostro rojo por la ira y la frustración.

-P-Perdon pero no... no soy un sirviente no se hacerlo...- El muchacho de apenas trece años intentaba disculparse mientras inútilmente limpiaba el vestido blanco de la ya mencionada rubia que dándole una patada en el estomago lo hizo caer de espaldas contra la madera del piso.

-No sirves de nada, al igual que tu madre son simples desperdicios- Los ojos del muchacho se inundaron en lágrimas por el recuerdo de su madre.
Se levanto del piso con la mano en su estómago que ardía de dolor y camino lentamente con la cabeza agachada hasta su habitación.
  
  
  
  
  

-Que hace su ropa aquí?- Preguntó el muchacho a la pelirroja artificial que recostada en SU cama soltó una carcajada.

-La habitación ahora es mía, Madre te enviará a la habitación del fondo- Dijo con aires de superioridad. Soplo sus uñas rojas recién pintadas mientras de reojo miraba al muchacho de quience años que mantenía los puños apretados a los costados de su cuerpo delgado respirando entrecortado.
Soltó un largo suspiro, le sonrió a la pelirroja y se fue a la habitación del fondo aquella habitación que antes había sido el despacho de su padre, lo suficientemente acogedora como para causarte claustrofobia.
 
 

A pesar de todas las veces que pudo quebrarse, de todas las veces que pudo explotar de ira no lo hizo, como en estos instantes solo se limitaba a echarse en su pequeña cama mientras sollozaba, mientras intentaba apaciguar el odio y dolor acumulado en su pecho.
Cada insulto, cada golpe lo llevaba grabado en su cuerpo y en su memoria, cada vez que la ira intentaba consumirle solo dejaba ver aquella radiante sonrisa, se disculpaba, comenzaba desde cero y luego se marchaba a su habitación a desahogarse de alguna manera que no implicase mostrarse débil ante sus hermanastras o madrastra.

Ocho años, ocho largos años eran los que llevaba enjaulando su dolor, ocho años son los que llevaba regalando sonrisas a los demás a costa de su propia felicidad.
Y no podía evitar que los recuerdos se su pasado opacasen su radiante sonrisa y su optimista vista al futuro.

Madre, padre... me han abandonado...

Era la pelea que tenía cada noche consigo mismo, como es que la felicidad pudo esfumarse tan fácilmente?.

Y no sabía con exactitud como tomarse su pasado, debía sentirse feliz o triste... quizá enojado?.
Pero solo sentía frustración, una frustración que se encerraba en las cuatro estrechas paredes de su soledad. Una soledad de la que sabia ningún príncipe ni princesa podría sacarlo jamás.

Recordaba aquellos días tan claramente que sentía que su buena memoria mas que un regalo era un defecto.

Ser un muchacho amable y gentil, a su madre lo había prometido el día que marchó, el día en que lo dejo solo junto a su padre.
Años mas tarde su padre enamorado, -o tal vez solo necesitaba algo que creía amar, Shenn aun no tenía la respuesta a quello- se caso con una mujer, una viuda para ser mas exactos que era madre de dos niñas, malcriadas y caprichosas que no hacían mas que pedir sin agradecer.
En un principio todo era perfecto y agradable, los tres muchachos se llevaban bien, el padre de Shenn volvía a reír tanto como lo hacia en el pasado y su madrastra era una mujer amable y cálida.
O al menos eso hizo creer al muchacho hasta el día en que su padre enfermo y falleció.
Ayuda y se amable, nunca dejes de ser feliz, no dejes de sonreír.
Aquellas fueron las ultimas palabras que Shenn logro oír antes de que la mano de su padre se deslizara por su mejilla cayendo inerte a la blanca camilla de hospital.
En esos instantes por mas que intentase el ser feliz no logro funcionar como su padre lo deseaba, la preocupación mas grande de Shenn en esos instantes era como viviría sin el hombre que amaba, sin el hombre de quien seguía sus pasos, como viviría si no lo tenia a su lado.
Mientras su demás "familia" (si es que de ese modo se puede llamar) estaba en un lío por quedar en la banca rota, cosa que aun no pasaba ellas solo se precipitaban, solo estaban acostumbradas a las vidas lujosas donde jamás te preocupas por el dinero.
Pero esta vez muchas cosas deberían cambiar.
Las posesiones de su padre fueron vendidas, la enorme casa de campo donde vivían fue vendida y a cambio se quedaron en una casa en la ciudad, no era grande pero tampoco era exactamente pequeña. En sus posesiones  Shenn solo logro rescatar la pequeña cafetería que su madre manejo junto a su padre en algún momento, el verdadero problema era que sin los veinte años no podía manejar aquella cafetería, o si quiera abandonar aquella casa.
 
 

Colorin colorado-OneShot-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora