Fresh es un joven que enumera brevemente sucesos que vivió en su año escolar, mirando desde lejos al chico que le gusta y logrando de alguna forma dentro de su infortunio el conocerle y hacerse más cercano a él, causando en su alma sensaciones extra...
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―Tonto ―sonrió suavemente, a la vez que guardaba su móvil en el bolsillo de su pantalón. Alzó el rostro, mirando al frente. El viento soplaba con tranquilidad y el sol esa tarde era especialmente cálido. Recién empezaba la ceremonia de graduación y todos sus compañeros estaban allí, pero ello realmente no le interesaba.
Soltó un suspiró, caminando con calma por la acera. Andaba en línea recta al compás del ligero ruido de unas aves; un par de revoloteos se alcanzaban a percibir y el cantar lejano entre los árboles. Hojas secas se arrastraban en el suelo, deslizándose de un lado a otro. Estaba siendo un lindo día, agradable y sereno.
Cruzó frente una florería. Se detuvo sereno y sin prisa se tomó la libertad de mirar cada flor, hasta que se decantó por un pequeño ramo de tulipanes de colores. Salió de la tienda, cargando con ambas manos el delicado arreglo, mientras aquella sonrisa dibujada en su rostro se acentuaba con cada paso que daba, lejos de borrarse.
¿Quién diría que resultarían así las cosas? Bueno, estaba feliz. Nada le quitaría la alegría que llevaba. Aflojo el paso hasta que se detuvo frente a la puerta de una de las muchas casas de aquella cuadra y tocó con suavidad tres veces. Se quedó de pie aguardando respuesta, ocultando el ramo tras su espalda, dispuesto a mostrarlo hasta ver abierta la puerta. Tras unos segundos, de ésta se asomó un rostro lloroso que en principio le dolió ver en aquel gesto, pero que le hizo gracia al ser testigo de cómo cambiaba a sorpresa, abriendo más la puerta estupefacto.
―¿Glitchy? ―dijo, como si le faltara el aliento, quien hubiera abierto la puerta.
―Freshy ―sonrió con simpatía y ternura, mientras le tomaba del rostro para limpiarle aquella humedad que aún permanecía en sus mejillas.
―¿Qué haces aquí? ―preguntó sin resistirse a su tacto, mirándole confundido.
―Vine por tu mensaje ―dijo conciso. No era su costumbre enrollarse mucho.
Hubo un momento de silencio entre los dos. El más pequeño desvió la mirada, temblando un poco, temeroso de lo que vendría en consiguiente. Su garganta se cerró dolorosamente antes de siquiera intentar hablar, pero aún así abrió la boca para al menos balbucear una respuesta.
―Yo... Glitchy.
―También te amo ―interrumpió.
El sorprendido ante aquella declaración, alzó la mirada rápidamente, sólo para recibir un beso fugaz en la boca que le dejó aún más estupefacto de lo que estaba. Se quedó helado, sin terminar de creer que eso hubiera ocurrido de verdad.
―Pero... ―musitó incrédulo.
Entonces el mayor le mostró el ramo de tulipanes, con un cálido gesto amoroso, lleno de profundo cariño.
―Adivina quién repetirá año.
"Se querían tanto, tanto. Mucho más de lo que alguno creyó".
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