Siendo sincero pensé que el mito de que la institución se cambiaría de lugar por mantenimiento era una tontería, pero llamaron a mi sorpresa y respondió con la cara más extraña que pude haber hecho, una ceja levantada y mi labio en la parte inferior derecha parecía haberse hundido, sin embargo nadie vio esa expresión tampoco, así que estoy a salvo supongo, no deja de ser algo malo pero uno tiene que ser optimista ¿No?
Ya estaba regresando a casa, tenía unos documentos en mano, los padres tenían que aprobarlo y firmarlo para poder ir a la nueva ubicación de la escuela, o bueno ese era el plan.
— ¿Hola? ¿Silvia? ¿Robert? —
Aquellos eran mayordomos, nuestra casa era algo grande pero siempre me pareció extraño que necesitara servidumbre, digo... una sola persona podría limpiar todo sin problemas.
Sé que se puede creer que como no me llevaba bien con mis padres y mis compañeros, los mayordomos serían "los héroes" o figura paterna y materna, pero para mi mala suerte, sólo se ocupan de trabajar hasta que Daniel llegue y lo atienden de la mejor manera.— ¿Si? —
Silvia estaba limpiando cerca así que fue la primera en contestar.
— ¿Están mis padres? —
—Bueno joven... emm.... —
Tienes que estar bromeando Silvia, vivimos bajo el mismo techo...
—Sólo dime que sucede con mis padres. —
Ella se avergonzó un poco, bajando la mirada y contestando.
—Su padre y madre salieron de viaje a buscarle otro profesor a Daniel... —
Juró que voy a gritar..., no me dejarán entrar si no tengo estos permisos firmados.
—Toma estos papeles por favor Silvia... —
Le di los papeles y corrí rápido a mi habitación, abrí enérgicamente una ventana, y grité con mucha fuerza, un grito tan fuerte que llamé la atención de casi todo el vecindario, fue la peor vergüenza que había pasado, pero aquel grito de frustración reprimida fue sorpresivamente aliviador.
Me quede sentado bajo mi ventana, mirando la puerta, quería ver si Silvia o Robert subirían a ver como estaba. Si Daniel se golpeara el dedo pequeño del pie mientras camina, tendría a todos detrás de él tratando de besárselo.
—No vendrán..., ya ni sé que es lo qué realmente espero... —
Me dije a mi mismo, al parecer era la única compañía que tenía, por lo menos, era callado.
A la mañana siguiente:
Desperté en mi cama, era extraño, según recuerdo, me había dormido en el suelo, tal vez a Robert se le ablandó el corazón, ya era hora, luego de los cincuenta es más difícil hacer las cosas. De manera totalmente extraña también tenía mi pijama puesta, por lo que tuve que cambiarme.
— ¿Ropa limpia?... —
Yo lavaba mi ropa, Silvia y Robert siempre estaban ocupados con preparativos para Daniel o limpiando el cuarto de Daniel o simplemente sirviéndole sólo a Daniel.
Ya con el uniforme puesto bajé hacia la cocina y tome uno de los postres que le prepararon para mi hermano, retirándome muy rápido para no ser regañado.
— ¿Uh? —
Me detuve en seco, había correspondencia en el suelo, o bueno eso parecía, cuando recogí los papeles me di cuenta que era el contrato de la nueva escuela, firmado por Robert como "Apoderado", una sonrisa sincera se me pinto en el rostro, lastimosamente no pude ir a agradecerle, se me hacía tarde y tenía que presentar esos papeles, siendo sincero tenía planeado rogar para que me dejaran entrar.
Luego de unos rápidos diez minutos en auto y uno caminando, llegué a la nueva escuela que estaba… a cuatro calles de la institución oficial.
— ¿Enserio? —
Me dije a mí mismo mirando no tan sorprendido y una expresión de decepción, no era justificable, pero era decepción, sinceramente no sé qué esperaba.
—Bueno… ¡Ah! ¡Rayos, la hora! —
Dije volteando hacia el nuevo plantel, me quede mirándolo un rato y luego volteé, miré mi colegio oficial y luego el reemplazo, el original y el reemplazo.
—Desde esa ventana vi a aquella chica..., ¿habrá ella estado aquí?
Parecía estar más cerca—Cuando vi a la chica no me pareció nada muy especial, pensé sinceramente que el cruce duradero de las miradas en la lejanía era debido a una muy rebuscada coincidencia, pero resulta que ahora estudiaré donde la vi..., siendo sincero también parece algo rebuscado.
—No hay tiempo... —
Ignoré el tema y entré para presentar los documentos, contesté muchas preguntas, incluidas "¿Por qué firma esta persona llamada Robert y no mi padre?" o contándome historias sobre este lugar, conteste las preguntas y me quede escuchando algunas de las historias, que eran sobre fantasmas, maldiciones, lugares donde tienes que estar si eres inteligente, cosas extrañas pero interesantes al formar una historia, "El primer lugar de todos", "Los adolescentes cabeza de perro", "Caballeros de cabellera blanca que llegaron aquí hace mucho", "Él fantasma de Minerva" fantásticas y cortas historias en esa carta de presentación, seguidas de muchas disculpas, promesas de que traería a mis padres y personas que se olvidaban mi nombre a los quince segundos que se los decía.
—Bueno, muchas gracias por tratar mi caso, ahora iré a mi salón.—
Dije tomando mi mochila, y sí... mi mochila...
— ¿Y mi mochila? —
Olvidé la mochila cuando salía, eso era un gran problema.
— ¿Sucede algo alumno? —
Un director me miraba mientras pensaba en donde habría dejado mi mochila. Mi reacción ante el director fue sonreírle y salir de ahí rápido, un simple "recordé mi salón" fue suficiente para que la persona siguiera con su labor y yo entrara de improvisto a mi salón.
Al entrar vi a un docente, él era el profesor de matemáticas, para mi buena suerte no me retiró del salón, dándome una oportunidad para tomar asiento y prestar toda la atención que podía.
Luego de dos horas pedagógicas, salí del salón y caminé hacia los baños, no había tomado ningún apunte y nadie me había prestado ni una mísera hoja. Me lave la cara, varias veces.
— ¿Qué haces aquí? —
Giré al escuchar la femenina voz, "¿Una mujer en el baño de hombres?"
—Tú, ¿Qué haces aquí? este es el baño de hombres. —
—No, tú te equi-.... espera, eres quién llego tarde y que ni siquiera hizo nada ¿verdad? —
No es mi mejor momento para que me insulten, pero bueno, por lo menos los insultos eran hacia mí…
¿Qué diablos me ocurre?—Me olvidé mi mochila y nadie me quiso prestar nada, ahora estoy atrasado. —
Una expresión de arrepentimiento se le notó a la chica, retrocediendo un poco y agachando la cabeza.
—Ow..., discúlpame no lo sabía, yo… bueno, yo hice todo, toma.—
Ella me entregó una libreta de notas desde su mochila, era extraño, estaba siendo amable y hasta se disculpó ¿Qué clase de chica es está? Nunca había conocido nadie así.
—Bueno, no vuelvas a entrar al baño de chicas, adiós…—
Me quede mirando la libreta un momento luego de escucharla, reaccioné.
— ¡Oye! ¡¿Me dices tú nombre?! —
Dije saliendo del baño y corriendo para alcanzarla.
La puerta del baño se cerró lentamente luego de que él salió y en ella se veía un recuadro azul con una figura de hombre marcada.
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Aún espero
Short StoryAún espero una oportunidad de demostrar hasta donde puedo llegar. Aún espero que las personas más dotadas y con mejores recursos dejen de recibir todo el crédito. Aún espero que mis pequeños esfuerzos sean reconocidos. Ella me salva, ella es mí espe...