Capitulo 1

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¿Por qué no contestas Jinnie? ¿Donde te has metido? Juro que te estrangularé con mis propias manos si no apareces.

Mire nerviosa la gran terminal, mientras movía mis pies con nerviosismo. Se suponía que Jin debía estar aquí hace veinte minutos. Pero hasta el momento no había rastro de aquel castaño.

Saque el móvil por quinceava vez y mire si había algún mensaje o alguna llamada. Lo volví a guardar solo para repetir el proceso unos minutos más adelante.

¿Acaso se quedó dormido como siempre? Más te vale que llegues pronto Jin.

Empecé a caminar de un lado para otro, cuando un gruñido en mi estomago me hizo recordar que no había comido nada en todo el día. Busqué con la mirada si había alguna tienda para comprar algo de comer. Cuando la encontré me dispuse a caminar hacia ella, pero unas enormes manos me detuvieron cubriendo mi cara.

Intente girarme un poco asustada, pero fue en vano. El pánico empezó a apoderarse de mi hasta que escuché su voz.

—Vaya, vaya. Me pregunto a donde se dirige la glotona Mi—se rio maliciosamente mientras me soltaba de su agarre.

Al instante que me liberó, no perdí tiempo en mostrarle mi enfado. Empecé a golpear su pecho repetidamente mientras el solo reía.

— ¡¿Tienes idea de lo asustada que estaba?! Pensé que te habías olvidado de mi—la frustración era evidente en mi voz.

—Cálmate MiMi, la gente nos está mirando—Jin señaló a la gente a nuestro alrededor con diversión.

En el que momento en que lo dijo, mire a mi alrededor notando a la gente que nos miraba atentas. Mis mejillas no podían estar más rojas. Paré con mis pequeños ataques y mire al suelo avergonzada. Jin rió aún más fuerte.

—Apresúrate antes de que me arrepienta de mi decisión —Jin me agarró de un brazo y empezó a arrastrarme en medio de la multitud.

Una vez afuera de la terminal Jin me condujo hasta su auto y me ayudo a guardar mis maletas en la cajuela. Me subí en el asiento del copiloto y Jin empezó a conducir hasta su casa, o bueno nuestra casa.

Cuando llegamos admiré el hermoso apartamento de Jin. Era un gran y luminoso apartamento con tres habitaciones y dos baños. Una pequeña pero hermosa sala de estar. Y lo mejor de todo, su cocina; era la cocina más hermosa que había visto en mi vida, tenía un aire moderno monocromático y el negro predominaba, tenía todo tipo de electrodoméstico que desearas, era perfecta.

— ¿Piensas quedarte todo el día admirando mi cocina o puedo enseñarte tu cuarto?—dijo con tono burlón.

Asentí y lo seguí. Entramos a una habitación con puerta negra. Las paredes eran de un suave tono pastel y el piso era de madera. Una habitación realmente hermosa. Jin carraspeó para llamar mi atención.

—Deja las maletas aquí, tengo algo que mostrarte.—sin dejarme procesarlo agarro mi mano y me arrastro afuera del apartamento.

Nos adentramos al ascensor y confundida le pregunté a donde me llevaba.

— Esto es Seúl preciosa, tienes que conocerlo— me guiño un ojo y sonrío.

La emoción empezó a apoderarse de mi. Siempre había querido conocer Seúl y hoy sería el día en el que eso pasaría.

—Tenemos tiempo solo para tres lugares turísticos, ¿De acuerdo? —dijo mientras miraba el suelo—hubiéramos visitado más si no se me hubiera pasado el tiempo.— salió del ascensor dirigiéndose a su camioneta— prometo recompensarte por eso—rió mientras abría la puerta del copiloto para que subiera, solo me limite a asentir y entré al auto.

Let Her GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora