Intenté gritar, pero su mano grande, sudorosa y algo arrugada no me dejaba casi ni respirar. Me entró el miedo. Entre la oscuridad de la calle pude medio distinguirle, alto, en curvado de espalda, y hacía movimientos lentos, por su edad..
Me tenía inmovilizada. Pero empezamos a andar hacia el final de la calle.
Un segundo su mano dejó espacio con mi boca, y lo aproveché gritando...
Y no se como mi vista se nubló...
-Jovencita, jovencita...-una voz femenina dulce rebotaba en mi cabeza- jovencita...
Una luz me cegó los ojos... Entreabiertos, y adaptándose, pude distinguir algo.
-Que...que ha pasado?-tartamudeé con miedo.
-No te preocupes, todo está solucionado, estás a salvo, y el hombre en busca y captura.
-Que, que?
La mujer vestida de blanco se apartó de mi lado, y desapareció por la puerta de la habitación sin contestar a mi pregunta...
Giré mi cabeza hacia donde venia la luz. Desde donde estaba podía ver todo el pueblo, hasta mi casita y ese bosque al que nos prohiben entrar...
La puerta se abrió de golpe asustándome y haciendo que diera un pequeño salto.
-Disculpe por su despertar en esta habitación.
-No se preocupe alteza...-dije levantándome y haciendo una pequeña reverencia.
Detrás del rey pude distinguir otra persona, debía de ser algún ayudante del rey, con ropas hermosas y de buena calidad. Callado, no hablaba, solo el rey, que dejé de escucharlo por mirar al otro joven que estaba en sus pensamientos...
-Señorita..
-Sí?
-Su edad y donde vive..., por favor, podría comunicármelo?
-Tengo 14 años...
-Uno menos que mi hermano-me dijo girándose para cruzar su mirada con la del chico-Y tu casa?-volvió a mirarme al no obtener resultados.
Me giré hacia la ventana y se la señalé.
-Entonces mi hermano la acompañará!
Su hermano, con cara de no estar muy conforme fue callado por mi voz.
-No hace falta majestad, se ir sola, no sería la primera vez.
-Sí hace falta, mi hermano te acompañará encantado.
-Sabes que yo no...-empezó.
-...vas a acompañarla!-le gritó el rey a su hermano.
Odiaba estas situaciones familiares en las cuales te pierdes porque no sabes el porqué de las cosas y nadie quiere recordar nada.
-Entonces...,vamos!-me dijo.
-Sí...
Me dirigí hacia el rey y le di las gracias. Salimos al exterior. El hermano delante y yo detrás, y las calles por donde pasábamos estaba completamente vacías...
-Puedo seguir sola, no me acompañes.
-Debo acompañarla, mi herma..., es decir, el rey me lo ha mandado...
-Porque no hermano?
-Que?
-Porque le llamas rey, en vez de hermano?
Sus piernas pararon en seco quedándose como un palo rígido. Su mirada se juntó con la mí. Bajo la vista y siguió andando.
- No tiene porque saber lo que pasó en mi familia una jovencita...