Acababa de llegar del trabajo. Había sido un largo día y vaya si lo fue, el reloj rondaba las 11 de la noche, como era mi costumbre cepillé mis dientes; noté algo fuera de lo normal, el espejo estaba sucio, como si alguien hubiera limpiado vapor de él con las manos, estaba tan cansado que esto poco me importó, debía haberlo hecho yo sin darme cuenta así que lo dejé pasar. Me dispuse a hacer mi cama, me eché en ella y mis ojos somnolientos parpadeaban cada vez con mayor sosiego, inesperadamente comencé a escuchar un extraño sonido proveniente de algún lugar de la habitación, me dio la impresión como si alguien estuviera susurrando. Entre todo aquel murmullo imperceptible logré escuchar:
-No lo hagas.
¿Que había sido eso?, Le reste importancia puesto que estaba exhausto -Debo haber estado soñando despierto- me dije.
Ahora todo estaba en calma, caí totalmente rendido y es lo último que recuerdo.Desperté poco después, parecían haber sido tan sólo unos minutos, el silencio inundaba la habitación, la oscuridad en el cuarto era tal que no podía siquiera ver la palma de mi mano frente a mis ojos, hasta cierto punto eso era normal, pero aunado a esto se respiraba un ambiente frío y pesado, miré el despertador que estaba a mi costado y el reloj se había detenido justo a las 12:00, esto me pareció anormal así que traté de programarlo nuevamente, fue inútil.
Estaba tan confundido, asustado, no le dí muchas vueltas así que cuando mis ojos se adecuaron al entorno, en un acto impulsivo, corrí hacía el apagador e intenté encender las luces, nada pasó como era de esperarse. Caminé por el dormitorio buscando algo que me explicara que estaba sucediendo, me acerqué a la ventana y lo único que pude apreciar fue una espesa bruma negra que cubría absolutamente todo, nada era visible después de pocos metros. En aquella penumbra, un ligero haz de luz que entraba por el marco de la puerta iluminaba la pieza, me dirigí hacía ella y al abrirla me encontré con un escenario desconcertante: el suelo era de madera, manchada por la humedad y gastada por el tiempo, se extendía a lo largo de un pasadizo al que solo alumbraba un viejo candelabro suspendido de una cadena, se balanceaba lentamente de un lado a otro dejando apreciar las ajadas paredes y como el tapiz de estas había cedido hacía ya mucho. Al final del corredor logré distinguir un objeto que brillaba al acercársele la luz del candelabro meciéndose; dorado cual centenario, cuyo resplandor resaltaba en ese lúgubre sitio.
Al dar unos cuantos pasos caí en cuenta de que el suelo producía un leve chirrido, el aire era más pesado conforme avanzaba por el lugar. Cuando por fin logré apreciar que era aquel objeto me percaté de que era una especie de pomo, oxidado pero no lo suficiente como para opacar su pulido acabado, debajo del pomo se encontraba un cerrojo pero no tenía orificio para llave, al no contar con suficiente luz palpé la superficie hasta que mis dedos se encontraron con una trampilla protegida por rejas, y justo debajo de ella una inscripción tallada: "Per Noctem Unus Animam". Al instante en que mis labios terminaron de pronunciar aquellas palabras el gran portón se abrió, más que temerle a lo que sea que pudiera estar ahí dentro era a ese sentimiento de quietud e incertidumbre, como si eso fuera poco las paredes del pasadizo comenzaron a disminuir su longitud, mis párpados se cerraron y más temprano que tarde me encontraba nuevamente en mi habitación pero aún frente a ese umbral.
Un escalofrío recorrió mi espina luego de escuchar fuertes pasos que se aproximaban a mí, al momento en que los sentí justo detrás mío se detuvieron. Alguien o algo estaba ahí, lo sabía, podía sentir su lenta respiración, esa cosa era enorme. Intenté huir desesperadamente pero mi cuerpo estaba paralizado, sentí que me tomo con una fuerza impresionante por los brazos y me giró hacía el, solo podía distinguir unos profundos ojos rojos sobre una aterradora sonrisa, sus dientes tenían un pigmento cobrizo y eran puntiagudos, todo esto sobre una alta silueta negra.
De un fuerte empujón me arrojo dentro de aquel portal y antes de siquiera poder hacer algo se cerró, no pasó mucho antes de que la angustia se apoderara de mí; grité, pataleé y lloré, cuando me cansé de hacer eso resignado me acurruqué en un rincón.Por unos instantes agache la cabeza y fue ahí cuando escuché sus voces, un puñado de ellas hablando al unísono:
-Intentamos advertirte, una vez que te encierra aquí jamás puedes salir, te observa a través de los espejos y el sueño es su entrada, apenas entras en él te atrapa aquí para siempre, se alimenta de nosotros, ha hecho esto por siglos y ahora tú te nos has unido...
Un sonido interrumpió aquellas palabras; la trampilla se había abierto, debí haber pasado mucho ahí dentro pues al mirar por entre la reja pude observar a una mujer, haciendo su cama justo antes de irse a dormir, ¿Y su reloj?, Hmm marcaba las 11...
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Para No Dormir | Historias de Terror
Horror¡Me encontraste! estas historias de terror y suspenso son de mi autoría, algunas de ellas basadas en experiencias propias, otras han salido de mi activa imaginación y mi fascinación por lo que se oculta a nuestro conocimiento, espero que disfrutes l...