Conociéndote

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El llanto hizo eco en la sala de espera, sentí mi corazón acelerarse.

-Ya nació - escuche decir a Chouchou

Aun así no todo estaba bien, había nacido prematuro, todo los problemas que podría llegar a tener cruzarón en mi mente. Es mi culpa.

La puerta se abrió y salio Sakura, me acerqué y vi sus ojos, derramaba lágrimas, pero ¿eran de tristeza? Intente articular palabras, pero no podía, llegó a cruzar en mi lo peor y sentía mi corazón detenerse.

Luego vi a la madre de Inojin salir y me sonrió.

-Solo lo asustas frentona - le dijo a la tia Sakura

-Lo siento es que - sus lágrimas fueron cambiadas por cascadas.

¿Qué demonios ocurría?

-Solo entra - dijo y sonrió.

Sin pensarlo entré a la habitación, vi algo de movimiento y cuando salieron la mayoria de enfermeras me acerqué.

Ahí estaba ella.

Tenía una venda en la cabeza y en la mano izquierda, tenía el labio roto, pero aun así su sonrisa no desaparecía.

Tenía un bulto cubierto con una manta azul, era niño.

Miraba al bebé de una forma que nunca me miró, era esa mirada que mi madre me dedicaba cuando necesitaba apoyo.

Vi sus ojos negros fijarse en mi, estaban más iluminados que el día en que nos casámos. Los vi llenarse de lágrimas.

Tu sonrisa cambio, parecías una niña indefensa que acababa de ser reñida.

Te abrace como nunca lo había echo, el solo pensar que tu pude perder...que los pude perder.

Dolia.

-Perdoname - te susurre - no debí dejarte sola - te miré y seque las lágrimas, solo asentiste y de nuevo el brillo volvió.
Lo miré.

Fue la primera vez.

Tenías un gorrito blanco con puntos amarillos que cubrían tus cabellos azabeches. El mameluco que te regalo Himawari te quedaba enorme, era normal que estuvieras pequeño, pero aún así te veías sano y fuerte. El chakra de tu mamá te ayudo bastante.
Tus pestañas eran largas y oscuras, te parecías más a ella, el cabello, la piel, tus rasgos eran perfectos como los de ella.

¿heredaste sus ojos?

Aun seguías dormido y no lo podía saber.

Con temor acerque mi mano a ti.

Fue en ese momento, cuando apretaste mi dedo con tu diminuta mano.

Fue ahí cuando lo comprendí.

Te protegería con mi vida, porque soy tu padre.

-Cariño - me extraño que Sarada me llamará así, pocas veces lo hacía: cuando intentaba ensuavisar una situación

-Dime - no aparte mis ojos de ti, era imposible hacerlo.

-Ya se porque perdí mucho chakra.

-Es por ello que esta bien ¿no? Se ve sano - sonreí.

-No... - escuche una sutil risa escapar de sus labios y la miré. Reía nerviosa.

-¿Qué...? - la enfermera me interrumpió, la miré y sonreía, tenía un bulto del mismo color de manta que mi hijo.

¿otro niño nació el mismo día que el mio?

-Ya esta bien Hokage sama, igual está en perfectas condiciones - le sonrió y se acercó.

¿Qué esta pasando?

Miré a Sarada en busca de una explicación, la enfermera se acercó a mi y me extendió al bebé.

-Son...gemelos - rió.

-¡¿Qué?!

➳Ser Padre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora