Narra Paige.
Me encontraba sentada en un bar de las afueras tomando una cerveza. Sin apenas darme cuenta una silueta que me resultaba familiar. Y tan familiar era que resultaba ser mi gran amigo y compañero de trabajo Dean Ambrose, el hombre de mi vida. Si, Dean ambrose el lunático del ring, el amor de mi vida, pero lo contaré desde un incio. Cuando empecé en terrenos independientes antes de empezar con WWE, conocí a Ambrose, por aquel entones Jon Moxley porque trabajó en la misma empresa que yo, empezamos a hablar y así conocí a Ambrose. Pero me di cuenta de que estaba enamorada de él cuando al estar a su lado sentía cosas en en estomago e incluso me perdía en sus ojos azules. Sentí unas manos en mi cintura y supuse que era él ya que siempre me abraza así, puso su cabeza en mis hombros y efectivamente era el, me beso en la mejilla y se sentó a mi lado. Empezamos a hablar de cosas sin sentidos y de estupideces. Llego un momento de la noche donde los dos nos fuimos a bailar, el dj puso una canción lenta y Dean tomo la iniciativa de colocar su mano en mi cintura, su otra mano cogió la mía y me acercó a él lentamente. Mi respiración se aceleró, nunca había estado tan cerca del, nuestras frentes estaban unidas y nuestros ojos se miraban con lujuria, nuestros labios a punto de rozarse y al fin lo hicieron, nuestros labios se unieron en un beso apasionado. La mano que estaba en mi cintura bajo hasta mi trasero para posteriormente levantarme con solo una mano. Me llevo al baño de señoritas sin que nuestros labio se separaran. Me sentó en lña pileta del grifo y empezó a quitarme la ropa como yo también lo hacía. Entre suspiros Dean empezó a hablarme.
-Te amo Paige, eres el amor de mi vida y te amo, por eso esta noche te haré mía como solo un lunático como yo sabe.
Acto seguido su masculinidad entró en mi feminidad, solté un gemido de placer, empezó a moverse lentamente pero poco a poco sus embestidas aceleraron y se hicieron más profundas y placenteras. El baño se fue llenando de gemidos y gruñidos hasta que los dos llegamos al orgasmo, Ambrose volvió a besarme.
-Te amo mi lunático.
-Y yo a ti mi princesa.
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Bien, esta vez lo he echo yo desde la imaginación hermosuras mías, ¿lo prefieren inventado o en los camerinos? Ustedes eligen hermosuras.
Hasta la próxima hermosuras.