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La muchacha sonrió ampliamente y sus dientes brillaron como en comercial de crema dental, sus labios rojos daban la impresión de estar pintados con algo más intenso que un simple labial, su cabello despeinado caía en cascadas sobre sus hombros, enmarcando su rostro como una capa dándole una apariencia salvaje, completamente diferente a la que había tenido la primera vez, que era una imagen más seria, más elaborada, como si fuera una pequeña princesa primorosa.

La muchacha pestañeó con su sonrisa firme en su rostro e inclinó su rostro hacia el lado derecho levantando el hombro para juntarlo con su rostro, aquello le pareció tierno y a la vez intrigante. Escuchó pasos y buscó su fuente, interrumpiendo la bella imagen de la muchacha, otra muchacha se acercó a ella y la miró por unos segundos, luego dirigió su mirada hacia él, Louis sintió una briza completamente congelante alrededor de su cuerpo. Era una copia exacta de la muchacha, pero con el cabello completamente lacio y brillante, su color de labios era un poco más pálido y sus pestañas aún más largas. La segunda y extra-producida muchacha dejó salir una carcajada, la primera, continuaba en su posición tierna e infantil, mirándolo con una sonrisa.

-Todo está...-dijo la segunda mirándolo.

-Bien -dijo la primera completando la frase de su copia y de inmediato una gota de un líquido carmesí del exacto mismo tono de sus labios comenzó a rodar fuera de su boca, cubriendo los dientes blancos y manchando su perfecta y limpia piel, pero la muchacha no cambió su expresión, ninguna de ellas lo hizo, se quedaron completamente quietas, como estatuas frente a él hasta que el suelo se convirtió en una piscina de sangre.

Louis gritó tan fuerte como pudo sacudiéndose a él mismo en un intento por despertar.

Abrió los ojos y se sentó sobre su cama, la oscuridad de la habitación no permitía que viera ni siquiera su propia mano, apretó los puños y con mucho cuidado se levantó, caminó hasta la ventana y recorrió las cortinas para dejar que la luz de afuera entrara a la habitación. Por la apariencia del cielo, era a penas de madrugada, buscó su teléfono y miró la hora, no estaba tan equivocado, eran las tres de la mañana.

Bostezó y caminó descalzo fuera de la habitación en una misión, quería café. Caminó hasta el pasillo y se detuvo antes de llegar a la puerta de la habitación 808, algo se sentía extraño, desde que el oso de peluche había cambiado de lugar, todo parecía darle cierta incomodidad, nunca antes se había sentido tan cansado psicológicamente de hacer su trabajo, cada parte de ello le gustaba, disfrutaba cada detalle y cada engaño pero por alguna razón se sentía diferente esta vez, cualquiera podría decir que se trataba de que simplemente extrañaba su cama, pero había dormido en más de cien casas embrujadas en la ciudad y nunca se me había sentido de aquella manera así que podía descartar aquella teoría.

-Estás invadiendo propiedad privada -escuchó y se percató de que había caminado un par de pasos mirando estrictamente a sus zapatos y que a solamente un paso de él habían dos zapatos de charol, negros y brillantes, con una pequeña elevación en los tobillos casi como un tacón pero no tan alto. Siguió con la mirada a las piernas que los llevaban, delgadas, piel pálida, un vestido a cuadros, casi como un uniforme escolar y finalmente, el rostro, cabello castaño, largo, lacio pero natural, un par de ojos grandes, tenía una expresión molesta en el rostro y los puños apretados.

-¿Eres hija de la dueña? -preguntó Louis dando el paso que los separaba pero la muchacha gritó tan fuerte que el sonido lo empujó al suelo, Louis se congeló ¿Cómo podía una muchacha tan pequeña producir aquel sonido tan poderoso? -Última advertencia, vete ahora -dijo dando un paso hacia él, Louis retrocedió de rodillas en el suelo -¡Ahora!- gritó y Louis fue empujado una vez más, cayendo de cabeza con un golpe fuerte haciendo que perdiera la conciencia.

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-¿Señor Tomlinson? -Escuchó la voz de su asistente y abrió los ojos -¿Se encuentra bien? ¿Pasó la noche en el suelo? -preguntó y él miró a su alrededor, estaba en el suelo, en el pasillo, junto a la puerta de la habitación 808.

-Parece que me desmayé al despertar... -explicó poniéndose de pie.

-Debe ser por la falta de alimentos, le prepararé algo para desayunar ahora mismo -se apresuró a decir la muchacha pero él negó.

-Eso puede esperar-comentó el muchacho, pues sabía exactamente la razón de su desmayo y no había sido por falta de alimento- primero tengo que ver lo que tengo en las cámaras, aquí sucede algo extraño -explicó caminando de vuelta a la habitación, la primera noche había sido la grabación más aburrida de todas pero cuando el equipo se retiró y dejó que descansara, un auténtico espectro decidió aparecer. -¿Las cámaras del pasillo quedaron encendidas anoche? -preguntó y la muchacha asintió. -Debo revisarlas...

-Ya le he pedido al editor la clave de acceso a la computadora para usted. -Louis le dedicó una sonrisa, ella era muy servicial y se adelantaba a sus necesidades, pensó que debía invitarle el almuerzo alguna vez, cualquier cosa sería después de revisar aquellas cámaras.

Entró a la pequeña habitación que habían elegido para poner la computadora en la que se guardaba cada grabación de cada cámara en la casa y buscó entre los archivos, dio click en el archivo de nombre "Pasillo, noche 1" y esperó a que se reprodujera el video. Primero era él caminando, directo a la habitación, presionó el botón para adelantar el video y se detuvo frente a la imagen de una muchacha de cabello rubio mantequilla mirando fijamente a la cámara, no era la muchacha que le había amenazado, mucho menos la muchacha de su sueño, era diferente, estaba muy bien peinada, como si se tratase de una muñeca, su rostro ovalado mostraba curiosidad y a la vez seriedad, sus ojos enmarcados con aquel delineado negro la hacían ver misteriosa y sus ojos azules, brillantes como nunca había visto.

La muchacha miró a la cámara un par de segundos y luego sonrió, se alejó por el pasillo, las luces se apagaron y al encenderse otra vez, ella ya no estaba. adelantó el video un poco más hasta el momento en que él había salido de la habitación, caminó mirando al suelo, levantó la mirada y cayó al suelo, luego, como cangrejo, caminó hacia atrás, huyendo del aire, no había nada que pudiera asemejarse ni aunque sea un poco a la figura femenina que lo había amenazado.

Louis respiró profundo y se alejó del monitor, miró al suelo y pensó, quizás Clara tenía razón, quizás estaba viendo cosas debido a sus malos hábitos alimenticios. 

Atrápame si puedesWhere stories live. Discover now