Adiós a los días cálidos
y a los rayos de sol.
Adiós a mi inocencia
y a mi puro corazón.
Adiós a las estrellas
y las noches encantadas.
Adiós a las luciérnagas
que un día brillaban.
Adiós a aquellos barquitos
que por la superficie del mar flotaban.
Aquellos que desaparecían en el horizonte
y que de incertidumbre me llenaban.
¿Dónde irían a parar?,
día tras día me preguntaba.
¿Sería que no volvían,
que jamás regresaban?
Ahora yo soy un barquito
y desaparezco en el mar.
Ahora digo adiós a todo
Y alguien, más allá,
Quizá se pregunte: ¿volverá?