Rosas

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Desafortunadamente mi letargo llegó a su fin, pues volví a abrir los ojos en el hospital, junto con la soledad. Una lágrima se deslizó por mi mejilla producto de la vida, como acostumbraba a hacer, pero esta vez provocó una alteración; algo fuera de lo común. —¿Estás bien?

Desde detrás de la puerta se asomaron unas flores, que por alguna razón, parecían hablarme, y eran tan bellísimas que me cautivaron por completo. "¿Estoy alucinando?" recuerdo haber pensado, pero decidí no darle muchas vueltas y siplemente las disfruté, las contemplé, y mientras lo hacía, logré notar como tintineaban, se movían de un lado para otro y de vez en cuando producían sonidos de angustia. "¿Estarán asustadas?"

Me levanté de la camilla como pude, y caminé hacia ellas mientras arrastraba las máquinas conectadas a mis brazos. Mis piernas se retorcían en un dolor casi insoportable, pero no me importó, quería proteger las rosas, cuidarlas a toda costa; quería que fueran mi primera amistad, mi primer amor.

Sin embargo, no pude lograr mi objetivo, pues las piernas me fallaron y colapsé estrepitosamente en el suelo. No saben cuanto las odiaba. —¡Cuidado!


Bring me back. «Jikook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora