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Ha pasado un largo tiempo, hoy se cumplen 3 años desde que deje de ver a Beetlejuice. Recuerdo claramente aquél día. Desde que desperté me encontraba muy emocionada y al mismo tiempo muy nerviosa, tenía que hablar con él de una vez por todas y decirle eso que durante un largo tiempo me he estado guardando. Tenía que armarme de valor, tenía que decirle lo que sentía. Decidida me acerqué a mi pequeña mesa de centro, situada frente a la ventana, bajé las cortinas y casi titubeando comencé con nerviosismo a pronunciar las palabras para invocarlo:

"Cuidado debo tener,
pero aventuras quiero correr,
fantasma loco ven,
¡Beetlejuice, Beetlejuice, Beetlejuice!"

pero no dieron resultado. Lo intente dos, tres, cuatro veces y nada paso, así que lo dejé de momento. Tal vez estaba ocupado preparando una gran fiesta sorpresa.

-¡Si! ¡Eso debía ser! -Pensé para mis adentros

Caminé de vuelta a la cama y me recosté imaginando todo lo que haríamos ese día, las sorpresas que nos esperaban, hasta que sin darme cuenta caí profundamente dormida.

Mientras dormía tuve una extraña sensación, sentía como mi mente estaba despierta, podía ver todo mi cuarto y su alrededor pero había un detalle curioso, No podía moverme, por más que intentaba levantarme o si quisiera mover los brazos no tenía ningún resultado, pero no fue la parte más horrible, tuve una extraña sensación, como si me arrancaran el alma, algo se desprendía de mi pero no tenía materia, seguidamente una sensación de ahogo me invadió, me ahogaba y no podía hacer nada al respecto, la situación me hizo entrar en estado de pánico, poco a poco me faltaba más el aire, empecé a sentir como me desvanecía. Desperté de golpe al sentir una gran pesadez y una punzada en el pecho, además de la falta de aire la cuál ahora duró menos, poco a poco mis pulmones se volvían a llenar. Todo fue tan extraño, era como estar consiente de que dormía pero no tenía el control de mi cuerpo, no podía moverme ni hablar o gritar, después de levantarme un gran escalofrío y dolor recorrieron mi cuerpo. Me levanté inmediatamente de la cama y en ese momento el dolor se extendió por todo mi ser dejando la sensación de cansancio y de un enorme vacío. No lo comprendía.

Por un momento recordé que esperaba a Beetle, quise olvidar mi dolor y pensar que tal vez ya estaría rondando por mi espejo o cualquier objeto inanimado de la casa esperándome. Seguro aquella extraña sensación fue parte de una de sus típicas bromas para comenzar el festejo y no lo haría esperar más.

-¿Beetlejuice?

Pregunte acercándome al espejo, a los objetos en los que acostumbraba manifestarse, pero no obtuve respuesta.

Me senté nuevamente en el borde de la cama, imaginando que tal vez seguía ocupado, pero al mirar el reloj me di cuenta de que estaba a punto de marcar la media noche. ¡No era posible; ¿A caso se olvidó mi cumpleaños? Jamás lo había hecho. Cada año estuvo aquí desde muy temprano. Me levantaba con un espanta suegras gritón, me cantaba feliz cumpleaños y apagaba la vela de mi pastel de fango, yo jamás lo comía, el terminaba devorándolo pero era un lindo gesto de su parte. Seguido de eso teníamos grandiosas aventuras y eso había sido mi cumpleaños durante los últimos años, estaba prácticamente acostumbrada a eso, mi cumpleaños no estaba completo sin él, sin sus locuras y esta vez había sido diferente, no estaba aquí y yo no me sentía para nada feliz de cumplir 15.

Una vez más y para finalizar el día volví a acurrucar en mi cama, abrazando el oso-vampiro de peluche que me dió la ultima navidad, las lágrimas brotaban y resbalaban por mis mejillas. Y después de un rato de amargo sufrimiento volví a quedarme dormida.




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-Y eso es todo. No volví a verlo más

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