1 - Una década

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Una vez más, la fecha se acerca... 

...

Diez largos ciclos pasaron ya desde el día en que Hiro Hamada perdió al pilar de su vida, su hermano mayor Tadashi, en la tragedia del Instituto de Tecnología de San Fransokyo.
No obstante de haber aprendido a vivir conllevando su ausencia gracias al apoyo de su grupo de amigos y de su tía Cass, cada aniversario le resulta igual de doloroso que el anterior.

Los primeros años luego de su defunción fueron extrañamente los más fáciles de sobrellevar. En parte por lo ocupado que se hallaba defendiendo a la ciudad con su squad de superhéroes "Big Hero 6", trabajando en sus invenciones científicas en la universidad y también por la compañía que le daban Fred, Honey Lemon, Gogo y Wasabi al estar formándose y trabajando con él. Aún así, en cada conmemoración del fallecimiento de su hermano el muchacho se encerraba solo con Baymax, el robot que el mayor había creado, sin querer ver a nadie más. Desde que era un niño su tía lo había acogido en su hogar con el más cálido amor, y se lo agradecería por siempre, pero tristemente no era suficiente para mitigar la tristeza que escondía en su interior. Después de todo, Tadashi había sido hasta una figura paterna para él.

Con el correr del tiempo, y a causa de su gran capacidad intelectual, Hiro logró concluir sus estudios a la par de sus amigos a pesar de ser 4 años menor; y así juntos abrieron un laboratorio de investigación en el cual también le dedican tiempo al diseño y creación de sus armas y trajes. 
Sin embargo, la soledad y la angustia continúan inundando su corazón cada vez que llega el luctuoso día.

...

Honey Lemon POV

  «Este año será diferente» repitió Honey Lemon para sí, mientras caminaba apurada por las abarrotadas calles de San Fransokyo. La dulce química siempre había querido ayudar y acompañar a Hiro en sus días oscuros, pero el chico jamás lo había permitido. Tadashi había sido un amigo muy importante para ella, y por más de que le doliera mucho su partida sentía que debía de ser fuerte por el menor Hamada. «Esta vez sí lograré ayudarlo» canturreó en su mente mientras repasaba el plan una y otra vez.
Con la ayuda de Gogo, organizó un viaje para el squad a la tierra de sus antepasados. Nunca antes había visitado México, pero siempre estuvo interesada en su árbol genealógico y en la cultura de sus viejos familiares. Investigando sobre las tradiciones clásicas mexicanas, se topó con la del Día de Muertos y no pudo evitar pensar en cómo ayudaría a Hiro vivir esa experiencia. Sabía que iba a ser difícil convencerlos a tomarse unas vacaciones de proteger la ciudad, pero realmente se las merecían. Y de todas formas, siempre podían volverse en el caso de alguna emergencia.

  —Hola equipo, ¿cómo están? —saludó, dejando en evidencia una nerviosa sonrisa al entrar al laboratorio. De camino a su escritorio, notó que ya estaban todos en sus puestos de trabajo y que había sido la última en llegar. «Excelente, todo va de acuerdo al plan». Colgó su cartera, se vistió con el delantal blanco que colgaba del respaldo de su silla giratoria y tomo una profunda bocanada de aire antes de dar media vuelta y aplaudir para llamar la atención de todos.


Hiro POV

  —Buen día, Honey —contestó con desgana.  Faltaban pocos días para el aniversario y su inconsciente ya estaba cargado de negatividad. Sin darle mucha atención siguió leyendo las instrucciones de un nuevo disco para las botas de Gogo que él mismo había escrito la tarde anterior. «Esto es un asco, no servirá» pensó, haciendo un bollo con la hoja y arrojándolo al cesto de basura. La bola cayó al suelo y gruñendo entre dientes, se levantó para recogerlo.   

—Alguien está muy enérgica hoy —murmuró al oír las palmadas —. ¿Qué sucede Honey?

—Bueno... pues, tengo una sorpresa para todos —comenzó emocionada—. ¡Compré tickets de avión para que vayamos todos juntos a México para festejar el Día de Muertos! 

—¿EH? —contestó Hiro incrédulo—. ¿Que no es dentro de unos días nada más?

—¡Oh sí baby! —gritó Fred, moviendo sus caderas en una suerte de festejo—. ¡Siempre había querido ir a México! 

— Hah... sí, son para dentro de tres días —añadió la química rascándose el brazo y bajando la mirada, sus ansias ya eran evidentes para cualquiera que la conociera—. Creo que sería bueno que nos tomemos un descanso, ya saben... para recargar nuestra energía. 

— Diviértanse, yo me quedaré con Baymax cuidando el lab —concluyó fríamente Hiro, ahora sí encestando el bollo de papel. 

— ¿Qué pasa, Hiro? ¿Acaso Cass no te deja irte de viaje con tus amigos todavía? —Intentó Gogo sarcástica, al ver la expresión desesperada de Honey.

Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de Hiro, desde la punta de sus pies hasta el último cabello de su cabeza. La asiática había dado en la tecla, él ya tenía 24 años y nada lo fastidiaba más que cuando lo trataban como a un niño. Ya no le debía explicaciones ni peticiones de permiso a nadie.
Las emociones mezcladas comenzaban a apoderarse de su cerebro. No quería viajar a México en esas fechas, se sentiría incómodo estando lejos de su hogar. Además cargar con la base de Baymax hasta allá sería un problema. A su vez, ya habían pasado 10 años del accidente y él era consciente más que nadie de que necesitaba un cambio de aire aunque lo más probable fuera que se arrepintiese en el instante de despegar.

— Lo pensaré, ¿bien? —prometió—. ¿Qué hay de ti, Wasabi? 

— No lo sé, es que jamás he volado en avión —contestó aterrorizado. Deseaba que nadie notase su falta de confirmación, pero lo habían hecho—. Bueno, si tu vas lo haré.

— Hahaha, esta noche sin falta confirmo —exclamó Hiro entre risas, había esperado una respuesta así de su compañero. 

Las carcajadas de los 5 irrumpieron la tranquilidad del laboratorio por un rato, hasta que Wasabi se cansó de ser la causa de su diversión y decidió que era hora de ponerse a trabajar. 

...

El día fue tranquilo y no hubo ninguna emergencia, lo que les permitió trabajar en sus proyectos sin contratiempos. A todos menos a Hiro, que no fue capaz de dejar de darle vueltas al asunto del viaje. Al despedirse, Honey le rogó que lo pensara bien y así entendió que el propósito del viaje era distraerlo de sus penas. A pesar de no habérselo dicho, él agradecía mucho la amabilidad y el apoyo de la chica; y aunque su manera de manejar el dolor era aislarse del mundo, realmente iba a considerar viajar con ellos.  

...

La tía Cass lo esperaba en casa con unos deliciosos burritos de carne con mucho guacamole, sus favoritos. Ella siempre le atinaba a sus comidas favoritas cuando más las necesitaba. Luego de una sincera y profunda charla sobre el tema con ella, decidió que viajar le haría bien. La tierra nueva, llena de costumbres desconocidas le brindaría un refresco necesario. Ya había pasado demasiado tiempo estancado en su propio encierro, era hora de romper el cascarón y abrirse a la vida. Antes de acostarse, descargó una guía de idioma español a su móvil y abrió varias pestañas sobre la historia de la festividad a la que asistirían para informarse. Después de leer lo suficiente como para estar a tono, envió al chat grupal:

A huevo cuates!
Nos vamos a México!
 

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora