3 - Nuevos comienzos

147 13 3
                                    

Este capítulo es especial para mi porque hice collab con mi amiga, la gran artista Gominola <3 Pueden entrar a los siguientes links y ver los otros hermosos trabajos que ha hecho! 

https://twitter.com/gominolahearts
https://www.facebook.com/agostinagomezc/
http://gominolapsicopateada.tumblr.com/

------------------------------------------------------------------------------------------------


Hiro POV

Luego de unas agotadoras seis horas de vuelo, cuando por fin pisaron suelo Mexicano, las dudas seguían flotando en su mente. Preguntas tales como "¿Habré tomado la decisión correcta?", "¿Estoy listo para esto?", "¿Se enfadará Tadashi si no voy a visitarlo este año, o estaría orgulloso de mí por seguir adelante con mi vida?", lo atormentaban. Pero hacía tanto calor que otras preocupaciones comenzaron a condicionar su raciocinio. En realidad el día no estaba tan caluroso, después de todo ya era otoño; mas comparado con el fresco clima peninsular de San Fransokyo, la temperatura actual era bastante más cálida de lo normal en su escala térmica.
Aún tenían un largo recorrido en taxi hasta la terminal Xochimilco, donde tenían que tomar una combinación de trenes que luego de aproximadamente unas ocho horas de viaje, los dejaría cerca de su destino: Santa Cecilia, el pueblo natal de los antepasados de Honey Lemon.

...

Simpáticas y coloridas lámparas con forma de calaveras adornaban el pequeño pueblo, brindando una hogareña sensación de calidez proveniente de la naranja llama que ardía dentro de ellas. Decenas de familias marchaban alegremente en procesión al panteón donde celebrarían junto a sus seres queridos. La música resonaba en cada esquina, y hasta se oía a uno que otro cantar. La atmósfera festiva no cesaba de sorprender y contrariar a Hiro, quién a pesar de haber aprendido previamente que el Día de Muertos no era algo triste, no podía comprender cómo los mexicanos podían sonreír ante el recuerdo de sus fallecidos. «¿Podré algún día recordarte con felicidad, Tadashi?»

—Vamos Hiro, ¡llegaremos tarde a la celebración!   —lo apuró Honey Lemon, que como de costumbre rebosaba de energía y emoción. Lo tomó fuertemente de ambas manos y corrió con torpeza hacia los demás, que ya estaban casi media cuadra por delante admirando una escultura de La Catrina. De seguro lo obligarían a hacerse algunas fotografías para enviarle a Cass allí.

La rubia los había llevado a cientos de lugares en tan solo unas pocas horas. Era cierto que solo tendrían dos días en el país, y estaba disfrutando mucho más de lo que había previsto, pero el muchacho ya estaba exhausto. Por un momento había creído que los ancestros de la chica eran relativamente cercanos a su generación, pero en realidad lo único que Honey sabía sobre ellos era que provenían de aquel poblado, por lo que se limitaron a ser simples excursionistas recorriendo cada sitio turístico que este ofrecía.
A su suerte ya era de noche y no faltaba mucho para poder tener su merecido descanso. Pero por supuesto no sin antes cenar unos deliciosos tamales en la Plaza del Mariachi, donde se realizaría el evento principal del que su amiga no paraba de hablarles desde que les había propuesto el viaje. Al parecer cantaría un músico reconocido, y aunque nunca había escuchado música mexicana antes, experimentar cosas nuevas no le resultaba desagradable. 

...

Las cosas empezaron a ponerse negras al llegar a la plaza. La cantidad de gente concentrada lo agobiaba demasiado y su alegría exagerada lo incomodaba. ¿Realmente esta gente no estaba sufriendo en lo más mínimo?
La fila del puesto de tamales era interminable y Gogo expresó su firme intención de cenar más tarde para no perderse nada del espectáculo, así que hambriento y todo tuvo que hacerse paso entre el jubiloso tumulto de personas hasta encontrar un buen lugar. «Solo un rato más y seré libre» repitió para sus adentros, tratando de calmar la ansiedad que comenzaba a hormiguear en sus extremidades.
Justo cuando empezó a pensar que el evento no comenzaría nunca, un hombre regordete con un gran sombrero y un gracioso bigote se abrió paso hacia el centro del escenario y empezó su discurso: 

"¡Buenas noches compadres! ¡Feliz comienzo del Día de Muertos! Como todos aquí ya sabemos, podemos pensar en la muerte solo como sufrimiento y dolor, pero en realidad esta está ligada a nosotros. Se debe aprender a valorar la vida, a disfrutarla cada instante, porque nadie es eterno. La muerte da sentido a la vida, la vida de aprender a crecer uno mismo. Por esa misma razón, no suframos a los que hemos perdido. Después de todo, tenemos la suerte de poder compartir estos dos días con ellos cada año..."

 —Voy a comprar tamales —murmuró en un tono apenas audible, sin terminar de oír al presentador. Con la vista fija en la nada misma y sin preocuparse por averiguar si sus amigos lo habían oído o no, se abrió paso como pudo y una vez lejos del alboroto se echó a correr. 

  «¿Tenemos la suerte de poder compartir estos dos días con ellos cada año? ¿Acaso este tipo sabe lo que dice?» Ya quisiera él poder pasar por lo menos dos días más con su hermano alguna vez. ¡Al menos uno! Como tanto temía, este viaje había sido una mala idea. Aún no estaba listo.
El dolor, la confusión y la ira batallaban en su interior por ver cual de ellos era el sentimiento que predominaba. Su cuerpo, comprendiendo por sí mismo lo que necesitaba, movía sus piernas por inercia pura alejándolo de todo aquello. Lo único que deseaba era estar en la familiaridad de su habitación, aquella que compartía con su hermano mayor, y llorar hasta el cansancio como todos los años. Mas cuando recobró el juicio, se halló en la inmensidad de un parque que no reconocía. La penumbra lo inquietó, pero cualquier lugar que fuera aquel, era mejor que permanecer en la plaza.  A lo lejos distinguió unas esculturas que parecían pertenecer a algún cementerio, y sabía que en Santa Cecilia había solo uno, por lo tanto no podía haberse alejado mucho de la ciudad. En el suelo, amarillas flores de cempasúchil cortaban con la negrura del lugar y lo invitaban a permanecer allí. El silencio y la paz que habitaba aquel claro lo relajó y decidió sentarse sobre el césped a juguetear con los pétalos y observar el cielo hasta calmarse por completo. Este se veía despejado, la luna llena y brillante iluminaba su blanquecina piel, y los estrellas centelleantes formaban varias constelaciones que conocía de memoria. Quizás si las nombraba una por una, podría desviar su pensamiento por un rato. 

— Antlia, Caelum, Canis Major, Centaurus, Columba, Corona Australis, Corvus, Eridanus, Fornax, Hydra, Lepus, Lupus, Microscopium, Piscis, Austrinum, Puppis, Pyxis, Sculptor —repetía como poseso una y otra vez. Su catarsis estaba funcionando de maravillas.

— Vaya conjuro estas realizando, wey —canturreó una dulce voz desconocida. Hiro se sobresaltó ante la novedad, y maldiciendo en sus adentros se volteó a ver quién lo interrumpía con semejante comentario.

De pie tras él se erguía un apuesto moreno con una guitarra al hombro y un traje bastante llamativo. Lo reconocía como la vestimenta típica de un mariachi, con su gran sombrero bordado y su moño al cuello, pero nunca había visto uno de cerca.
La luna que ahora se hallaba tras su espaldas, relucía la tostada tez del muchacho, y destacaba el atractivo lunar en el costado superior izquierdo de sus labios. 

—Cualquiera sabría que estoy nombrando las constelaciones visibles desde este hemisferio —esbozó con rudeza—¿No deberías estar en la fiesta, mariachi? —agregó irónicamente. No le importaba realmente, pero quizás sí le daba algo de curiosidad. No era normal que alguien como él se estuviera perdiendo de la fiesta y además se lo veía algo alterado.

Sin pedirle permiso, el músico se tomó la libertad de apoyar su guitarra a su lado y de sentarse junto a él. 

—Bueno, es una larga historia. ¿Tienes algo de tiempo esta noche, genio?  






Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 08, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora