Capítulo 3

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Se fue a tomarse un café al Prêt À Manger más cercano, con un humor de perros y apurando un Marlboro . Antes de entrar, lo tiró al suelo de la calle y lo pisoteó con sus taconazos negros.

Nada más entrar vio a Lucy, su alumna de canto favorita. Era sólo tres años más pequeña que Ali, pero ésta la miraba con una mirada prácticamente maternal. Cuando Lucy le sonrió y le hizo un gesto para que se sentara, se le dibujó una sonrisa preciosa en la cara y se acercó con paso seguro a su lado.

Sentadas en la mesa, Ali le preguntó a su pupila que qué tal estaba, si le iba bien su cover de la serie Glee... Lucy y ella estaban muy cómodas hablando, una con su frapuccino y la otra con su espresso. Sus estilos tenían una diferencia radical. Lucy era morena con el pelo liso y ese era todo el parecido que guardaba con Alicia.

Lucy, a pesar de tener edad de desmardrarse, era inocente, dulce, comprensiva, cariñosa, amable, amante de las canciones lentas, los musicales, y siempre vestía impecable y angelical.

En cambio, Alicia era un poco más... "chica mala". Siempre había sido la rara del instituto, pero al llegar a la edad adulta, utilizó toda la rabia contra el mundo como combustible para arrasar con todo lo que amenazaba con apartarla de sus objetivos. Vestía casi siempre de negro o rojo. Casi siempre llevaba ropa con roturas, escotes de vértigo y su ropa interior eran todo tangas y sujetadores de Victoria's Secret.

Además sólo lucía tacones desde que acabó el instituto, sobretodo los negros de aquel día, que tenía desde hacía cuatro años y aún parecían nuevos.

Después de cuarenta minutos marujeando, Alicia fue sincera con ella y se decidió a pronunciar algo que le dolería.

-Me voy de año sabático a partir de la semana que viene. La verdad es que no sé cuánto tardaré en volver...

Lucy la miró incrédula y le tomó de la mano sin decir ni pío, acariciándole los nudillos.

-No abandones tu sueño, peque. Vales mucho.

Lucy no pudo contener una lágrima, que surcó su rostro haciéndola aún más achuchable. Aún parecía una niña pequeña.

-¿Por qué lo abandonaste tú? Vales más que yo.

-Eso es mentira. - La voz de Ali sonó tan tajante y segura que hasta ella misma se sorprendió de su propio tono.

-No quiero que te vayas. No te pido que abandones el periodismo, pero... -Lucy parecía más calmada, pero sólo lo hacía para persuadir a su maestra.

-Lucy, mira, siempre voy a llevarte en mi corazón. Cuando vuelva serás la primera a la que visitaré, te lo prometo. No quiero que te sientas mal, ni mucho menos que me extrañes. Simplemente disfruta del tiempo libre que vas a tener a partir de ahora.

Se levantaron y se dieron un tierno abrazo.

-Te quiero. -Le susurró al oído.

-Yo también, peque.

Lucy le acarició la cabellera con las yemas de los dedos: el pelo de Ali le parecía perfecto, aunque nunca se lo había dicho.

Ali entendió lo que estaba pasando y lo que estaba a punto de pasar, y le dio unas palmaditas en la espalda.

-Cuida de Paula.

Se separaron y Ali se puso de nuevo sus gafas de sol de estilo aviador de camino a su coche.

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⏰ Última actualización: May 31, 2014 ⏰

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