Sesión 2

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Nunca olvides que basta una persona o una idea para cambiar tu vida para siempre, ya sea para bien o para mal

Alonso POV:

— Veo que nuestros hijos se llevaron bien
— columba dijo mirándonos.

— Me alegra que así sea, en un futuro serán nuestros sucesores en la empresa.— Mariana codeo ligeramente a Columba y ambas rieron.

— Qué lindos ojos tienes.—dijo.— sería una pena que alguien quisiera arrancartelos.

— A-a que te refieres.— tartamude.

— Sí, que un cuervo llegara con su filoso pico y los acuchillara hasta sangrar y finalmente quedarte ciego.— sonrió oscuramente.

— No creo que eso sea posible, sería una entre miles.— me defendí.

— ¿Quieres apostar?

— ehmm....— guardé silencio unos segundos, mami grito y sentí alivio.

— Te salvaste, que si no....— dijo y abrió la puerta.

Alonso se sentía intrigado por las palabras de Jos, de pronto sintió su estómago hundirse, últimamente sufría dolores de ese tipo y comenzaba a preocuparse, sus madres charlaban en la mesa sobre sus negocios, ambos chicos miraban atentos la comida esperando poder probarla, o mejor dicho devorarla

Jos no dejaba atrás aquella pregunta

¿Quieres apostar?

Negó un par de veces y el lo fulminó con una mirada, frunció la nariz y siguió jugueteando con la cuchara

— Amor, usa adecuadamente los cubiertos, estás tirando todo en la mesa.

— Si mamá, no pasará de nuevo.

— Hola Alonso, buenos días, que lindos ojos.— la miss jaló de mis mejillas dejando unas pequeñas marcas, educadamente sonreí sin quejarme.

— Buenos días miss.— plante mi mochila en una banca.

— Hoy quiero presentarles a un alumno no tan nuevo pero que cambió de salón.

— H-oo-la.— bajó la mirada.

— No seas tímido y preséntate.

— Mi nombre e-es, Alan Navarro.

tomó su lugar y cuidadosamente se sentó, la clase prosiguió hasta el recreo donde Alonso salió sin decir nada, tenía muchos amigos pero siempre disfrutaba estar lejos y observando la situación.

Se dirigió a los baños, cerró la puerta con seguro, al terminar intentó abrir la puerta pero fue obstruida.

— Déjame salir.— pidió con tranquilo.

— ¿Y si no lo hago? — contestó del otro lado.

— Te acusare con la miss.— inquieto respondió.

— No me provoca dejarte ir.— rió.

— Si en cinco segundos no me dejas ir tranquilamente gritaré, no miento.

— Grita lo que quieras, total nadie podrá estar aquí para ayudarle, es más te podría cortar ahora mismo.— carcajeo.

El pequeño Alonso gritó tan fuerte que sus cuerdas bucales comenzaron a doler, nadie respondía y era como si todos estuvieran ausentes, el miedo se apoderó de el, sus ojitos se humedecieron debido a la desesperación, pataleo y empujó pero fue totalmente inútil.

— Haré lo que quieras pero para de una vez

— Entonces negociaremos, no intentes huir porque todo se pondrá feo.

Asomó su rostro por la puerta del baño y se sorprendió al ver a Jos detrás de todo esto.

— ¿T-tu? ¿Porqué? creí que éramos amigos.

— Decidí que no debíamos serlo.

Se acercó rápidamente al menor hasta acorralarlo en un rincón hasta tocar pared, el mayor lo miró fijamente con aquellos ojos miel oscurecidos.

— ¿Quieres jugar?

— J-u-gar ¿a que?— dije nervioso.

— Al lobo feroz.— gimió.— pero antes.... Quiero enseñarte un poco de disciplina.

Aspiró el aroma de mi suéter.

— Déjame, déjame...

— ¿Qué hacen? — suspiré aliviado al ver a Freddy entrando.

Nos veremos después angelito.

Sin decir más salió, mis piernas poco a poco dejaron de flaquear para reincorporarme, Freddy no prestó atención siguiendo con su necesidad, mientras que yo salí del lugar nervioso y temeroso.

Al lobo feroz

¿Qué significa eso? ¿Acaso es un juego de palabras?

Debo terminar con esto pronto antes de que empeore.

Salí lentamente, miré de un lado a otro, cuando puse un pie fuera me tomaron bruscamente por el brazo, me gire y cómo fue de esperar Jos se encontraba atrás mío, plantando intimidante su mirada como un total psicópata.

¡Oh no!

— No puedes huir de mí alonsito.— dijo

— Me esconderé y no podrás hallarme.

— Sea donde sea que tú te escondas, te encontraré como el lobo a la indefensa Caperucita por todo el bosque.

Nuevamente mis piernas fallaban, acercó sus labios rozando mi cuello lentamente y con profundidad.

Esperaré pacientemente hasta que lleguemos a una edad considerable y conocerás el verdadero temor, la satisfacción y el dolor, así hasta matarte lentamente.

Sus palabras resonaron en mis oídos y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.

¿Satisfacción, dolor, muerte?

¿otro juego de palabras?

Amargo - J.V ∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora