Capitulo 4: El mejor pecado.

13 1 0
                                    


Han pasado dos semanas desde que Joshua y yo llegamos aquí. Todo ha sido un reto, la ropa de este lugar es muy distinta a la mía, yo que llevaba la mía en el auto quería usarla, pero Jou no me dejo, me decía que debía vestirme de acuerdo al lugar, de otra manera Amber me echaría de su casa ya que ella "no vivía con rameras", palabras suyas, no mías.

Porque yo no me considero una ramera, porque no necesito paga, con buenos orgasmos soy feliz, y hablando de orgasmos, no he tenido uno en meses. ¡Meses! Pues antes de llegar aquí tenía una promesa de abstinencia con Clair,- Clair es mi mejor amiga.- pero Jeick no se cansaba de hablar con respecto a eso.

Sus insinuaciones eran claras: QUERIA ATENCIONES. Solo le faltaba un cartel en grande que dijera: DEJAME COGERTE, pero yo como chic buena y honrada que soy me he negado a todas sus indecorosas e indecentes propuestas.

Es que soy responsable, MUY responsable y aquí ¡no hay condones!, ni siquiera hay farmacias, no hay anticonceptivos, nada, NADA. Y yo aquí, como burro sediento con el agua al lado, pero sin poder tomarla. ¡Me estoy deshidratando! Casi he vuelto a ser virgen ¡VIRGEN!

Pero bueno, mejor sigo mi recuento. Amber –alias la frígida amargada. –me ha enseñado muchas cosas. Me enseño a cocinar sin sazones pre-fabricados. Todo con verduras y especias, a barrer, a lavar el piso y los trastos, ¡hasta me enseño a coser! Y bueno, a mi no me llama eso de ser ama de casa, porque... eso no es para mí. Yo no nací para casarme y criar bichos, digo, hijos.

Escuche a alguien resoplar. –Marie, apuesto que no has puesto la comida, pobre del hombre que se case contigo, morirá de hambre. –entorne los ojos y seguí mirando el extraño techo y meditando.

–no me interesa casarme. –respondí con dejadez. –prefiero ser cortesana.

Amber, acostumbrada a mi palabrería se dio la vuelta con una sonrisita.

–y... ¿Por qué no te vuelves la cortesana de mi cuñado? –dice irónica. –con lo desvergonzada que eres te irás a vivir con él sin antes estar unidos en santo matrimonio.

–Podría quedarme embarazada, eso no me gustaría tampoco, prefiero ser tu forastera para siempre.

–o... el podría acabar afuera. A mí me ha funcionado todos estos años.

–cierto. –respondo automáticamente.

***

– ¡Coño, Amber, eres un maldito genio! –grito al entender por fin a lo que se refería su loca anfitriona. –acabarse afuera, a mi no se me hubiese ocurrido antes. Eres... –bese su mejilla. – un genio. Un maldito y hermoso genio.

La cara de Amber estaba estupefacta. Yo Salí corriendo, tenía que hacer una propuesta, y rápido.

Corría incomoda –por e vestido- y a lo lejos vi a Jou, Jeick y James, trabajaban la tierra con esa incomoda ropa de este sitio.

– ¡Jeihcob! –grite. – ¡Jeick! –el miro en mi dirección, su cara se veía roja y sus hermosos ojos mieles brillan gracias al sol. Sonrió al verme corriendo como loca hacia él y dejo lo que estaba haciendo para acercarse.

–Mariposita, aquí estas. –dijo sonriente.

–me voy a vivir contigo. Seré tu cortesana. Tu amante lo que quieras, menos tu esposa.

–ammm, esto... ¿es una pregunta o una afirmación?, mejor digo ¿tengo alguna otra opción? –pregunto el sonriente.

–es una afirmación y no, no tienes otra opción.

Another realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora