Prólogo.

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Él entró a la habitación y cerró la puerta con delicadeza, sonrió al ver al pelinegro recostado sobre la cama que compartían, durmiendo con la boca ligeramente abierta dejando ver sus pequeños dientes blancos. Dejó la bolsa de sus recientes compras en la cómoda de la habitación y se sentó al lado del hombre que tanto amaba, revolvió sus finos cabellos recientemente teñidos de negro mientras sonreía, tratando de despertarlo de una manera dulce.

—Yoongi, despierta. —susurró con delicadeza mientras le daba un corto beso en su pálida frente.

—Cinco minutos más... —pidió mientras escondía su rostro en la almohada. Él solo sonrió.

—Me encantaría dejarte dormir toda la tarde si pudiera, pero debo entregarte esto ahora.

Al cabo de unos segundos el mayor reaccionó y se sentó sobre la cama, con la mirada un tanto perdida bostezó e ignoró cuando Jimin trató de acercarse para besarlo con cariño en los labios, como todos los días cuando lo despertaba. Yoongi sacó su celular del bolsillo de su pantalón y miró la hora mientras con su mano contraria daba leves golpes en la cama, eran ya las tres de la tarde, chasqueó la lengua y trató de levantarse, pero su novio tomó su mano y le entregó un pequeño regalo que venía dentro de la bolsa de sus compras.

—Feliz cumpleaños, cariño. —al no ver reacción alguna de su novio él mismo abrió el pequeño envoltorio, mostrándole un anillo de oro y tratando de ponerlo en el dedo anular de Yoongi.

—No puedo aceptarlo.

—Es solo un anillo de pareja, ¿aún así no puedes? —el rapero negó con un movimiento de cabeza y su novio suspiró, se sentó nuevamente a su lado y acarició su espalda con movimientos circulares demostrándole cercanía, tratando así que su pareja fuera sincera al decirle que le sucedía.— ¿pasa algo?

Yoongi era alguien bastante transparente con Jimin, el menor siempre podía descubrir que le sucedía algo con tan solo mirar su semblante o escuchar el tono de su voz; en realidad, podía hacerlo con todos los integrantes del grupo, pero con Yoongi iba más allá de un simple diagnóstico de estar cansado o descontento con algo, ellos eran pareja y sabían todo lo que sucedía en su relación o en sus vidas.

—Jimin yo... he pensado bastante las cosas que han pasado últimamente... —su voz era más gruesa de lo normal, quizás era porque había despertado hace solo unos minutos, pero el menor de inmediato se preocupó al escucharlo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó con un tono nervioso, Yoongi solo suspiró, tratando de no demostrar el nerviosismo que lo inundaba poco a poco.

—Lo siento yo... ya no te amo.

Y en ese entonces, Park se quedó mirando a un punto fijo mientras en su mente pensaba en que podría haber hecho de malo para que esto ocurriera, mientras tanto, el frío anillo cayó al suelo y rodó hasta perderse entre los muebles de la habitación. En su mente revivió momentos preciosos, cuando hace ya casi cuatro años habían comenzado su relación, la primera vez que se besaron en un pequeño parque cuando el mundo aún no los conocía, o esa vez cuando se juraron amor eterno, frente a la "Fonte do Amor Eterno" en Brasil, una bella fuente llena de candados de distintos colores, todos sellando un amor como el que ellos se prometieron en ese entonces.

Yoongi se levantó de la cama y salió del cuarto sin decir nada más, dejando ahora a su ex pareja en completa soledad, llorando por su culpa. Cuando cerró la puerta no pudo evitar soltar un sollozo mientras sujetaba su débil cuerpo contra la puerta, cubriendo su rostro con ambas manos y lamentando lo que acababa de hacer. Él ya no sentía lo mismo y no podía seguir mintiéndole a alguien que amaba con todo su corazón, no podía romperlo poco a poco a base de mentiras.

Lo amaba tanto que no soportaría otro día más junto a él, siendo un obstáculo para su vida. Debía dejar que Jimin fuese realmente feliz, sin él a su lado.

Siempre Tuyo, Little Prince. / YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora