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—Vamos, no seas así y acompaña a este lindo amiguito a las carreras. —era la milésima vez que YoonGi hacía una mala cara de cachorrito mojado haciéndolo parecer al Perro Chocolo luego de bailar trap en una gran fiesta con Bad Bunny.

—No jodas, YoonGi. —suspiró con cansancio, su paciencia se estaba acabando. —Mañana tenemos dos exámenes, y tienes que creer que no están nada fáciles. Tus padres dijeron que si reprobabas alguna otra materia, le estarás diciendo Chau, mil besos, mil besos, mil besitos, besos a tu motocicleta.

Taehyung rio para sus adentros, él sabía lo chistoso que era y la gran carrera de humorista que le esperaba en un futuro. Quizá haciendo Stand Up Comedy en algún bar o algo por el estilo.

—Pues precisamente por eso quiero que me acompañes, eres mi amuleto de la suerte.

Min YoonGi tenía toda la razón, lo recordaba todo perfectamente. Hace cinco meses atrás tenía la esperada final con uno de los mejores motociclistas de la ciudad, el miedo carcomía su cuerpo en esos momentos y su única salvación era su mejor amigo, Kim TaeHyung. Todos pensaban que YoonGi era un chico frío y con corazón de piedra, pero lo que ellos no sabían era que detrás de la bestia Suga se escondía un ser cálido e inseguro, que le costaba expresar sus sentimientos. De todas las personas que podían existir en el mundo, TaeHyung era el único capaz de brindarle confianza y seguridad.

—La última vez que fui terminé sin voz y en cama por una semana. —abultó su labio al recordar el episodio de hace cinco meses— Además, ese amigo tuyo es un pesado, arrogante y arribista.

—¿Hablas del maldito de Jota? No, no, no. —una mueca de repudio se formó en el rostro del peli-menta— Ese hijo de puta no es amigo mío y dudo que algún día lo sea.

—Aich, solo lo dices porque te ha estado ganando estas últimas carreras. —una risilla se escuchó en el salón de clases, en el que por suerte no reinaba el silencio. —Mmh, pero bueno... ¿La carrera es hoy?

—¡Sí! —la alegría se asomaba veloz en la pálida cara de YoonGi. — Por favor, mocoso... acompáñame, ¿sí?

—¡Oye! Solo soy ocho meses menor que tú. —se cruzó de brazos tratando de alargar la incertidumbre de su amigo, consiguiéndolo. — Está bien, pero tú tienes que ir a buscarme y ayudarme a escapar de casa. —Min asintió entusiasmado, pero volvió a su compostura en segundos. — Ya sabes qué hacer, espérame en la pared del patio trasero que da con mi pieza.

—A las nueve en punto estaré ahí, lo juro.

(...)

Ocho en punto y Kim estaba con los nervios de punta sin saber qué ponerse. Esta noche tenía que lucir rudo, no podía usar esos chalecos de lana que tanto ama tejidos por su abuela. Desesperado andaba en busca de algo que lo hiciera ver espléndido y pudiera decir: ¡Wow!, al verse frente al espejo. Sigiloso se dirigió al cuarto de su hermano, sabría que en su clóset encontraría miles de prendas y variedades para escoger a gusto.

—E-es hermosa... —susurró al ver una gigante chamarra de cuero negra.

Corrió a su cuarto en busca de un suéter blanco; hoy no estaría mal ocupar alguno si iba en compañía de esa hermosa chamarra. Añadió unos jeans oscuros al conjunto y...

—Que bien te queda mi chaqueta. —escuchó la voz de su hermano. Si sus oídos no calculaban mal, estaba parado en el marco de la puerta. — Me gusta como se ve en ti.

Demonios.

Rayos y centellas.

—Y-yo... solo quería ver cómo quedaba en mi cuerpo, nada más. —tartamudeó. Mala idea. Todo el mundo sabía que cuando Kim TaeHyung tartamudeaba era porque estaba muy nervioso o escondía algo.

I don't fucking care. [»KookV«]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora