Dejé atrás esa horrible "aventura" que había vivido, mi corazón estaba latiendo a una velocidad fuera de lo común , como si intentara hacerse hueco entre mis costillas para salir de mi cuerpo.
Miré bagamente el reloj:
- Faltan cinco minutos para la entrada-pensé- Aunque si allí estan también a mordiscos no creo que les importe mucho si llego tarde.Intenté reirme, pero el miedo y la inquietud que tenia en mi cuerpo me lo impedian, solo podía temblar y, malamente, caminar. Tenía unas inmensas ganas de llorar, para liberar así todo el miedo y todas las tensiones acumuladas.
Mientras avanzaba solo y asustado por las calles, extrañamente solitarias, algo, de tamaño medio, se estrelló con brusquedad contra el suelo, justo delante de mis pies, manchándome de sangre el poco espacio que quedaba en mi cuerpo por manchar.
Era un hombre de mediana edad, semicalvo y con la piel seca y de un color estraño, sus ojos estaban en blanco y , por el golpe, se le habia abierto un trozo de la cabeza, si me concentraba, le llegaba a ver el cerebro.
Un gran escalofrío recorrió mi columna vertebral de abajo a arriba no sabía que hacer ni que pensar solo se me venía una palabra a la mente: MIEDO.
- EH!!!! Chaval, ¿estas bien?
Miré hacia arriba y ví la silueta de una mujer, mas bien una adolescente.
-S-Sí, eso creo... -contesté.
-Me llamo Ana, pero puedes llamarme Anie, anda sube, eres el primer vivo que veo hoy...
Miré el reloj, ya habian comenzado las clases.
-Bueno, parece que llegaré tarde- pensé -
- Que haces ahí parado, sube, estoy en el 3°C
Me habrió el portal por el telefonillo y entré, el portal tenía un ambiente húmedo y viejo, no habia ascensor para acceder a las viviendas y su decoración era muy...¿antigua? Es como si hubiese dado un salto en el tiempo.
Comenzé a subir por las escaleras, en el primer piso todo parecia normal, en el segundo había una puerta violentamente rota, en cuanto la vi aumente la velocidad.
Anie estaba esperandome en la puerta de su vivienda.
- Que, te has tomado un café en el portal, con lo que tardaste - me sonrió soltando una ligera carcajada.
- Es que me quedé admirando la decoración tan moderna del edificio - la miré y me sonrojé, era preciosa, tenía unos ojos azul claro y una piel blanca y aterciopelada, su pelo moreno tenía un brillo deslumbrante y su sonrisa era dulce y sincera.
Miró hacia arriba en busca de paciencia y me dijo:
- Anda, entra.
Su casa, al contrario del edificio, era mas luminosa, fresca y moderna, utilizaba mucho el blanco, que es algo que le da un toque moderno a la casa.
- ¿Quieres beber algo?
Antes de que contestara, salió hacia la cocina, yo me senté en un sofá azul pastel de tela. Salió de la cocina con dos vasos de Coca-Cola y los puso en la mesa delante del sofá.
- Supongo que te preguntarás quien es ese hombre que se precipitó desde mi ventana.
- Hombre, pues un poco de curiosidad tengo.
- Es , bueno, era mi padre... me levanté como todas las mañanas para ir a clase y escuché unos ruidos extraños en su habitación, abrí la puerta por si necesitaba ayuda y se abalanzó sobre mi, tenía una expresión diferente, sin vida, como si no tuviese alma...
Estaba paralizado, no sabía que contestarle.
- Salió de su cuarto - prosiguió - e iba detrás mia , quería hacerme daño, retrocedí hasta toparme con la puerta del valcón, la abrí, agarré un jarrón y salí afuera, en cuanto salió, le golpeé con el jarrón en la cabeza, precipitándolo contra la barandilla, le di un empujón y calló...
-¿¿ P-pero como haces eso sin asegurarte de que te quisiera hacer daño??
- Claro, y dejo que me mate ya de paso, no era dueño de su ser...
- Y tu madre,¿ donde está?
- Mi madre falleció hace 4 años, estabamos mi padre y yo solos, bueno, ahora solo estoy yo...
-¿Y que piensas hacer?
- Sinceramente no lo se...
Me bebí mi vaso de Coca-Cola de un trago.
- Si quieres puedes venir conmigo - me sonrojé -
- No , muchas gracias , no quiero ser una carga...
- ¿¿¡¡Pero que dices??!! Por lo que hiciste aquí, pareces muy fuerte, y si vuelven a aparecer esas cosas podremos defendernos.
-¿Estas seguro que quieres que vaya contigo?
- Por supuesto, me encantaría.
Me miró fijamente y me abrazó con fuerza, echándose a llorar en mis brazos.
- Tranquila, es normal lo que sientes, yo siento casi lo mismo...
Le dí una servilleta de la cocina para que se limpiara las lágrimas, dejó de llorar y me dió las gracias.
- De nada - se sonrojó - ¿Hay algo que podamos usar de arma? - dije, apartado la mirada -
- Como mucho los cuchillos de la cocina, lo siento.
Vacíe los libros del bolso-mochila e introduje los cuchillos que habia, unas botellas de agua, unas latas de refresco, unos snacks de queso y algo de fiambre.
- Con esto creo que ya está todo,¿ lista?
- Un momento - salió corriendo a su cuarto y volvió con un colgante - Este colgante me lo regaló mi madre, es muy importante para mi.
Eché un vistazo panorámico por si nos olvidábamos algo importante y nos marchamos
- ¿Adonde vamos? - Dijo Anie-
- Yo me dirijía hacia mi instituto, podemos ir.
- Perfecto, pues allá vamos!!!
Regresamos a las calles solitarias, cuando me acordé de esta chica, la chica, es la chica que veía todos los días en la bajada del instituto, creo que va en el instituto de al lado, me habia llamado la atención por su alegría y su belleza...
Ahí me di cuenta de que personas que antes miraba todos los dias y casi no significaban nada para mi, ahora son lo mas importante...
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Más allá de la muerte
HorrorUna novela de terror que cuenta el infierno de Alex, nuestro protagonista.