Capítulo 3

30 4 2
                                    

Continuábamos caminando por las calles solitarias camino hacia mi instituto, Anie se veía preocupada, algo normal viendo la situación en la que nos encontramos. Tenía un carácter fuerte, no se dejaba influir por nadie, hacia todo lo que ella pensaba correcto y no dejaba que nadie le pasase por encima.

Todo lo contrario a mi, si me tuviera que definir seria con una palabra: INSEGURO.
Mi carácter es sensible, no suelo llorar en público soy muy inocente e influenciable.

Cada vez quedaba menos para llegar, no sabía lo que me depararía el futuro al llegar.

-Es ese  edificio azul que se ve desde aquí. - Le dije -

-Pues a que esperas, corre.

Me cojió una mano a la vez que sonreía y echó a correr conmigo detrás, con nuestros brazon enganchados como dos vagones de tren.

Solo quedaba doblar una esquina y el instituto estaría de frente.

Doblamos la esquina y encontramos dos de esos seres en frente del portalón del edificio.

- ¿Mierda, que hacemos ahora?- Le dije -

-¿Como andas de puntería?

-Bien, creo...

-Coje dos cuchillos y dame uno.

Abrí la mochila, dudoso de lo que fuera a hacer. Le di el cuchillo, se acercó un poco y lo lanzó...

Mi corazón estaba parado, no podia respirar, tenia miedo.

El cuchillo se clavó de lleno en la cabeza de uno de ellos, dejandolo en el suelo.

-Te toca - me dijo, guiñandome un ojo-

-P-pero ¿y si fallo?

-No lo harás, cree en ti.

Respiré hondo, agarré el cuchillo de cocina con fuerza y lo lancé. Casi podía escuchar como el viento se cortaba, haciendole paso al cuchillo, lo único que consugí fué rebanarle una oreja.

-Mierda, nos ha visto, ¿que hacemos?

Anie me quitó la mochila, sacó otro cuchillo y corrió hacia el ser que quedaba en pié, le saltó encima y le clavó el cuchillo repetidas veces en la cabeza.

No podía creer lo que ví, las habilidades y el valor de Anie eran sorprendentes.

Recojí los tres cuchillos y, con un trozo de ropa de uno de los seres,les  limpié la sangre y los volví a meter en la mochila.

La puerta estaba cerrada, la única opción era saltar el portalón, nos costó pero lo conseguimos.

La puesta principal también estaba cerrada, intenté abrirla de una patada pero no lo logré. Lo intenté tres veces más, imposible.

Anie me apartó y de una fuerte patada abrió la puerta.

-Normal, te la había aflojado - me sonrojé -

-Ya claro, que haría sin ti - sonrió y a la vez se sonrojó-

-B-b-bueno, ¿entramos?

-S-s-si.

Entramos en el edificio, todo parecía normal, la silla del conserje estaba de espaldas a la ventanilla, pero había alguien sentado, saludé pero no obtuve respuesta.

Algunos escalones estaban con restos de sangre, eso no me tranquilizaba.

Alguna que otra luz parpadeaba en los pasillos, pero eso pasaba siempre, se nota que no había presupuesto ni para tizas...

Escuchamos un ligero ruido y Anie se agarro a mi brazo por el susto, me puse muy nervioso y, sin darme cuenta pisé un charco de sangre y resvalé, empujándola conmigo escaleras abajo.

Rodamos por las escaleras hasta acabar en el descansillo, estaba con la espalda pegada al suelo, y ella encima mia, nuestros labios estaban a una mínima distancia, me entraron ganas de besarla.

Antes de que las hormonas se apoderasen de mi cuerpo, le ayudé a levantarse.

-¿E-e-estas bien?

-S-s-si, gracias.

Una vez incorporados regresamos nuestro camino hacia mi aula, subimos hasta la tercera planta, todo parecía normal, y nos metimos por el pasillo que daba a mi clase.

Ahí estaba, la puerta de mi aula, la puerta de 4°E.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 29, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Más allá de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora