Unos pasos acelerados se escuchaban por las calles de Madrid, algunos pensarían que la prisa de la chica de pelo platinado se debía a que iba completamente sola y de noche, pero se equivocarían, otros le echarían la culpa al frío puesto que iba con un vaporoso vestido muy poco adecuado para estar en el último día de octubre (realmente a ella no le molestaba esa cuestión). La verdadera razón era que llegaba tarde, mucho, había quedado con sus amigos hacía más de media hora, seguro la iban a matar. Pero ¿qué culpa tenía ella de haberse entretenido de más con la chica con la que había quedado aquella tarde? Sinceramente no se arrepentía de nada.
Cuando alcanzó el local cuatro cabezas se giraron hacia ella y antes de que pudiese salir una palabra de su boca comenzaron a avasallarla.
-¡Por fin llegó la reina de las nieves! Que tú no tengas terminaciones nerviosas no significa que el resto no nos estemos muriendo de frío – una muchacha embutida en un traje de guerrero samurái fue la primera en hablar.
-No seas exagerada Mulán, no es para tanto – Elsa reconoció a Jack debajo de ese disfraz de Jon Snow y se rió internamente, era irónico teniendo en cuenta el parecido de sus apellidos.
-Pues yo me muero por unos abrazos calentitos – comentó un chico bajito con la cara completamente pintada de blanco, una zanahoria de plástico por nariz y un intento de sonrisa macabra. Olaf quería parecer un muñeco de nieve diabólico o algo así, pero no le había salido y lo que daba no era miedo si no ternura.
De repente una flecha con una ventosa al final acabó pegada en la frente de Elsa, al mirar en la dirección de donde había surgido se encontró con una Mérida ceñuda y cruzada de brazos.
-¿Siempre vamos a tener que estar esperándote porque te quieras tirar a cada cosa que ande y tenga tetas?
Elsa hizo una reverencia hacia su mejor amiga.
-Lamento mucho haberos importunado reina de los ladrones de ricos.
Ante la payasada que acababa de hacer su amiga solamente pudo poner los ojos en blanco y sonreír, no podía estar mucho tiempo enfadada con ella.
-Bueno, ¿listos para la mejor noche de Halloween de vuestras cortas vidas? – preguntó entusiasmada Elsa.
-¡Siiii!
La contestación al unísono de sus amigos fue igual de entusiasta y ¿cómo no serlo? Iban a su local favorito para este tipo de eventos y, aunque la música no fuese lo mejor, la bebida era barata y solían hacer cosas especiales para las fechas marcadas en el calendario, por ejemplo, esa noche solo dejaban pasar a gente disfrazada. Aparte, ¿qué mejor lugar que un local en Chueca para un grupo íntegro de desviados?
Cuando pasaron la música taladró sus oídos y les iba metiendo en contexto. Elsa dio una mirada general por todo el lugar, un primer reconocimiento para ver lo que había por allí aquella noche. Saludaba a varias personas que le conocían, siempre había ciertas personas que eran frecuentes de la zona y al final se acababan conociendo todo el mundo. Al llegar a la barra pidieron el primer chupito para inaugurar la noche oficialmente y después de bailar con sus amigos y beber algo más uno a uno fueron dejando el grupo para acercarse a su presa (o una de ellas) de esa noche. Lo más divertido era ver ligar a Mérida, la chica rechazaba todo concepto romántico, pero para ella la física nada tenía que ver con la química. Elsa hizo lo suyo y acabó por irse también, tenía planeado (y seguro que lo conseguiría) batir su record de "chicas en el bote en una sola noche" como lo habían bautizado sus amigos, y no era otra cosa de con qué cantidad de chicas se podía liar una noche de fiesta.
La pelo platino se movía por el pub provocando a la gente, rozaba hombros y caderas, se chocaba suavemente "por accidente". Eso causaba risas nerviosas en algunas ocasiones, en otras miradas sugerentes e incluso algún sonrojo. Iba ya buscando la tercera chica con la que liarse cuando se fijó en un grupo, le extrañó no conocer a ninguno, puesto que como he dicho antes casi todos se conocían por allí, y eso solo significaba una cosa: carnada fresca. Le llamó sobretodo la atención un par de chicos, una pelirroja bajita y un rubio que parecía un armario, ya que reconoció sus disfraces, iban de Hansel y Gretel cazadores de brujas, eran geniales, ellos sí que parecían alemanes de verdad. Al principio alucinó con las armas ya que estaban hechas con una fidelidad pasmosa y parecían de verdad, pero eso se le fue de la mente cuando su mirada se cruzó con los ojos más increíbles que había visto en su vida, eran grandes, de un precioso verde azulado, casi aguamarina, fue solo un momento, pero supo que tenía que conseguir un beso de esa chica como fuese.
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De casualidades está el mundo lleno [Hiatus]
FanfictionUna relación que comienza de una forma un tanto confusa, ya que Elsa no recuerda el primer encuentro que tuvo con Anna. Pero, ¿y si aquél encuentro en esa fiesta no fue el primero que tuvieron? Elsanna. AU. El contenido puede ser un poco duro de dig...