"Luna nueva, nuevo amor" //Capítulo 6

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De camino a Aberdeen, llegando apenas a los rumbos de Bridgewater quedando unas 8 horas aún de recorrido va George ya cansado y tenso de tanto manejar en en su auto pero decidido a atentar contra la vida de William y la de su familia (como lleva planeando ya hace tiempo una vez llegando a su destino) disminuyendo lentamente la velocidad de su auto a la vez que talla uno de sus ojos con su mano, tal vez en su intento de hacer más nítida su vista, hace una parada rápida sobre Western Way, en su primera oportunidad de encontrar un lugar frenó de golpe, provocando que las llantas derraparan apenas unos centímetros, a lo que un conductor que iba detrás de George, reaccionó tocando fuertemente el claxon de su auto, George bajó el cristal de la ventana y le gritó insultante a aquel hombre:

-¡Así lo hago yo! -El conductor no dijo nada pero dejó una expresión de disgusto, siguiendo su camino, dejando atrás a George, limitándose solamente a mirarlo con coraje a la vez que se alejaba, su mente volvió a lo que tenía que hacer, sacó su teléfono móvil de su saco café, llamando a Arthur, ansioso dice repetidamente:

-Contesta, ¡contesta! -George miraba impaciente por el parabrisas del coche exaltándose un poco, sintiéndose frustrado por la tardía respuesta de Arthur que a su vez se encontraba en su casa, tomando un descanso en su sillón dormido, escuchó sonar el teléfono que estaba a un costado de él, contestando aún sin estar en completa sintonía, aunque extrañado por ser George quien le llamaba, pues tenía un par de semanas sin saber nada de él y contestó con una ligera preocupación que se hacía aún más intensa al compás de las palabras de George:

-¡Señor George! ¿a que se debe su llamada? ¿algo que pueda hacer por usted? -Arthur volteando su mirada a su televisor donde se dejaba ver un reportaje acerca de una asesina serial francesa que mató a 8 hombres en la década de los 80 mirándolo con curiosidad, asombrándose cuando escuchó que a uno de ellos lo asesinó de manera brutal:

-¡Castrado y decapitado! -dijo en voz baja, en ese momento George se dejó escuchar, ahora estando la atención de Arthur en George:

-¡Necesito que tomes el vuelo más próximo a Aberdeen y llames a cada hotel de la ciudad preguntando por Joseph ¿entendido?

-Sí señor, así será

-Bueno, pues en cuanto sepas en donde está Joseph, te hospedas en el mismo hotel que él, -George hizo una pausa y reanudó en tono imponente:- prepárate ahora mismo con lo que consideres necesario y de inmediato te diriges al aeropuerto de Plymouth, cuando lo encuentres me llamas por este mismo número y entonces hacemos nuestra jugada

-¡Su magistral jugada, señor George! -George suspiró en señal de satisfacción y le dijo:

-Así es.. ¡ya sabes cual es tu deber ahora!

-¡Claro señor! ¡sus deseos son órdenes, ahora mismo salgo hacia Aberdeen y verá que conmigo si tendrá resultados rápido -Arthur asintió con una cara de satisfacción al saber que estaría por ayudar a George, colgó el teléfono y se paró del sillón a buscar su maletín en el que tiene el suficiente dinero y un poco de ropa, mientras buscaba se decía Arthur a sí mismo:

-Joseph, Joseph, a ver si tus alas de mariposa te dejan volar y escapar de la que te espera -Arthur encontró y tomó el maletín dirigiéndose a su puerta tomando uno de sus abrigos del perchero que está a un lado de esta saliendo sonriente para subir a su coche y maldiciendo a Joseph:

-Te voy a encontrar y una vez que te tenga frente a mi, no saldrás vivo - Arthur miró con coraje hacia el cielo, subiendo a su auto para ir al aeropuerto de Plymouth compartiendo las mismas intenciones de George.

...

Después de Arthur haber partido hacia Aberdeen y George retomado su camino con el mismo destino al momento una tensa situación se tornó para William y los suyos, escribiéndose un nuevo destino para Dave, Ava y Joseph sin estar preparados para lo que estaba por desencadenarse, pero un sentimiento de peligro ya rondaba por la conciencia de William, sentía que algo no estaba bien: -¿sería una buena razón para preocuparse por aquella nota? -pensaba William que después de haber pasado una pesada jornada laboral descansaba en su cama con las luces prendidas, recargado sobre la cabecera toma un té que aún caliente empañaba los cristales de sus anteojos al mismo tiempo que leía "The Bleeding Heart" de Marilyn French, entonces le llegó de nuevo el recuerdo de aquella carta, pensó en voz alta:

El día antes de que llegaras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora