Me desperté por culpa del estruendo del despertador, desorientada y con decadencia me incorporé para perder un año mas en aquella cárcel llamada comunmente universidad, abrí el armario y empecé a ponerme unos vaqueros helados cuál mañana de diciembre y una camisa a cuadros que estaba algo arrugada pero me daba igual, me puse mis deportivas negras y recogí la mochila para afrontar otro dia más, al abrir la puerta de la habitación, mi camino fue cortado por mi hermano gritando de buena mañana que no llegaba a coger el autobús, cuando mire la hora me di cuenta de que o cogía el autobus o no llegaba, aunque a mi me daba igual llegar tarde, al bajar las escaleras lentamente pude entrever a mi madre haciendo el desayuno y a mi padre leyendo el periodico mientras se quejaba de todo, desayuné en silencio y me dirigí a la puerta esperando que alguno de mis padres me deseara un buen día o se despidiera de mí, y al ver que no hacian ni el amago de alzar la vista simplemente avance por el umbral y me dirigí a la parada del autobus, me puse los auriculares, y ahi comenzó la mejor parte del día cuando me aislo completamente del mundo y solo existo yo y mis melodias.
Al subirme al autobus tuve la suerte de poder sentarme en un sitio el cuál no habia nadie, seguía mirando por la ventanilla hasta que en una parada subió un chico que se puso a mi lado, lo mire con indiferencia y segui a lo mio hasta que me di cuenta por el reflejo del cristal que me estaba observando atentamente inquieta le pregunte que hacia y el chico misterioso solo sonrio y miro hacia delante, no hice caso y me baje en la calle más próxima a la universidad, caminaba con cierta prisa ya que tenia la impresion de que alguien me seguía, sin hacer caso a lo que tenía enfrente, me tropecé con tan mala suerte de caer en un charco ya que el día de antes había llovido, cansada y agobiada hice caso omiso a lo sucedido y seguí adelante con toda la discreción que podía, cuando escuché a alguien atras mio mofandose de mí, al girarme furiosa, me lleve una desagradable sorpresa al ver que era el mismo chico que el del autobús, pidiendo disculpas entre risas me ofreció su chaqueta como ofrenda, la acepté para tapar la mancha de mis pantalones ya que no me daba tiempo ir a mi casa a cambiarme, el chico en un vano intento de entablar una conversación me preguntó por mi nombre presentandose primero como la mala persona que se rie de chicas cuando estas tropiezan también llamado Ángel, siguió insistiendo las dos próximas calles hasta que hartó mi paciencia y desvele mi nombre, y con cara de asombro que paso a risa poco despues dijo que su gata tambien se llamaba Sara y yo solo notaba como la puerta de la universidad se alejaba más y más como si el destino quisiese que hablase con aquel extraño.
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Solo una más.
Teen FictionLa historia nos pone en la vida de Sara, una vida gris hasta que conoce un chico que le cambiara la vida por completo, y mientras transcurre su historia de amor, también nos contara los problemas y ña vida de los que la rodean