Que lento pasa el tiempo

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Al fín llegué a ese gran portón, se me había hecho eterno por fin me pude despedir y seguir a lo mio, me sumergia en unos interminables pasillos hasta que al fondo pude ver la puerta del salón de actos, lugar donde iban anunciando las diferentes clases, me senté allí esperando mi turno hasta que por fín me nombraron y parece que mi mala suerte continuaba ya que me habia tocado otra vez con Ángel, al verme se sorprendió y entre risas dijo que ya me estaba echando de menos, seguí al profesor hasta llegar a unas escaleras que conducían al segundo piso, lugar donde se encontraba mi aula.

Tome asiento y por suerte Ángel estaba dos asientos delante mio y cuando por fín todo se normalizó a mi lado esta una chica pelirroja, bajita y parecía amable, aunque tampoco es que quisiera hablar con ella y a mi otro lado habia un asiento vacío, antes de que volviese de mis pensamientos el profesor ya me estaba llamando la atención, ya que no le contestaba.

Entonces noté que alguien tiraba de mi brazo, no era otra que la chica pelirroja que me estaba haciendo señas de que el estaba agotando la paciencia del profesor y antes de volver a mirarla, dije mi nombre para pasar aquella situación tan tensa, cuando siguió con la lista, me giré para darle gracias a la chica y antes de decir palabra ya se estaba presentando por el nombre de Marta, le di las gracias y no me pareció tan mal hablar con ella así que me dispuse a pasar las horas con la única amiga que tenia hasta entonces.

Del aula nos fuimos a la cafetería antes de volver a casa, me dijo que no era de aquí ,que no conocía a nadie y se alegraba de haber encontrado una amistad tan pronto, cuando me quise dar cuenta ya nos estaban hechando, asi que empecé mi camino a casa, Marta me acompaño dos calles hasta que nustros destinos tomaron caminos diferentes, asi que antes de despedirme me pidio mi número de teléfono para quedar, no tuve más remedio que dárselo pero quien sabe a lo mejor hasta me ayudaría en un futuro, al fín me dispuse a volver a casa, mis auriculares me ayudaron a que mi camino a casa fuese menos pesado y al volver a la realidad ya estaba enfrente de la puerta y con las llaves en la mano.

Solo una más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora