"Soledad"

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Ahí se encontraba ella sentada, viendo desde lo más alto del templo, donde reposa un faro, mirando con tranquilidad la playa, donde una pequeña morada jugaba inocentemente en la arena.

- ja... - refunfuño mientras abrazaba sus piernas - tan inocente y pura ahí jugando - desvió la mirada hacia el templo, donde garnet salía en dirección a amatista - apuesto que garnet no sospecha nada, ¿qué haría si lo descubriera? - suspiro con cierta resignación - supongo que armaría un escándalo o quizás me regañaría por habérselo ocultado, eso me metería en un problema... - se quedó pensando un instante, aquello no se le había ocurrido, aunque aún no decidía si guardar el secreto o decirle a garnet - tendría que haberle dicho a garnet apenas lo supe, pero... ¿porque estoy dudando tanto? - se había levantado mientras pensaba que hacer, bajo hacia la playa, comenzando así a caminar sobre la arena, iba tan concentrada que no escucho la voz de amatistas que gritaba con desesperación...

- ¡cuidado!

- ¡aaahh!

garnet lanzaba a amatista en forma de pelota al aire, al menos eso fue lo que amatista le intento explicar a perla, ya que cuando cayó la golpeo, ¿que si perla hizo un escándalo? vamos, no dejo de gritar lo descuidada que era amatista, callo hasta que vio que garnet se acercaba a ella, sabía que la fusion le diría algo, pero quería evitarse ese sermón, simplemente vio a amatista con cierto gesto de desagrado y se retiró del lugar sin decir una palabra más.

- ¿puedes creerlo rose? - refunfuño apenas entro a su habitación, sin mencionar de la pequeña rabieta que hizo - todo es culpa de esa mocosa - se había dejado caer de sentón en la puerta del templo, cruzo los brazos y se quedó viendo a la nada - garnet siempre defendiéndola, es como si yo no importara - se le habían cristalizado los ojos viendo a la nada, podía sentir toda esa soledad invadiéndole el pecho, expandiéndose por todo su ser, no era algo nuevo el hecho de que se sintiera de esa forma, era su soledad la que la hacía llorar, ese maldito sentir venenoso que intentaba arrancar con sus propias manos - maldición... - susurro, termino abrazada a sus piernas, solo esperando a sentirse mejor al día siguiente.

- ¿perla?

Se había quedado todo el día en aquella posición.

- ¿perla? Por favor sal.

Se le habían formado unas grandes ojeras, no había parado de llorar, paso todo ese tiempo llorando, lloro hasta que no pudo más, incluso así siguió llorando sin consuelo aparente.

- ¡perla!

Ese último grito pronunciando su nombre la hizo reaccionar, veloz miro hacia la puerta al lado suyo y se quedó en silencio, con algunas lágrimas resbalando por sus mejillas.

- ¡Se que me escuchas!

- esa voz... - dijo con la voz temblorosa, se sentía tan débil, ¿de qué otra forma se sentiría? Después de llorar todo ese tiempo.

- no sé qué hice ahora... Pero quiero disculparme.

- ¿amatista? - se dejó caer de lado con las manos hacia delante, comenzó a gatear hacia la puerta y solo se quedó escuchando frente a ella.

- lamento haberte golpeado ayer... Tienes razón, soy muy descuidada, yo... No sé si me está escuchando, ¿que estoy haciendo? - decía amatista del otro lado de la puerta, había estado pensando en lo que paso y por una extraña razón se sentía responsable porque perla se había enojado el día de ayer, así que ahí estaba, hablándole a una puerta que no generaba respuesta, comenzó a rascar su cabeza por nervios - ¡vamos! ¡Si me estas escuchando sal! - grito con desesperación, no le agradaba la idea de solo hablarle a la puerta, después de unos segundos ya se había resignado, ella no saldría y era mejor irse, cuando le dio la espalda a la puerta escucho la puerta que se abría, amatista volteo veloz solo para llevarse una gran decepción, garnet había salido, esta ni si quiera había notado a la pequeña, hasta que simplemente miro hacia el piso.

En Silencio (pearlmethyst)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora