La prueba

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Era un día como cualquier otro en la cuidad del amor, no muy lejos de la torre Eiffel se encontraba el colegio Françoise, donde estudiaban nuestros jóvenes superhéroes.

Como era de costumbre Adrien esperaba a Marinette en la salida para llevarla a su casa, ya que últimamente se llevaban muy bien tanto que hasta parecían novios.

—Hola Marinette, te estaba esperando—dijo el joven abriéndole la puerta de la limosina.

—Quien te viera Marinette, yo que tú me lo comía—mencionó con una risilla Alya.

—¡Alya por dios cállate!, te puede escuchar—regaño a su amiga.

—Jajajaja amiga relájate es normal, aparte ya tienes 18, ni que fueras una niña—le dijo mientras bajaban las escaleras.

—Si lo sé, pero recuerda que solo es mi amigo–suspiro profundamente.

—De amigo a novio hay un solo paso, como crees que Nino y yo terminamos siendo novios, ¿Por obra de HawkMoth?—se quedó pensado.

—Pues...—río la azabache.

—Bueno como sea Marinette ya es hora de que des el siguiente paso si no alguien más te lo va a ganar—mencionó señalando a la rubia que estaba hablando con Adrien.

—Tienes razón, pero no sé cómo hacerlo, como decirle que me gusta—mención algo compungida.

—No necesariamente se lo tienes que decir, demuéstraselo—le guiñó el ojo.

—¿Cómo se lo voy a demostrar?, no te entiendo—la miro confundida.

—Ay mujer en que siglo vives, es fácil, con la prueba del amor, como yo con Nino cuando nos encerraron en el zoológico—le sonrió pícaramente.

—¡¿Qué!?—grito la joven haciendo que todas las personas la voltearan a ver.

—Marinette relájate, haces que todos nos volteen a ver—la agarro de los hombros.

—Es que Alya acaso te volviste loca, como se te ocurre que haga eso—dejó apenada.

—Solo hazlo, no lo pienses, cuando estés a solas con el acércate, recarga tu cabeza en su hombro, después pones tu mano en su pierna y así poco a poco ve subiendo la intensidad de las cosas, hasta que terminen besándose apasionadamente y toda la cosa—dijo quitándole las manos de la cara a su amiga.

—No sé si pueda hacer algo así—se volvió a tapar la cara.

—Si podrás amiga ,de tan solo pensar en eso, se me antojo ir a visitar a Nino a su casa y llevarle una sorpresa—dijo con picardía.

—¿Qué no está enfermo?—cuestionó.

—Jaja no, solo lo dijo porque no había acabado el proyecto de química que es para mañana—explicó la chica.

—Oh entiendo—dijo riendo.

—Como sea, Marinette me tengo que ir, te dejo con tu príncipe azul que aguarda en el carruaje, conducido por un noble gorila digo corcel—mencionó con unos de narradora la morena.

—Esta bien, nos vemos mañana, te portas bien—le dio un beso en la mejilla.

—Y recuerda amiga es tu oportunidad,no la pierdas, aprovéchala—de su bolsa saco una bolsita y se la colocó en la mano a Marinette.

—¡Alya!—grito furica azabache.

—Yo también te quiero—dijo corriendo alejándose de ella.

 Amantes de una noche {{Lemon}}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora