Final

425 47 2
                                    

YoonGi estaba tan concentrado armando su vida con el recién llegado chico, que nunca se percató de que ya hacía más de una hora que lo observaba fijamente, primero incomodando un poco al chico, pero luego logrando entrar en confianza, lo que hizo que él muchacho comenzara a entrar en la misma situación que Min.
Ambos desconocían el nombre del otro, pero sentían una gran atracción mutua.
Ni Min ni el chico se habrían animado a hablarse, dado que ambos eran los muchachos más tímidos a la hora de intentar establecer relaciones serías, aunque en ninguna otra ocasión se habían sentido de la misma forma que lo hacían ahora.
La sensación que experimentaban era completamente nueva.
No eran las mariposas.
No era dolor de estomago.
Era un llamado desde el corazón, que emitía un resplandor despampanante, y que los guiaba directamente al otro.
Y en este caso, sus mentes no hacían nada más que estar de acuerdo con sus sentimientos, ayudándolos a proyectar sus ideales de sus vidas con el otro, provocando que las ganas de conocerse solo aumentaran a cada minuto.
Que con cada latido, pudieran sentir como se enamoraban sin palabras, sin necesidad de nada más que sus almas unidas en una, compartiendo hasta en último de sus secretos más ocultos, sus anhelos más preciados, y sus ideas más remotas, con solamente un suspiro.
Daba la casualidad, de que el mesero Kim SeokJin y su pareja, el dueño del local, Kim NamJoon conocieran a el chico y a YoonGi, aunque fuera por partes separadas.
Ambos habían estado observando detenidamente como las miradas de los dos chicos se encontraban, y se mantenían fijas una en la otra.
Esas miradas llenas de amor, pasión y sinceridad.
Definitivamente, tenían que hacer algo.
No fue hasta un rato después, que a SeokJin se le ocurrió la magnífica idea de hacer algo que seguro los juntaría.
Asustarlos.
Comenzarían con el chico, que era el más miedoso de los dos.

Luego de unos pequeños arreglos, SeokJin consiguió la araña de jueguete.
Disimuladamente la arrojó en la mesa del muchacho, quién salió corriendo y gritando de allí en cuanto la vio.
No había nada que odiara más que las arañas. Y los zombies.
Seguido de eso, repitieron el acto con YoonGi, quién reaccionó de la misma manera.
- Rápido! Hay una pequeña invasión!
Gritó SeokJin.
- Pasen por aquí, aquí estarán a salvo mientras capturamos a esos horribles bichos!
Los guiaba NamJoon.
Asustados, los dos chicos aceptaron las ordenes de NamJoon, y entraron a lo que parecía ser un deposito de almacenaje.
En cuanto estuvieron dentro, la puerta se cerró.
- Oh no! ¡Que tonto he sido! ¡Ya mismo llamo a un cerrajero! ¡Esta puerta no tiene llave! ¡No se muevan, ya vuelvo!
Gritó NamJoon.
- ¿¡Acaso... Estamos... Encerrados?!
Exclamó el chico, entrando en pánico lentamente, con la esperanza de que su amigo Nam le respondiera, pero este ya se había marchado en busca de "un cerrajero".
Al percatarse de dicha situación, YoonGi no vio otra opción que intentar tranquilizar al muchacho bonito, con quién habia estado pensando toda la tarde.
- Ya... Ya... Oye, no te preocupes! Ya vienen a abrirnos la puerta! De seguro no tardan!
Le dijo, acariciando levemente el brazo del chico.
- S.. Seguro?
- Si! Y también asegurate de que no mate a NamJoon por encerrarnos en cuanto salgamos!
- Jaja... Conoces a NamJoon?
- Si, es un viejo amigo, y tú?
- Igual yo! Por cierto, mi nombre es HoSeok. Jung HoSeok.
- Min YoonGi. Un gusto HoSeok.
- Dime Hobi! Gracias Yoon!
Terminó su frase abrazando a YoonGi, cosa que había deseado desde que había clavado su mirada en él.

- Funcionó?
Preguntó un ansioso SeokJin.
- Sip! Aquí está su llave, amor mio. En cuanto quieras los liberamos.
- Ya paso media hora, ya es tiempo!
- Muy bien princesa, haz tu trabajo!
- Lo haré...
SeokJin se retiró en dirección a YoonGi y HoSeok, no sin antes dedicar una mirada de picardía a su novio.
En cuanto abrió el deposito, no necesito disculparse mucho, ya que se encontró con un par de chicos muy entusiasmados, conversando como si se conocieran de toda la vida, y a la vez como si hicieran años que no se veían.
Enseguida comprendió, que su amor era genuino, y el más sincero de todos los del mundo.
Solo necesitaban un pequeño empujón para poder desarrollarlo a fondo.
Y SeokJin, quién no dudaba que lo aprovecharían al máximo, se encargo de dárselos.

¿Quién sabe?
Quizá tendrían una familia hermosa.
¿Que tal si él era su padrino de bodas?

Fin

¿Qué tal si? | YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora