11:50 pm

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Después de unos minutos de caminar llegamos al centro de convenciones de Dallas.

-Una de las maravillas de este lugar es que nunca esta cerrado- abrí la puerta y entramos -pase usted señorita.

-Muchas gracias caballero- soltó una sonrisa.

Tome su pequeña mano y la guié entre salas y pasillos subiendo escaleras recorriendo cada rincón del edificio ella solo reía y preguntaba a donde la quería llevar hasta que por fin llegamos.

-¿Las oficinas administrativas?- pregunto recorriendo un pequeño cuarto color crema con una par de sofás color rojo en medio, la habitación apenas si estaba iluminada por la poca luz que entraba de las ventanas que tenían una vista muy poco llamativa.

-Lo que nadie sabe de este lugar es que aquí hay otra forma de subir a lo mas alto del edificio- me dirigí una puerta delgada y la abrí por completo, dentro de la habitación de dos metros cuadrados había una escalera y en el techo una escotilla de domo transparente, subí rápidamente por la escalera y estando en el techo tendí mi mano hacia abajo donde estaba ella-Señorita.-

-Que dulce es usted caballero.-subió tomando mi mano

A pesar de no ser uno de los edificios mas altos de la cuidad este punto tenia su encanto se podían ver las luces de los faros encendidos remarcando las calles, Dallas como muchas otras ciudades de estados unidos es una ciudad inmensa con los típicos rascacielos en el centro, interminables autopistas y enormes zonas residenciales en las orillas, a diferencia de lo que muchas personas foráneas piensan, la cuidad bien podría servir para un filme de pueblo fantasma una vez pasan las seis treinta, los rascacielos la mayoría están iluminados hasta las doce en punto, podías ver la cuidad entera sin vértigo y sin sentirte de lo mas pequeño al lado de la inmensidad del pavimento.

Al llegar arriba el brillo de la luna ilumino casi por completo a la pequeña chica que me acompañaba y sus cabellos se alborotaron con las ráfagas de aire después de unos minutos de soportar los cabellos en la cara sin decir nada, se desespero y levanto las manos para recogerlo en un moño al levantar las manos las mangas de la chaqueta se levantaron dejando sus muñecas al descubierto, en la muñeca izquierda tenia marcados varios cortes y de nuevo se podía observar un punto y coma por encima de todos ellos. Al terminar de recoger su cabello se sentó en el borde del edifico con las piernas colgando y con su mano me indico que me sentara a su lado.

-Y dime, ¿como fue que llegaste a una linea de ayuda?- pregunto

-Me dan puntos extra por ayuda a la comunidad- me rasque la oreja nervioso.

-Vamos señor Bennett debe haber otra razón, una real.-

-Uno de mis mejores amigos se suicido en la secundaria, según lo que se sabia llamo a una linea de emergencia pero no lo quisieron atender porque creían que era de broma, por eso en cuanto dijeron que habría una linea de ayuda y que necesitaban voluntarios sin dudarlo lo hice, los puntos extra son buenos pero no necesarios. -

-¿Como se llamaba?-

-Will, tenia dieciséis, vivía solo prácticamente su madre nunca llegaba y sus hermanos tenían una pandilla, el decía que lo único bueno que tenia en su vida era su trasero- sonrió y metió su mano al bolsillo de su chaqueta sacando un paquete de posticks color azul y comenzó a hacer avioncillos al terminar de hacer exactamente dieciséis se levanto y comenzó a lanzarlos por los aires.

-Que cada uno de estos aviones simbolicen los años de su vida, que el tiempo termine con ellos tan rápido como lo hizo con el, que a la altura que lleguen sea lo alto que el llego y las personas que los vean sean las vidas en las que entro y dejo su huella- me dio algunos aviones y ella termino de lanzar los que tenia. -¡Por Will!- gritó. -¡Porque las mariposas de su alma hayan sido liberadas y por el punto final de su vida!

-¡Y por su gran trasero!- Grite emocionado sin saber que decir.

La chica de los avionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora