Había pasado un mes desde aquel encuentro, ese sólo había sido el punto de partida pues Craig había encontrado un placer de una magnitud inimaginable en aquel ser pecaminoso, pero con una apariencia tan celestial, Craig ya había pecado así que supuso que tener más encuentros con aquel demonio en realidad ya no afectarían a su difícil relación con la iglesia.
Craig Tucker se sentía infinitamente infeliz aun así y no era porque había roto el voto y había pecado con un ser de Satanás, no, ni siquiera porque tenía que dar su catedra y escuchar furtivamente como las madres lo ponían de ejemplo como buen comportamiento a sus hijos...
—Estas muy callado Craig— comentó aquel demonio que se hallaba en su pecho haciendo círculos con una mirada maliciosa.
Ah sí, había olvidado mencionar que acababan de follar en la iglesia otra vez... Y eso era justamente lo que angustiaba el corazón del joven padre, y no era precisamente tener sexo, eso estaba bien, eso era algo maravilloso, estar dentro de Tweek era como estar en los mismísimos cielos. Pero había un problema, Craig tenía un problema, el sólo hecho de pensar que Tweek era un demonio encargado de hacer "eso" con otras personas haciéndolas pecar, ocasionaba sentimientos raros en el padre.
—Sólo estoy pensando— respondió Craig.
Pudo notar como el rubio arqueaba la ceja con interés, pero no presionó, eso era bueno porque ¿Qué se supone que le diría? ¿Qué quería algo más que un polvo rápido y una despedida? ¿Qué quería abrazarlo toda la noche y despertar viendo su linda cara? Era justamente eso lo que le angustiaba, no sabía qué le estaba pasando, no sabía por qué deseaba hacer esas cosas con Tweek.
—No pienses tanto Craig...—tentó el demonio mientras chupaba la clavícula del moreno, jadeó, a esto se refería, no sólo quería follar, no sólo quería al demonio para ello, dios, ni él sabía para que quería tenerlo junto a él, es como si algo muy oscuro avanzará de a poco devorando la persona que solía ser.
—Tweek detente.
—Oh vamos... sé que quieres.
—No, no quiero— afirmó con asertividad el padre, Tweek sabía que cuando usaba ese tono no había manera de tentar o convencer al chico, refunfuñó molesto.
—Bien, entonces no tengo nada que hacer aquí.
No... el corazón de Craig sintió una opresión y es que ese era justo el problema, él siempre se iba ¿A tentar a otros? Mierda el sólo hecho de pensarlo lo ponía tan irritado. Craig Tucker estaba experimentando algo muy peligroso: Posesividad.
Sin pensarlo detuvo la marcha del demonio que miró con curiosidad la acción.
—No dije que quería que te fueses— murmuró el padre.
—No entiendo.
—Podríamos quedarnos y... hablar o alguna mierda así— propuso bajando su tono de voz cada vez más, Tweek rio.
—Eres raro, es la primera vez que me piden gastar el tiempo en una charla tenías que ser un padre después de todo.
A juzgar por esa respuesta Craig creyó que el demonio lo mandaría de paseo y se iría, pero para su sorpresa se colocó sus ropas (que no cubrían mucho de todas maneras) pidió un café y se sentó tranquilamente en los asientos donde sus oyentes escuchaban su sermón. Craig no pudo evitar sonreír.
Desde entonces la relación o lo que fuese que esos dos tenían había obtenido un nuevo plus, en el cual después de un sexo salvaje y desenfrenado se sentaban a charlar sobre trivialidades y temas profundos, Craig había aprendido mucho de Tweek, como que en realidad fuera del "Trabajo" y ese rollo de demonio que puede cumplir tus más oscuras fantasías, era un diablillo terriblemente nervioso y adicto al café.
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Fuego Infermal
أدب الهواةLa iglesia le había enseñado, le había enseñado a ser un hombre de bien y de alma bondadosa, no obstante, el padre Craig Tucker tenía un alma mucho más turbia de lo que se pudiera imaginar. Sólo hizo falta una llama para desatar el mismísimo infiern...