Soy un pecador

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La voz de un joven Padre llegaba a todo rincón de la iglesia, mientras que los fieles con una sonrisa y eso bello ambiente barroco que la iglesia había logrado capturar, todo esto le daba un ambiente de fervor, además las palabras "Abre tu corazón a la salvación" lo decía de un modo tan convincente que nadie pensaría que el Padre Craig Tucker era un pecador más.

Y Tweek el diablillo que se hallaba oculto en la parte de arriba entre los adornos del techo cincelado podía asegurártelo. Había pasado un mes desde el "accidente" y Craig no había encontrado manera de reparar la figurilla (O ni siquiera lo intento), lo cierto es que aunque Craig era bastante amable con él Tweek no se sentía a gusto, quería volver a casa, la primera razón era el hecho de que Damien ya debería estarlo buscando y si tenía una falla de ese nivel, lo más lógico era que lo degradaran a un círculo del infierno menor, y Tweek había trabajado muy duro para conseguir su posición en el infierno.

Pero luego encontrábamos la razón número dos y quizá actualmente la que más preocupaba a el diablillo de cabellos rubios, Tweek era un buen actor, esa fue una de las principales razones por las que hizo caer a muchos en la tentación, poniendo una voz aterciopelada un contoneo por aquí y por allá, y demostrando confianza y petulancia era el modus operandi de aquel demonio, pero en realidad él no era así: inseguro, nervioso, paranoico. Así era Tweek.

Por lo que el tiempo en el que había estado atrapado con Craig no pudo evitar sacar a flote su verdadera personalidad, aunque al principio el muchacho le hizo un poco de burla no dejo de tratarlo diferente, bueno sí, pero no para mal y eso fue lo que confundió al rubio. Craig dejo en claro que le importaba un carajo la iglesia (Así que el diablillo había cumplido su cometido), que le deseaba y no perdía oportunidad para tomarlo y follarle toda la noche, pero después Tweek ya no se iba, se quedaba ahí y Craig lo abrazaba hasta que ambos se dormían, Craig lo hacía sentir protegido, cómodo, seguro, oh mierda, Craig lo hacía sentir importante.

La respuesta de lo que le estaba pasando era obvia, pero aceptarla sería condenarse, Tweek no podía enamorarse y menos de un humano y menos de un hombre de dios. Tentarlo estaba bien, tener sexo también, pero una relación no funcionaria, y Jesús ¡Estaba tan jodido! Porque el sólo ese pensamiento racional le hacía sentir una opresión en el pecho. Tweek tenía que hablar con Craig, tenía que decirle que debía volver a su hogar antes de que las cosas terminaran mal.

Otro día en el que el sermón había concluido satisfactoriamente, Craig estaba feliz, lo había hecho bien ¿Cómo no iba a sentirse feliz cuando tenía a el demonio a su lado? Él ya estaba planeando la cena, quería hacer algo especial porque para él cada día que pasaba con Tweek era especial, tal vez una cena con mariscos pusiera el ambiente, los pensamientos lascivos no tardaron en llegar su mente, pero si algo había aprendido Craig Tucker era a disfrutar de ellos, en disfrutar de Tweek ¿Cielo? ¿Infierno? Le importaba una mierda.

—Craig— escuchó que pronunciaban su nombre, malhumorado se volteó hasta que vio a el padre Maxi enfrente de él.

Joder Tweek estaba escondido ahí.

Sí el padre Maxi lo veía querría acabar con él o algo peor y Craig sabía que él no permitiría eso, así pues, se obligó a poner su mejor sonrisa y olvidar todas sus preocupaciones.

—¡Oh! Padre ¿A qué debo su visita?

—Sólo quería asegurarme de que todo marchara bien hijo, no te hemos visto últimamente en las reuniones.

—oh— era cierto, desde que conoció a Tweek se había vuelto un ermitaño, nunca le había gustado realmente socializar, pero ¿Qué más daba ya? El rubio era todo lo que necesitaba— he tenido mucho trabajo, después de todo ahora soy el responsable de este recinto.

Fuego InfermalWhere stories live. Discover now