Año 3579, vivimos en un mundo devastado por la raza humana, hay inundaciones, terremotos, problemas de superpoblación, lo que podemos decir, una mierda, pero claro, soy solo un chico de 14 años, ¿quien me va a oír? Nadie, esa es la respuesta, piensan que soy todavía muy pequeño para opinar sobre la política, aunque la comprenda mejor que muchas personas adultas.
Voy a un colegio de educación secundaria, en mi clase hay otras 49 personas, estamos atosigados, y la mitad de ellos ni escuchan las clases, serán futuros barrenderos o enchufados, y eso si llegan a tener un empleo, y este es mi día a día.
Me levanto de la cama, la habitación esta oscura y huele a humedad, como siempre, abro las cortinas, la luz me ciega, me visto con lo primero que pille del armario, me pongo unos calcetines deshilachados y unos zapatos con una parte de la suela despegada. Llego abajo donde me pongo un cuenco de cereales con la poca leche que queda, cojo una cuchara del lavadero, ni me esfuerzo en comprobar si esta limpia, ya se la respuesta, y empiezo a comerme el desayuno. Los cereales saben a cartón, pero es lo que hay, el sueldo de mi padre no da para mucho, es un funcionario entre otros tantos y entre eso y que mi madre es adicta al lujo para mi no queda nada, es lo que hay, al menos tengo buena salud.
Una vez he desayunado voy al instituto, esta a dos manzanas de mi casa, por el camino me encuentro con mi amigo Gus, no hablo, como siempre, solo escucho las tonterías que me tiene que decir sobre lo que le ha pasado. Mientras vamos caminando por la acera a nuestro lado pasa el autobús de los de la escuela privada que hay en el otro barrio, ni se dignan en mirarnos. Llevan uniformes, van todos arreglados y repeinados, no sobrevivirían mi rutina ninguno de ellos.
En esta sociedad quien tiene dinero hace lo que quiere, los demás tenemos que esforzarnos en sobrevivir, cueste lo que cueste.
Llegamos a la escuela, Gus se va para su planta, aunque tenemos la misma edad yo estoy dos cursos avanzado, cosa que hace que los otros chicos se metan conmigo, cosa que los hace mas mediocres.
Llego a clase, mi silla esta pintada, a juego con mi pupitre, claro que yo no he sido, Alan, el “machote” de la clase me mira con una sonrisa socarrona, yo esquivo su mirada y me siento con resignación, saco mi cuaderno y espero a que empiecen las clases, a primera es historia.
Nos cuentan como se arruinó todo, claro que todo esta manipulado para que parezca que el gobierno pensaba en lo mejor para nosotros, parece que soy el único de la clase que se da cuenta de que los datos no encajan, pero ya me da igual.
Después tenemos clase de física avanzada, cosa que me importa mas bien poco, pues me quedo dormido, no es la primera vez que pasa, y los profesores ni intentan despertarme, siempre saco dieces en los exámenes, cuando me despierto a la hora de terminar la escuela, y al verme en el aseo veo que estoy entero pintarrajeado, me lo esperaba ya, al menos esta vez no me han robado mis cosas. Me limpio la cara y me dirijo a la salida, Gus esta esperando, volvemos igual, yo callado y el contando como le van las clases.
Llego a casa y subo, dejo mi mochila, acabo de ver que tiene un agujero y está pintada con una “A”, tan mediocre que deja pruebas, da igual, no haré nada, eso solo hará que se enfoquen mas en mi, entonces escucho a mi madre “Hijo, baja! Hay alguien del gobierno que quiere verte!”