Al escuchar eso me quedo extrañado, demasiado, ¿que iba a querer el gobierno de mi? No lo se, pero que tenía que bajar, eso era inevitable.
Bajo las escaleras titubeando en cada escalón, mi madre ya estaba en la cocina, imagino que habrá dejado a ese señor en el comedor, al entrar veo a un hombre alto y fornido, rubio y con los ojos azules, cualquiera que lo viera diría que es Alemán. El me mira y sonríe de manera simpática, cosa que no hace mas que acrecentar mis nervios, no me fio de el, y al parecer en mi cara se nota, pues el empieza a hablar.
-No tengas miedo, hijo- dice apacible, no deja de sonreír, me gustaría que no lo hiciera.
-¿Quién es usted?-digo sin rodeos aunque con voz insegura, me maldigo a mi mismo por tener tanto miedo.
-Soy el teniente Donovan, he venido porque hay algo de ti que nos interesa- me mira directamente a los ojos, yo noto como una gota de sudor resbala por mi frente, me armo de valor para contestar.
-¿Y qué quiere usted de mi si puede saberse?-esta vez consigo decirlo normal, aunque tengo mas miedo ahora, el ríe, yo tengo que sentarme, pues pienso que si no lo hago caeré en cualquier momento.
-Queremos tu inteligencia, muchacho- esto me desconcierta, para qué alguien iba a querer mi inteligencia, solo soy un chico subido de curso.
-¿Y para que la quiere?-acierto a decir
-Para entrenarla, en un futuro necesitaremos mentes brillantes como la tuya, y queremos apartarlas de las personas que puedan diezmarlas- esto despierta mi curiosidad, ¿Es que me van a tratar con privilegio?
-le escucho-digo solamente, y a el le provoca una sonrisa
-Pues veras, hace unos años que estamos llevando un plan llamado “La Nueva Generación”, como ya sabrás hoy en día hay muchos problemas, la superpoblación, la gran pobreza, y el deficit de estudios lo que están llevando a este planeta a la ruina.
Pero un día se nos ocurrió que llevando a las mentes mas brillantes del país a el pasado, donde estos problemas no se dan, y cuando hayan terminado sus estudios y carreras volverlos a traer para que dirijan de nuevo a esta nación a la Gloria. Y empezamos a hacerlo, y aquí entras tu, tu has sido seleccionado como uno de esos niños.
Claro que no podemos obligarte, tendrías que ser tu el que tome la decisión de venir o no-Eso cae en mi garganta como una bola de hierro candente
-Acepto- digo secamente, pues esta es mi única oportunidad de escapar de este pozo sin fondo.